Ramón Marrero Aristy nacido en 1913 en el Este profundo, región en la que predominaba el enclave azucarero de propiedad norteamericana y la ganadería, de padre ganadero, traidor a la patria ya que en 1916 sirvió de práctico al ejército invasor para perseguir a los Gavilleros que militarmente defendían la soberanía nacional.
Marrero tenía 13 años cuando el 16 de agosto/1930 Trujillo constitucionalmente asume la Presidencia de la República. Es un autodidacta precoz y genial que a los 20 años publicó su primer libro ‘Perfiles Agrestes’/1933.
De Marrero se afirma que en su juventud fue un opositor a la dictadura trujillista y que adoptó ideas socialistas marxistas. Jesús de Galíndez llegó al país a finales del 1939, en su tesis doctoral hace unas notas sobre los ‘Antecedentes del comunismo en la República Dominicana hasta 1945’, dice que para esa fecha en el país ‘ya había comunistas y procomunistas’, que ‘en un grupo de intelectuales dominicanos’ ‘era evidente el bullir de algunas ideas de visible tendencia procomunista o al menos de simpatía hacia este partido’, estos intelectuales terminarían en ‘las filas activas del trujillismo’, que para entonces la palabra comunista se usaba ‘en el sentido de antitrujillista’.
De Galíndez tuvo un buen contacto con la sociedad dominicana de aquellos días y solo encontró a una persona que le ‘habló a favor del comunismo’: el joven José Ángel Saviñón, ‘oscuro periodista’, direstor de la República, publicación que ‘poco a poco’ adquiría ‘marcado acento procomunista’. De Galíndez no pudo ‘recordar ningún otro caso de abierta defensa del comunismo’.
De Galíndez, refiriéndose al perfil ideológico político de Marrero, dice que ‘es el único caso que aún conserva cierta reputación extraña, según tenga empleos del gobierno o los pierda’.
Se afirma que hacia finales de los años treinta Aristy ‘era considerado como uno de los pocos intelectuales abiertamente hostiles al régimen’ / ‘uno de los pocos marxistas románticos’, un ‘marxista disidente clandestino’ / ‘para esos días formó parte de los pocos núcleos clandestinos entonces existentes’ / ‘de joven había sido señalado como partidario de los obreros y hasta de izquierdista’ / ‘Al igual que su amigo Inchástegui Cabral, Marrero había sustentado ideas socialistas en su juventud’. Roberto Cassá afirma que ‘Marrero había llegado a familirizase con aspectos del marxismo, y era considerado marxista por quienes lo conocían’, estima que Marrero fue ‘un obrerista simpatizante del marxismo’. Sostiene que Aristy, a diferencia de los demás autores trujillistas, ‘había tenido una formación más moderna, que incluía textos marxistas’. No obstante; Cassá afirma que ‘el fondo de su pensamiento no trascendía una motivación típica de clase media que se manifestaba en la reivindicación de lo nacional por oposición al imperialismo norteamericano’.
Héctor Pérez Reyes dice que: ‘Marrero Arisy no llegó a comunista, pero bebió en las atrayentes fuentes de Marx y Lenin’. En opinión de Orlando Inoa, Marrero Aristy fue ‘un libre pensador con ideas cercanas al socialismo’. Michiel Baud afirma que ‘no cabe duda que Marrero tenía muchas amistades disidentes y que al principio no era muy cercano del régimen’, que las ideas sociales de Marrero ‘algunos las han llamado socialistas’, que Marrero ‘empezó su carrera como un escritor independiente con simpatías socialistas’.
Andrés L. Mateo estudia la ficción literararia / la narrativa de Marrero y encuentra que en Aristy hay un complejo pensamiento político con influencias de tres ideologías: el positivismo, el trujillismo y las ideas socialistas. Señala que al momento del ascenso de Trujillo al poder existía un contexto cultural en el que ‘las ideas socialistas flotaban en el ambiente’. Así, un grupo de intelectuales de la época ‘había hecho fama cultivando las posiciones socialistas antes de entrar al trujillismo’, entre ellos Marrero Aristy’. Según Mateo las ideas socialistas se difunden ‘en medio de una fuerte oleada de literatura social proveniente de la influencia de la Revolución Rusa’, esa influencia ‘marcó la prédica abigarrada de Paladión’, agrupación literaria que tuvo una ‘prédica abiertamente socialista’: ‘Marrero provenía de una oleada de intelectuales que se preñó de la literatura socialista que puso a circular en el mundo el triunfo de la Revolución Bolchevique’.
El intelectual Héctor Incháustegui Cabral, al igual que Marrero, también ‘entró al trujillismo con la aureola de socialista’. Según Mateo, Balsié y Over son obras que ‘articulan la comprensión histórica del oprimido, y hablan en su nombre’; en ambos textos hay reminiscencias socialistas, opina que en Aristy hay un ‘dibujo iniciático de socialismo’ y que el enfoque de Marrero sobre el campesinado es un producto de ‘su pasado socialista’.
