En un reciente artículo en este mismo espacio (“Jazz, Casa de Teatro y Corpus Christi”, el miércoles 7 de junio en curso), recordaba el libro de Leonardo Padura Fuentes, “Los rostros de la salsa” (cuya primera edición data de 1997). Curiosamente, en menos de seis meses, a finales de 2014 y principios de 2015, coincidieron las ediciones de por lo menos tres libros acerca de la salsa: uno del venezolano Leopoldo Tablante, “El dólar de la salsa. Del barrio latino a la industria global de fonogramas, 1971-1999” (Colección Nexos y Diferencias; Iberoamericana, Madrid, y Vervet, Frankfurt, 2014); y dos de los dominicanos Eugenio Pérez, “La Salsa en la República Dominicana” (Editora Nacional, Ministerio de Cultura, Santo Domingo, 2015), y Alexis Méndez, “Salsa desde mi balcón. Relatos y alegatos de un melómano” (Sección Nacional Dominicana del Instituto Panamericano de Geografía e Historia, Editora Búho, Santo Domingo, 2014). A este último dedico las siguientes líneas.
Luego de la presentación de Bolívar Troncoso Morales, la introducción de Julie A. Sellers (“La banda sonora de una historia individual y colectica”) y el prólogo de Alex Quezada (“Pasión por la música, oficio de escribir”), Alexis Méndez empieza recordando el regalo que, cuando cumplió nueve años, le hizo su tío Wilfredo, cuando lo llevó a una tienda de discos de la avenida Padre Castellanos (La 17) y le compró un LP que la Fania acababa de lanzar por todo lo alto: “Canciones del Solar de los Aburridos”, de Willie Colón y Rubén Blades, el cual marcó el nacimiento de su pasión salsera.
Arrancando en ese punto de partida, Alexis nos cuenta su autobiografía salsómana al mismo tiempo que narra la historia de la salsa, sus antecedentes e influencias, su importancia y trascendencia, su impacto social, semblanzas de sus principales exponentes, sus vínculos con el merengue y con los músicos dominicanos, el fenómeno de la radio salsera, la discografía que moldeó el gusto del autor.
El libro cumple la doble función de ser testimonial y didáctico, con el plus de incluir el disfrute directo de la música mediante el código de respuesta rápida QR que permite escucharla en el celular u otro dispositivo tecnológico, originando una lectura interactiva en el contexto de los nuevos lenguajes de la comunicación.
En una de las primeras páginas del libro, Alexis nos advierte que el mismo es “una especie de adelanto de un proceso de investigación iniciado hace varios años que no se detiene, sino que pretende continuar, dando seguimiento a un fenómeno que ha permanecido en constante ebullición”.
Fruto de la continuación de dicho proceso de investigación es el segundo libro de Alexis, titulado “Vinculaciones. Miradas a la relación musical entre Colombia y la República Dominicana”, publicado en 2018.
Seguimos con el tema bibliográfico musical pues en el presente 2023 se cumplen 25 años de la publicación del “Diccionario de Jazz Latino” (Fundación Autor y Sociedad General de Autores y Editores, Madrid, 1998), escrito por el musicólogo y cineasta Nat Chediak, con la colaboración de Carlos Galilea, teniendo como editor y prologuista a otro cineasta y admirador del jazz latino, Fernando Trueba.
En sus 279 páginas, el “Diccionario de Jazz Latino” repasaba las carreras y discografías de más de 300 músicos, abarcando diversas manifestaciones del latin jazz, desde el cubob y la bossa nova hasta las fusiones del jazz con el flamenco, el tango, la cumbia, el merengue y otros ritmos de los países iberoamericanos.
Su autor, Nat Chediak, cineasta cubano residente en Miami, donde fue productor del primer programa de jazz latino en la radio comercial del sur de la Florida, “Sazón”, y donde durante años programó tres salas de arte y ensayo (Cinematheque, Arcadia y Grove Harbor) y fundó el Miami Film Festival, entre otras actividades. Ha dictado conferencias y escrito artículos sobre cine y música en diversas publicaciones. Como productor discográfico, ha ganado varios premios Grammy, tanto latinos como anglosajones. Nos visitó en ocasión del IV Congreso Internacional “Música, Identidad y Cultura en el Caribe”, dedicado al jazz desde la perspectiva caribeña, celebrado en el Centro León en abril de 2011, donde presentó la ponencia “Evolución del jazz latino: discrepancias y avenencias”.
