Un gráfico lleno de pura maldad como éste es posible que se tenga listo para el intercambio de morteros estadísticos en la brutal campaña electoral en que ya estamos inmersos. Trataré de poner agua a la pólvora del proyectil para beneficio de un debate económico menos manipulador con fines políticos.
En la tabla se está comparando el costo de la canasta básica por quintiles y regiones geográficas para cuatro fechas: agosto 2016, agosto 2020; septiembre 2020, octubre 2023. El costo al que la recibió el presidente Danilo Medina del presidente Danilo Medina; el mes que le corresponde al final de su segundo mandato; el primer y mes más reciente de los que les corresponden al presidente Luis Abinader.
Al inspeccionar las variaciones del costo entre las fechas, tanto para la canasta Nacional como en cada quintil o región, se nota que el pasado mandato del PLD logró en cuatro años un aumento menor que el provocado por el PRM en sus primeros tres años. En la canasta Nacional el aumento es tres veces mayor ahora que en el gobierno anterior; en el grupo de los más pobres el aumento con “el cambio” supera casi seis veces al de la segunda parte de “lo que nunca se ha hecho”; y en todas las regiones los aumentos de ahora superan el anterior entre seis y diez mil pesos.
En la gráfica de barras se muestra la evolución del costo de la canasta básica para los más pobres en esas cuatro fechas. Las verdes indican el valor de la canasta en la fecha indicada y las rojas la variación en el costo entre dos fechas consecutivas. Nadie mejor que Ñoño con su famoso “¡Mírelo eh! ¡Mírelo eh!” para mostrar que los más pobres hoy tienen que pagar 11,433 pesos más que en septiembre del 2020 para adquirir la canasta básica del primer quintil; una variación mucho mayor que la de los 2,021 pesos entre las fechas que abre y cierra el pasado gobierno.
¿Y por qué la tarea de Ñoño pone al Profesor Jirafales a perder los estribos? Sencillo. En la gráfica hay una tabla pequeña que indica cual es la canasta básica de referencia para las fechas. Las tres primeras corresponden a la que tiene como base Diciembre 2010. A partir de octubre del 2020 la inflación se calcula con una nueva canasta con bienes y servicios que repiten, pero con diferentes ponderaciones, y otros que debutan (cuota de condominios) o salen al retiro (periódicos impresos).
La nueva tiene un número mayor de bienes o servicios y la serie inicia con un valor de base más alto. Para la del primer quintil, por ejemplo, el último valor de la serie anterior fue 15,110 pesos (septiembre 2020) y el valor base para la nueva de 21,512 pesos (octubre 2020). De manera que el mencionado aumento de 11,433 pesos tiene 6,402 pesos que se explican por el cambio de la canasta y no son imputables a ejecución de políticas públicas por la actual administración.
En la segunda imagen se explica mejor al incluir en las fechas septiembre 2020, pero poniendo a los dos últimos gobiernos en una comparación para el mismo número de meses. Ahora en la gráfica del primer quintil la variación entre septiembre y octubre del 2020 es la que corresponde al cambio de metodología para calcular la canasta. La comparación de peras con peras, octubre 2020 y octubre 2023, arroja que la canasta de los más pobres ha aumentado en 5,031 pesos. “Okey, pero ¡Míralo eh!, como quiera es mayor que la variación que ocurre en los últimos tres años del PLD; que ahí está, fue solo de 1,661 pesos.”
De nuevo Jirafales llamaría la atención. Ese es un debate espurio en un país donde, por fortuna, los presidentes han estado más cerca de Ludwig Erhard, redentor de Alemania con el mecanismo de libertad de precios, que Nicolás Maduro, el verdugo de Venezuela con su Ley de Precios Justos. En la canasta básica dominicana no han dominado los precios socialistas y por eso ha sido posible una oferta continua y competitiva de bienes y servicios que no existirían si fuera al revés. Pero vamos a agregar otra bendición: desde el 2004 se ha contado con un banco central que ha mantenido un compromiso con la estabilidad macroeconómica y la provisión de estadísticas oportunas para medir las principales variables económicas.
En conclusión, sin predominio de precios socialistas en ninguna de las canastas y con la jefatura del mismo gobernador en ambos períodos el “conmigo se comía más barato” es, ciertamente, botar pólvora en garza. Claro esto lo dice uno que no conoce todas las garzas que votan, que cree que todas tienen capacidad de discernir y descubrir la manipulación o dolo para inducir su preferencia electoral. En todo caso ahí está para el debate el mortero, si no lo tenían, o la sombrilla de hierro, si la cobertura todavía es parcial. ¡Gracias! ¡De nada!