El tirano afianzó su régimen en el principio ‘conmigo o contra mí’. De cara a esa realidad los intelectuales socialistas, que ‘casi en su totalidad’ eran ‘pequeños burgués’, transformaron ‘ese furor en esfuerzo intelectual’ en ‘legitimación de la dictadura, y en exaltación nacionalista’. Frente a Trujillo los indiferentes y/o adversarios tenían cuatro posibilidades: el silencio absoluto (Caso, Américo Lugo), la cárcel, el exilio o la muerte, bajo esa tesitura los intelectuales recibían fuertes presiones para que se adhirieran a la dictadura.
La conversión de Marrero al trujillismo es un caso único e inverso; único porque Aristy no se enfrentó a la disyuntiva que imponía el régimen dictatorial ‘conmigo o contra mí’, e inverso porque, por increíble que parezca, fue Marrero quien decidió conquistar a Trujillo: ¿Cuál fue la circunstancia humana que llevó a Marrero al Trujillismo?
El dato biográfico crucial que explica el paso de Aristy al trujillismo es que, trabajando como bodeguero del Central Romana, Marrero sufrió una profunda crisis económica y existencial. En el batey la explotación era de tal magnitud que para el bodeguero representó vivir en el mismo infierno: ¡Y dicen los curas que el infierno está por ahí! Esta fue la causa eficiente del paso de Aristy al trujillato. En la trayectoria intelectual y política de Marrero Aristy este fue un momento traumático y decisivo ya que determinó el norte que seguiría su vida, su pensamiento político y que terminará con su integración al aparato político, burocrático e ideológico del trujillato.
En carta enviada desde el batey a su amigo Secundino Gil Morales (Don Cundo), rico terratiente de La Romana, solicitándole auxilio económico para escapar del infierno (el batey) Marrero revalará la gravedad de su ‘crisis de conciencia y estallido nervioso’:
Mano Cundo: El mundo me da vuelta y nuevamente como que me viene encima. Siempre estos desagradables días de invierno empeoran mis males. Hay muchas razones: Noche-buena -léase calamidades, amarguras por escasez de dinero, el insulto de los que pueden haciendo alarde de su abundancia-, el airecillo este que invita a todo, menos a la alegría; mi temperamento vagabundo, mi costumbre de andar para un lado y para otro, mi ausencia de capacidad para cazar dinero en cualquier forma.
Así, en estos días, todo se me agudiza: desde la inconformidad y la necesidad, hasta la neurastenia y el deseo de volar. Pasamos una pésima Nochebuena. Ya no podemos soportar la plebe donde vivimos. Es preciso abandonar ese lugar. Cualquier parte decente cuesta como mínimo $40.00. No los puedo pagar, porque ahora no puedo repetir la historia de salir despedido de un hotel. El sueldo -como todo sueldo pequeño- está maldito. Yo tengo que moverme dentro de un ambiente que me exige una representación que no puedo sostener. Los otros la sostienen fajando, esgrimiendo el sable día y noche.
Mi mujer come mal, sigue flaca, no tiene aspecto de mejorar. Veo todos los días el cuadrito y siento que algo me sube. No es que ahora quiera abandonarlo todo, sino que tengo derecho a buscar otros medios de vida, sobre todo ahora que tengo fuerzas. Esa teoría de esperar, esperar, en una tierra como esta, donde las aptitudes de los hombres valen menos que cualquier fruta podrida, no es aplicable a un individuo que sepa ver las cosas. He resuelto, súbitamente, salir de aquí.
Oye: en Macorís hay una goleta que lleva a Curazao por $10. Un pasaporte cuesta ocho. Un viaje a Macorís a arreglar mis asuntos $2.00. Le estoy escribiendo a Grisco. He pensado en que él me envíe $20. Tú me envías $20. Yo reúno aquí $20. La mujer se quedará donde Dios quiera y como Dios quiera (cualquier día que yo quede sin empleo sucederá lo mismo). Yo me voy a Curazao y de ahí paso a Venezuela. Allí hay trabajo y dinero. Lo demás corre por mi cuenta. Lo primero que encuentre se lo mando a la mujer. Con lo segundo mando por ella.
Esto te parecerá una fantasía, pero ninguna fantasía tan cruel como esta que estoy viviendo aquí. Yo estoy decidido a no progresar a la manera dominicana. No haré eso aunque me cueste lo que me cueste. Ya para ensuciarse de mierda es suficiente. Soy muy joven y no tengo intereses ni familia. Por comida y trapos no se puede vender la conciencia.
Le dije esto a la mujer y se ha quedado un poco aturdida. ¿Qué hacer? Cualquier día me quedo sin empleo y ocurrirá algo peor. Quiero irme. Dile esto a Luis y escríbeme para que organicemos el asunto, pues no quiero tocar el dinero hasta que no sea para irme. Ramón. Diciembre 26 de 1938. Fuente: ‘País Cultural’. Revista del Ministerio de Cultura. República Dominicana. Julio/2017.