Su prologuista y editor, Fernando Trueba es un laureado cineasta español, en cuya filmografía se destacan, entre otros títulos, "El año de las luces" (Oso de Plata del Festival de Berlín, 1987), "Belle Epoque" (9 Premios Goya, incluyendo Mejor Película, 1993, y Oscar a Mejor Película de habla no inglesa, 1993), "La niña de tus ojos" (7 Premios Goya, incluyendo Mejor Película, 1999), "Calle 54″ (documental en homenaje al jazz latino que según sus propias palabras, cito: “es mi manera de saldar una deuda de gratitud con el jazz latino, una música que me ha hecho disfrutar y me ha ayudado a vivir como ninguna otra”) y "El Milagro de Candeal" (2 Premios Goya, incluyendo Mejor Película Documental, 2005). Nos visitó en 1994 para filmar el concierto de nuestro Michel Camilo y su All Star New York Big Band, en el Anfiteatro de Altos de Chavón (lanzado en formato de DVD con el título "Caribe") y en otras dos ocasiones para presentar su película “Chico y Rita” en la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito (en el marco del Festival de Cine Global de Funglode) y en su estreno comercial en el cine Fine Arts Novo Centro.
Fernando Trueba ha dicho que su vida cambió el día que su amigo Nat Chediak le regaló un disco de Paquito D’Rivera, “Blowin”, que para Trueba fue “una revelación: allí había clasicismo e innovación, tradición y vanguardia, belleza y experimentación, todo en dosis perfectamente mezcladas”. A raíz de aquel disco, nació la pasión de Trueba por el jazz latino, la cual lo llevó a incursionar en la radio (con el programa “Manteca. La hora del jazz latino”, junto a Nat Chediak, transmitido semanalmente, de 1999 a 2003, en Radio Nacional de España) y en la producción discográfica (al fundar los sellos Lola Records y Calle 54 Records, este último también junto a Nat Chediak, responsable del antológico álbum de Bebo Valdés y Diego El Cigala, “Lágrimas negras”).
Al cabo de 25 años de su publicación, el “Diccionario de Jazz Latino” pide a gritos una nueva edición, revisada, ampliada y actualizada, al igual que otro diccionario publicado también en Madrid por la la Fundación Autor y la Sociedad General de Autores y Editores en 2000: el “Diccionario del Rock Latino”, de la autoría de los periodistas Bruno Galindo y Rubén Scaramuzzino, de la revista Zona de Obras (publicación española dedicada a las músicas de América Latina), en cuya presentación Teddy Bautista afirmaba: “El rock latino es militante, es casi un grito de guerra, y ha servido para protestar contra la guerra de las Malvinas, contra las dictaduras, contra el imperialismo o contra el inmovilismo. Ha cantado a los espaldas mojadas y a la guerrilla, a los desaparecidos y a los sin tierra, a los chicanos y a los balseros. Ha denunciado a los policías corruptos y a los narcotraficantes, a la migra y a los neonazis, a los racistas y a los intolerantes. Pero, sobre todo, se ha mezclado con el flamenco y la rumba, con el tango y la milonga, con las rancheras y los corridos, con la samba y la bossa nova, con el son y el guaguancó, con el vallenato y la cumbia, con el merengue y la bachata, con la música llanera y la andina, hasta crear un género nuevo y en permanente evolución, que, hoy día, de la mano de grupos y cantautores, se extiende sin límites, y se escucha en las emisoras o en discos y conciertos de todo el mundo”.
En sus 271 páginas, el “Diccionario del Rock Latino” reseñaba las carreras y discografías de más de 500 grupos y cantantes, entre los cuales apenas cuatro dominicanos: Uranio, Toque Profundo, Cygnus y Cahobazul. Igualmente, el “Diccionario del Jazz Latino” incluía solo cuatro dominicanos: Mario Rivera, Johnny Pacheco, Juan Luis Guerra y Michel Camilo.
Esperamos nuevas ediciones revisadas, ampliadas y actualizadas de ambos diccionarios y con una mayor presencia de dominicanos.