Si tuviéramos que establecer cuál es la principal meta del ser humano en la Tierra, habría que señalar: ser feliz, que sus sentimientos, emociones y pensamientos sean agradables, o sea el equilibrio psicológico. Además, que su organismo funcione de forma adecuada, sin trastornos, logrando su mejor desarrollo, funciones vitales normales. Una vez completado lo anterior, estaría individualmente bien, pero siendo el homo sapiens una especie gregaria, necesariamente tendría que desarrollar las correctas estrategias para adaptarse de forma adecuada a la sociedad, convivencia social armónica. Todo lo anterior, unificado, podemos definirlo como Reconexión Psiconeurosocial.

Desde los albores de la civilización, surgieron las religiones. Éstas, entre otras cosas, intentan lograr restablecer el equilibrio en esas tres esferas humanas que hemos señalado. De hecho, la palabra religión que proviene del latín, se traduce como religar, volver a unir o reforzar la unión. En la medida en que se desarrolló la ciencia, impresionándonos la tecnología, se llegó a menospreciar los aportes de las religiones y consideramos que sólo necesitábamos el conocimiento científico. Así tuvimos la ilusión de que los científicos dirigirían el mundo de la forma más conveniente para todos. Basta con analizar sin prejuicios a la sociedad actual, para comprender que eso no es suficiente. Descubrimos que también los científicos son humanos, pudiendo ser egoístas o equivocarse (analicemos los enfrentamientos entre científicos en la pandemia del COVID 19).

Ciertamente el testimonio de vida de los religiosos a menudo ha dejado mucho que desear, pero no debiera utilizarse esto como excusa para no superarnos. Incluso si los demás somos en verdad mediocres, no lo tomes como excusa para serlo tú también.

Es notorio que grandes fuerzas te presionan para que no desarrolles todo tu potencial, pero también en la medida en que te impones a esas fuerzas puedes lograr superarte, adquiriendo un estilo de vida más favorable para ti y los que te rodean. Y realmente necesitamos que lo hagas.

Si no te sientes todo lo bien que quisieras, si consideras que la vida que llevas no es la que realmente se adapta a lo que en verdad eres o si no es satisfactoria tu relación con los demás, deja de echarle la culpa al “sistema”, utiliza el espejo de la meditación para que encuentres en tu interior la solución a todos tus problemas. Tu vida nunca ha estado fuera de ti.

Meditar te permite pensar de una forma provechosa, controlando tus sensaciones, pensamientos y emociones. Accediendo a niveles de tu mente que normalmente no utilizas, al menos no conscientemente.

Tu existencia depende principalmente de lo que piensas, no de: tu cantidad de dinero, prestigio, de si te dan “likes”, yates, palacios, etc. Analiza si aceptarías perder tu conciencia (tu inteligencia, recuerdos, emociones y personalidad) a cambio de ser la persona más rica del planeta.

Tu consideración de si una realidad es buena o mala, a veces tiene más peso que la realidad misma.

Pese a que Dios sea bueno y poderoso, no va a hacer nuestro trabajo, a eliminar todas nuestras dificultades o a ponernos en un lugar donde no hagamos nada, eso sería convertirnos en inútiles o inválidos. ¿Para qué darte piernas si no tuvieras que caminar?

Queríamos que nos dieran pescados, pero lo que nos dieron fue la capacidad para pescar. De nosotros depende si seguimos con sed o tomamos el agua que siempre ha estado ante nosotros.

El mejor indicador que tendrás de que estás armonizando todas las esferas o niveles de tu existencia es la felicidad. Si puedes ser feliz y los que te rodean también, seguramente estás haciendo lo que debes.

En la medida en que logramos sentirnos bien con nosotros mismos, a los demás les resulta grato estar con nosotros también. Si los demás tratan de evitarte, analiza qué reciben de ti. Hasta las abejas te buscan si eres dulce.

Tenemos que amarnos a nosotros mismos, darnos detalles que nos agraden, alentarnos cuando hacemos algo bien, no ser jueces implacables frente a nuestros errores, atender los mensajes de nuestros cuerpos, escuchar nuestras mentes inconscientes, regalarnos algo de tiempo, consentirnos. Si no logramos querernos a nosotros mismos, no podríamos querer a nadie ni tampoco ser felices.

En nuestro interior, vive una pequeña criatura que anhela recibir cariño de nuestro yo adulto. No importa si tienes poco amor para dar, procura amar y tendrás amor. Es lógico que la gente prefiera buscar las rosas y no las espinas, pero si solamente te conectas con tus espinas te será difícil dar rosas.

No importa que tan cerca o lejos estemos de nuestras metas, hoy podemos dar algún paso hacia ellas y al hacerlo nos sentimos satisfechos, aunque todavía no hayamos llegado.

Habitualmente no ponemos todo nuestro ser en lo que hacemos, cuando nuestro cuerpo, mente, corazón y actuaciones, se mantengan unificados en una sola dirección, nos resultará evidente que existe el cielo porque lo estaremos viviendo.