La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) ha sido durante mucho tiempo un pilar fundamental en la educación superior de la República Dominicana. Considero que la reciente celebración de los miembros de la Asociación Dominicana de Profesionales Egresados de Rusia, Europa del Este, Asia Central y Cuba (ADOPEREACU) subraya la importancia de la internacionalización en la formación académica. Estos profesionales han demostrado que el conocimiento adquirido en el extranjero ha sido un motor poderoso para el desarrollo nacional.

El homenaje a los ex rectores de la UASD, Maestros Julio Ravelo Astacio, Edylberto Cabral Ramírez, Miguel Rosado Montes de Oca, fallecido, y Porfirio García Fernández, nos recuerda la trascendencia de un liderazgo visionario en la educación superior. Estos líderes no solo elevaron los estándares académicos y administrativos, sino que también dejaron un legado que continúa inspirando a generaciones de estudiantes y docentes.
Los máximos academicos que han dirigido los destinos de nuestra Universidad se han enfrentado a desafíos importantes para que la Universidad se haya adaptado a los nuevos paradigmas educativos fortaleciendo nuestras alianzas internacionales y promoviendo una cultura de investigación y vinculación con la sociedad, sentando las bases a los desafíos actuales que debe enfrentar nuestra academia.

El reconocimiento a nuestros líderes profesionales es un recordatorio de que la colaboración internacional es clave para el progreso académico. Considero que la UASD del Siglo XXI debe construirse sobre los cimientos establecidos por nuestros predecesores, promoviendo una universidad que sea un referente de innovación y calidad educativa.

Honramos el legado de nuestros ex rectores, mientras nos embarcamos en un camino de transformación que garantice un futuro brillante para nuestra universidad y nuestro país. Con dedicación y esfuerzo conjunto, estoy convencido de que podemos lograrlo paso a paso.