Siendo 2023 un año pre-electoral, se espera mucho teatro en la vida pública, más que concreciones de las reformas estructurales que han sido largamente aplazadas, en cuestiones fiscales, salud y seguridad social, seguridad ciudadana, energía, cambio climático y migración, entre otros grandes temas.

Con tres partidos en campaña prematura, los decibeles del ruido mediático subirán alto, los mensajes de las empresas tendrán desafíos para trascender y los políticos pasarán el sombrero entre los donantes empresariales para sufragar gastos de campañas cada vez más costosas.

Cada uno de los tres candidatos pretenderá lucir más nacionalista, patriota y fuerte frente a la situación migratoria de Haití, interpretando una política performativa para construir titulares en la prensa y generar impacto en las redes sociales, antes que encaminar políticas accionables para avanzar en la solución real de la problemática.

PC avista un crecimiento por encima del promedio mundial

En el aspecto económico, conviene echarle un ojo al balance de 2022 y  las perspectivas para 2023 incluidas en el informe de fin de año de Participación Ciudadana (PC), que, a pesar de ser sustancioso y breve, termina siendo engullido por los titulares políticos.

El informe de PC, emitido el 14 de diciembre pasado, incluye cifras publicadas hasta octubre de 2022, y puede ser descargado en este  enlace. Recomiendo leerlo en extenso, particularmente la sección económica, que ha contado con escasa o ninguna difusión en la prensa nacional.

Apenas arranca esta sección, destaca que la economía dominicana continuó mostrando un notable crecimiento con estabilidad, pese a la confluencia de crisis que están azotando al mundo.  “En los primeros nueve meses”, precisa el documento, “el PIB aumentó en 5.4% y se espera que al terminar el año cierre con un crecimiento de 5%, lo cual ya no sería por rebote, porque ocurre tras una expansión de 12.3 en el 2021. Esto es un gran logro, en un contexto en el cual la economía mundial solo crece al 3.2%, la de EUA al 1.6%, la de Europa al 3.1%, la de China al 3.2% y la de América Latina un 3.2%”. 

Crecen también el empleo informal y la nómina pública

Este crecimiento se ha visto favorecido por la recuperación total del sector turismo, en comparación con el crecimientos más elevados, en 2018, antes de la pandemia del Covid-19. También se destacable el crecimiento de las zonas francas, el comercio y las finanzas. En cambio, los sectores llamados productivos, como la industria, agricultura, construcción y minería exhiben tasas de incremento mucho menores que el promedio.

Congruente con esta evolución, el empleo se sigue recuperando, pues la población ocupada superó los 4.7 millones, cosa que no ocurría desde el 2019.  De esos 4.7 millones de ocupados, más de la mitad se ubica en actividades informales, “que en algunos casos no es más que desempleo disfrazado”. Según el Banco Central, el empleo informal, que estaba en 55% previo a la pandemia, se elevó al 58% en el tercer trimestre de 2022.

A juzgar por la cantidad de cotizantes en la Tesorería de la Seguridad Social, la nómina pública parece haber vuelto a incrementarse en el último año, ahora de manera abrupta, al pasar de 636,956 en septiembre del 2021 a 720, 831 en igual mes de 2022, para un incremento de 13.2%.

Inflación controlada a un costo alto

La inflación alcanzó el 8.24% anual a octubre, pero es fundamentalmente importada, pues no se aleja mucho de la reportada en EUA y en las principales economías europeas. La inflación se ha mantenido relativamente controlada en el país debido a la decisión del gobierno de mantener subsidiados la energía y los combustibles; a la contracción monetaria provocada por el Banco Central, y a la revaluación del tipo de cambio, impulsado por las remesas y a las fuertes entradas de capitales por endeudamiento público y privado.

El principal costo del control de la inflación ha sido mantener un acelerado proceso de endeudamiento fiscal, al mismo tiempo que se ha restringido la inversión pública y la provisión de servicios. En los primeros diez meses del año, la deuda del gobierno, excluyendo al Banco Central, aumentó en unos 4,815 millones de dólares, pero la deuda pública total aumentó cerca de 8 mil millones de dólares, ya que la deuda cuasifiscal, medida por los valores en circulación del Banco Central, aumentó en unos RD$163 mil millones en octubre,  como parte del esfuerzo por mantener controlado el tipo de cambio. Un resultado colateral de este esfuerzo es la revaluación de la moneda nacional en un 4.6%.

“Si bien la menor tasa de cambio tiene un indudable efecto atenuador de la inflación”, explican los analistas de PC, “también tiene sus efectos adversos, pues alguien que tiene o produce dólares para gastarlos en el mercado internacional se ve afectado doblemente: pierde 4.6% al cambiarlos por pesos, con los cuales compra 8.2% menos por la inflación. Esto estimula las importaciones y desalienta la exportación”, y es lo que explica el pobre desempeño de sectores productivos como la industria y la agricultura.

Otro costo importante de la política antiinflacionaria es el gran gasto fiscal en subsidios, que pudo haber alcanzado más de RD$70,000 millones en el 2022, dificultando el logro de la pretendida reducción del déficit fiscal por parte del gobierno. Hasta octubre, se había registrado un déficit de 61,000 millones de pesos, pero está previsto que al agregar los gastos extraordinarios de fin de año alcance los RD$225,000 millones, o el 3.6% del PIB.

“Y todo ello, sin contar que se mantiene restringido el gasto público en infraestructura y en servicios a la ciudadanía, impidiendo que el Gobierno tenga éxito en sus prometidas reformas de la policía, la salud, el agua o provocando deterioro de la seguridad ciudadana e incluso la atención de emergencia 911”.

A los economistas de PC  les “preocupa la elevación de las tasas de interés internacional, por sus repercusiones en el servicio de la deuda pública y el acceso al financiamiento presupuestario”.

“Entre el agravamiento del desequilibrio externo y no reducción del déficit fiscal”, agregan, “un entorno internacional desfavorable y las más altas tasas de interés tienden a elevar el nivel de riesgo de la deuda para los países latinoamericanos, incluyendo la República Dominicana, lo que encarecerá los nuevos financiamientos”.