Una investigación periodística, transmitida por un programa de televisión y un medio escrito nacional, publicaron hace una semana un trabajo de prensa, titulado: “Quién defiende a la Defensa Civil”. Según el trabajo periodístico “la institución está pasando por una crisis interna que afecta su funcionamiento”.

No suelo escribir en primera persona, pero como parte del equipo que dirige la institución, con treinta años vinculado al sistema nacional de gestión de riesgo, en esta ocasión lo haré.

Quiero resaltar que me siento orgulloso de ser parte de un equipo que se está proyectando de forma estratégica hacia una entidad de socorro modelo.

El periodismo es un oficio difícil de ejercer por las tantas aristas que tiene, sobre todo, porque se necesita de un agudo olfato para oler lo que se cocina detrás y las intenciones de las fuentes que ofrecen informaciones. Y saber quiénes encienden y ventilan las llamas.  No siempre las fuentes que facilitan informaciones actúan con franqueza.

Sobre el contenido del trabajo periodístico, y como ejecutivo de la Defensa Civil, puedo decir que en él hay verdades e intenciones de afectar el trabajo que realiza la gestión actual.  Es verdad que “la Defensa Civil tiene un déficit de equipos, herramientas, vehículos y uno que otro personal”; eso lo saben la presidencia, la cooperación, la gente común y profesionales del área.

Heredamos del pasado esas carencias, y al asumir la dirección del organismo, presentamos una propuesta al poder ejecutivo. La presidencia respondió positivamente y ya estamos recibiendo equipos para empezar a cerrar esas brechas. Las compras están colgadas en el portar de adquisición acorde a lo establecido en la ley.

Es cierto que tenemos situaciones de falta de equipos, pero el personal se encuentra proponiendo ideas innovadoras que, sumadas a los aportes de las pasadas administraciones, contribuirán al crecimiento de la institución.

Sabemos que exvoluntarios y elementos internos del sistema están estimulando a que se promueva una supuesta realidad inexistente, con el fin de colocar en el imaginario de la población, y un poco más allá, “que la Defensa Civil anda mal”, cuando es todo lo contrario.

Los principales defensores de la Defensa Civil son sus planes, proyectos, programas y acciones que la hicieron merecedora de reconocimientos de parte del Ministerio de Administración Pública (MAP, por cumplir con los indicadores de desarrollo sostenibles, de gobernanzas, gobernabilidad y ciudades resilientes, a los tres meses de haber asumido esta nueva dirección.  También, los números que indican un 99% en transparencia y ética por parte del Sistema de Monitoreo de la Administración Pública (SISMAP).

En ese mismo orden, las cosechas que recogeremos en el futuro como fruto de proyectos presentados a sectores de desarrollo en el campo de las emergencias, nacional e internacional, posiblemente las verán otros. Tenemos una visión de futuro y de integralidad.

Quienes defiende a la institución son los hombres y mujeres que les interesa la existencia y permanencia de la organización. El verdadero voluntariado, empleados leales y los que se desviven por este oficio que muchas veces pone en riesgo sus vidas, y siguen apostando a la institución y a sus miembros.