“No nos cansemos de hacer el bien porque si perseveramos, a su tiempo, cosecharemos”, dicen los versículos del 6 al 9 de la carta de San Pablo a los Gálatas y los considero apropiados para introducir el tema de la reapertura del Museo de la Catedral, un proyecto que adquirió fuerzas a raíz de la organización de las festividades en torno al V Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América, que era como se llamó oficialmente la celebración de 1992 y donde la ciudad de Santo Domingo ocupó un lugar preponderante.
Por la perseverancia de muchos, en el año 2011 se logró destinar la antigua Real Cárcel, situada frente al Parque Colón y al lado de la residencia oficial del arzobispo, a la exhibición de objetos de arte sacro que habían sido acumulados en la sacristía o puestos de lado cuando se habían ido introduciendo cambios en la misma catedral. Estas facilidades, de por sí mismas, ya implican un acercamiento a la historia puesto que sus diferentes usos van mostrando la evolución de las necesidades sociales. De Real Cárcel el edificio pasó a ser utilizado como teatro y como Cámara de Diputados. En un momento, uno de sus usos fue ser centro de reuniones en contra de la ocupación haitiana, ya que el edificio contiguo era la antigua casa de Diego Herrera, una de las quince primeras casas en piedra mandadas a construir por Nicolás de Ovando, pero que en esos momentos estaba siendo utilizada por el gobernador Maximilien Borgella, que se había instalado en ella.
Las visitas al Museo de la Catedral nunca lograron convertirse en masivas, hasta que llegó el mes de mayo del año 2022, cuando el museo albergó durante más de un mes una amplia y diversa representación de pinturas inspiradas en la Virgen de la Altagracia con ocasión del centenario de la coronación canónica de su imagen autorizada por el papa Benedicto XV, gesto que había sido logrado por monseñor Adolfo Alejandro Nouel.
En diciembre de ese año, con el apoyo de la Parroquia Santísima Trinidad, el museo volvió a acoger una exhibición temporal, en esta ocasión de belenes. Todas estas muestras de entusiasmo, la capacidad gerencial de Fabiola Herrera, directora del Voluntariado del Museo de la Catedral; la labor de voluntarios; la donación de personas que podían asumir hacer importantes contribuciones y hasta un financiamiento del BID han producido una museografía que exhibe el interés religioso como algo universal y su manifestación católica en la República Dominicana como una demostración particular que recorre historia, arquitectura, música, pintura y, por supuesto, objetos de liturgia.
A partir de hoy viernes 7 de junio de 2024 se puede disfrutar de una presentación que se espera sea de muy larga duración. En ella se muestran de manera muy elegante, hermosa y sugestiva los primeros pasos de la evangelización del continente. Aunque, en coherencia con los usos y costumbres de la museología actual, el nombre con el que apropiadamente se denomina esta nueva muestra es el de una “exhibición permanente”; tratándose de un edificio que tiene más de quinientos años de historia y sirve a una causa que tiene vocación de eternidad, quizás su nombre más significativo es el de “exhibición perseverante”, que nos recuerda a todos por qué fue construida la catedral a la que el museo debe su nombre.