“Una práctica que nace del espíritu republicano que motivó a todos los actores a respetar a las minorías, a cultivar el diálogo y la amistad cívica, y a aplicar un sano criterio pragmático alejado de dogmatismos y sectarismos que pudieran poner en riesgo la gobernabilidad y estabilidad del país”. – Cristián Larroulet-.
En la estructuración de los procesos electorales de los últimos veinte años, no obstante, la desaparición de las consignas partidistas de caracteres más o menos ideológicos. La idea de propiciar un cambio de paradigmas en la programación y ejecución de políticas públicas que generen un verdadero estado de bienestar a los ciudadanos ha sido un elemento discursivo presente en los partidos opositores que, buscando impactar en los descontentos sociales, promueven una visión de nación acorde a sus intereses.
Un elemento para destacar en la coyuntura política actual es que, contrario a lo antedicho, surge un grupo de personas ligadas al gobierno de turno, aglutinadas en un movimiento político en el que visiblemente no se conjugan ninguna de las reglas del tipo de organización tradicional en la que sus integrantes siguen líneas de subordinación jerárquica. Logrando armonizar criterios bajo el alegato de obtener que quien hoy ostenta la dirección del Estado continúe al frente del gobierno más allá del 2024 y siga cambiando con hechos la vida de los dominicanos.
Lo extraño pudiera ser, desde mi frágil imparcialidad en la observación de estos fenómenos intrínsecamente vinculantes a mis principios partidarios, es que la otrora oposición en otros tiempos fungió como principal abanderada de la propuesta de renovación de la cosa pública. Mientras que la de ahora se debate en una lucha carnal por definir quién ocupará la segunda posición en la preferencia del electorado para los comicios venideros. Lucha marcada por el transfuguismo criollo, hijo legítimo del peledeísmo en sus dos tonalidades.
Más Cambio, pudiera constituirse en el primer eslabón para la definición del proyecto reeleccionista del presidente Abinader quien, a todas luces, se perfila como la única opción oficialista para competir de manera ventajosa frente a cualquier fórmula que elija la maltrecha oposición política nacional. Fundamentado en la unidad de sus correligionarios y la visión general de que, a pesar de las rabietas de connotados condiscípulos, todos coinciden en que es la mejor carta de garantía para lograr el triunfo en las próximas elecciones.
De ahí que, miles de ciudadanos de todas las capas sociales del norte del país se dieran cita la semana pasada en el Centro Olímpico para solicitar a Luis Abinader que tome la decisión de repostularse, bajo la imperiosa necesidad de continuar generando los cambios sociales exigidos por los dominicanos desde tiempos inmemoriales. Revitalizando esas voces continuistas el escenario preelectoral y poniendo en situación defensiva a verdes y morados, unos extrayendo la mugre que supura del otro y ese otro, deteniendo a duras penas la hemorragia dirigencial.
No se sabe a ciencia cierta cómo y quién, desde dónde y por qué, ha creado esta fuerza electoral capaz de armonizar intereses en una región históricamente compleja e importante para solidificar cualquier proyecto que pretenda dirigir los destinos de la nación. Pero hay en ella unidad de criterio, voluntad de hacer, capacidad de actuar y energías para alcanzar metas. Como la de concentrar decenas de miles de personas, de condiciones sociales disímiles con un único interés. Retener el poder en manos de Abinader.
Todo indica que detrás de este movimiento hay manos económicas invisibles y poderes políticos entusiasmados con las ejecutorias llevadas a cabo por el gobierno del PRM. Una sociedad civil satisfecha con la forma de hacer justicia, un pueblo que por primera vez se siente parte del Estado, dirigido por un hombre honesto y trabajador que ha dado muestras de su amor por los dominicanos, quien “motivó a todos los actores a respetar a las minorías, a cultivar el diálogo y la amistad cívica” razón para no querer una simple reelección, sino un gobierno que siga construyendo Más Cambio.