Los distintos países del mundo han ido transitando de diferentes maneras –unos más y otros menos- sus propios caminos y creando su propia historia a través del tiempo. Sin embargo, el sistema globalizado en que vivimos hoy en día, hace que lo que pasa en un extremo del mundo tenga repercusiones al otro lado del mismo y en la cotidianidad de todos. La diferencia está en la forma en que cada cual asume la cuestión, cualquiera que fuera, de acuerdo a sus posibilidades como nación.
Un ejemplo de esto lo tenemos en el tipo de cambio de las monedas fuertes (euro, dólar), o divisas. Cuando estas monedas adquieren o pierden valor en los mercados mundiales, los sistemas económicos locales de cada país sufren alteraciones, muchas veces importantes, teniendo que comprar, pagar o vender bienes y servicios a precios no proyectados en sus presupuestos iniciales.
De igual manera sucede con los precios de cotización del barril de petróleo. Cuando este sube de precio, los combustibles derivados del mismo -los que sirven para generar gran parte de la energía mundial y mover la mayoría de los medios de transporte de carga y de pasajeros- aumentan en las distintas regiones del mundo.
Donde radica la diferencia es en la capacidad que tienen los países de cada una de estas regiones, de afrontar situaciones de esta naturaleza.
Esta diferencia depende básicamente de las condiciones sociales, económicas y en algunos casos culturales de cada nación. Los estados desarrollados o industrializados, tienen como denominador común el tener planteadas soluciones de contingencia a casi cualquier situación en torno a estos temas, combinando metodologías y recursos que traen como consecuencia un nivel de vida óptimo para la mayoría de sus ciudadanos.
Inversamente proporcionales se plantean las cosas en los llamados países en vías de desarrollo o emergentes. Los acuciantes problemas sociales, económicos y a veces culturales, se conjugan causando un empobrecimiento agudo de la población y sus condiciones de vida.
En medio de este escenario global, está el aspecto energético; la asignatura pendiente que toca a todos afrontar.
La generación y distribución de la energía para consumos distintos (domésticos, agrícolas, industriales) está asociada a dos grandes desafíos para estas sociedades: la economía y el medio ambiente.
En países cuya ubicación geográfica y clima son parecidos, se presentan contextos y necesidades socioeconómicas parecidas. La mayoría de las veces encuentran soluciones que pueden valer para unos y para otros. Este es el caso de los países tropicales, algunos de ellos en territorios insulares con características semejantes entre sí, y otros socialmente parecidos en territorios continentales que también comparten condicionantes climáticas….Seguiremos.