Un resplandor cargado de ilusiones por construir un mundo mejor, recorrió el planeta luego de consolidarse la Revolución de Octubre y establecerse el primer Estado socialista del mundo.
Sobre la base del Marxismo Leninismo y los principios y fundamentos del Materialismo Dialéctico e Histórico, este resplandor sucumbió a sus 74 años de edad.
Este planteamiento emancipador de la humanidad, encontró tanta aceptación entre los hombres y mujeres del planeta que dividió el mundo en dos, los que estaban a favor y los que estaban en contra.
Los que estaban en contra contaron con el amparo y liderazgo de los E.E.U.U. y el poderío económico que le otorgó la geografía al término de la II Guerra Mundial que le protegió de que ni un proyectil de revólver cayera sobre su territorio. Su Complejo Militar Industrial y su colosal economía que lo impulsaron a convertirse en la primera potencia militar e industrial del mundo se opuso con todas sus fuerzas y recursos para que este ensayo pro-humano fracasara, hasta que finalmente lo lograron sin tener que prender un palillo de fósforo.
Desde que en aquella famosa asamblea nacional de la Primera Constituyente de Francia, proclamada el 9 de julio del 1789, una vez triunfante la Revolución Francesa, en que los delegados simpatizantes de la igualdad social, el bienestar común, el pluralismo y justicia social se sentaron de la mitad hacia la izquierda y la otra mitad, de lado derecho, fue ocupada por los nacionalistas conservadores y autoritaristas antidemocráticos, desde ese entonces la “izquierda” se relaciona con los simpatizantes del cambio social y la “derecha” con los opuestos a los cambios sociales.
En la izquierda se agruparon un arcoiris de tendencias, desde conservadoras de izquierda hasta la ultraizquierda. En este espectro teníamos a la izquierda formal, es decir, a la Marxista-Leninista o para simplificar, a la comunista. La caída de la Unión Soviética dejó un enorme vacío que la llamada izquierda formal (por decirlo así) no supo manejar y cayó vencida por la agenda 20-30, derechizándose.
Hoy en día estamos ante un nuevo mundo, uno multipolar, al que esa izquierda húmeda y rancia se resiste a apoyar. Vladimir Ilych Ulyanov, Lenin, estremeció al mundo y lo cambió. Hoy, otro ruso y otro Vladimir, lo está cambiando de nuevo. Ambos sobre la base de construir un mundo mejor para la humanidad y eso no lo han aquilatado los ojos vendados de esa izquierda anquilosada a la cual pertenecimos.
Con Vladimir Vladimirovich Putin, los viejos paradigmas se han remozado y han surgido nuevos que propugnan por un mundo plural, de derechos, de construcción de una vida mejor para la familia y la sociedad, un mundo de rescate del ciudadano y el amor y la defensa de la Patria. Gracias a Putin, esa enorme Patria que salvó al mundo del Fascismo se levanta de nuevo contra él, y nos enseña el camino a seguir, nos señala al enemigo común y lucha contra él, y en las llanuras de Ucrania se está librando una lucha a muerte entre el viejo orden usurpador y el nuevo orden redentor.
A esa izquierda derechizada, le cuesta mucho creer en Putin y todo el staff que dirige hoy al país más extenso del planeta, esa izquierda que le hace el juego a la agenda 20-30 se ha quedado en la insignificancia, en el absurdo mundo de la indigencia ideológica.
No le resto mérito al Partido Comunista Chino, que supo entender e interpretar el materialismo dialéctico introduciendo las reformas vitales en la construcción del bien común y que esa izquierda traicionera le acusa de ser capitalistas, que no comprendieron que el Socialismo no se alcanza por decreto ni por las armas. Por las armas se puede conseguir el poder, pero si éste no se administra con sabiduría no se consiguen los cambios económicos y sociales que determinan el modo de producción o bien, el rumbo de una sociedad. Salve a esa dirección china que ha sacado de la pobreza a un billón de ciudadanos. Salve a esa dirección china que a colocado a su nación como la primera economía mundial.
Deshonra a esa izquierda que se aferró a un ideal endeble despojado de una base dialéctica. Deshonra de esa izquierda ahogada en la agenda 20-30. Deshonra de esa izquierda avergonzada de sí misma.
Hoy en día izquierda es todo lo que se oponga al fascismo y a quienes lo promueven, izquierda es todo el que afecte los intereses imperiales de las grandes potencias y sus lacayos oligarcas nacionales. Izquierda es todo el que defienda a su pueblo y a su Patria. Izquierda es todo el que esté a favor del bienestar y la justicia social. Hoy Izquierda es todo aquel que ame la paz y la hermandad universal.