En esta semana hemos visto dos declaraciones importantes relativas a la educación. La primera fue del ministro de Educación, Ángel Hernández, quien dijo que la educación dominicana está estancada, algo que todos sabemos y que una nueva evaluación acaba de confirmar. La segunda, del Presidente Luis Abinader, quien dijo que “llegó el momento de que el país y todos, incluyendo los políticos y todo el mundo, dejemos la política en el sector educativo a un lado y nos enfoquemos en mejorar la calidad en la educación dominicana”

Los resultados de la evaluación educativa presentados esta semana por el MINERD muestran efectivamente que no hay avance, la mayoría de los estudiantes dominicanos no cumplen con las competencias esperadas, aunque son promovidos de curso, tanto en el nivel primario como en el secundario y en todas las áreas del conocimiento. Los resultados son peores para las escuelas públicas, la zona rural, los varones y los quintiles socioeconómicos más bajos.

Lo que no vemos por ningún lado es cuál es la propuesta del gobierno dominicano para superar esta situación. Tanto lo que dice el ministro como las declaraciones del Presidente Abinader, más bien parecen opiniones y exhortaciones, semejantes a las que llueven cada vez que salen los resultados de una evaluación. Ninguno de los planes educativos en la República Dominicana presenta metas de desempeño y parece que se proponen seguir así. Solo contiene algunas metas la Estrategia Nacional de Desarrollo y resulta que nadie la usa para regir sus ejecutorias ni para medir a los funcionarios públicos. En el Pacto Educativo del 2014 se colocaron metas y objetivos relativos a las condiciones de los docentes y de las escuelas, pero no se fija una sola meta de mejoría de la calidad, la cual sólo puede ser medida por el desempeño de los estudiantes y nunca por lo bien que estén los maestros o los edificios.

Va a seguir el gobierno con lamentaciones? Haciendo llamados a la buena voluntad? Va a seguir el MINERD rogándole a los maestros que cumplan con el deber para el que fueron contratados? Mientras, la ADP ordena a los maestros las fechas de inicio y término de las clases, días de suspensiones y huelgas, horarios de trabajo, impone condiciones en los concursos de contratación y hasta en las evaluaciones que deben realizar las autoridades, vemos al ministro lamentándose en tristes ruedas de prensa, aceptando implícitamente que el gobierno del sistema educativo no está en sus manos, implorándole a los maestros que vayan a las escuelas. Mientras tanto el Consejo Nacional de Educación se mantiene inconmovible.

El país esta hastiado de verse con impotencia entre los peores del mundo en educación, por debajo de decenas de naciones más pobres que nosotros y con menos desarrollo socioeconómico. Hace cientos de años que se inventó cómo alfabetizar a los niños y aquí todavía no saben cómo hacerlo, sobre todo a los niños pobres que asisten a las escuelas públicas, quienes parecen ser considerados los más brutos del mundo.  La impotencia esta llevando a mucha gente a hablar de un nuevo movimiento en las calles, por la educación, quizás incentivados por el hecho de que, si hubo que marchar para que algunos corruptos fueran sometidos a la justicia, con más razón podríamos hacerlo para que los niños pobres tengan acceso al pan de la enseñanza.

Me atrevo a afirmar con toda seguridad que el problema no es técnico, es político, no hay ninguna propuesta que podamos hacer que ya no haya sido planteada, todo lo que tiene que aprender un niño de primaria o secundaria está inventado y existen centros educativos privados y algunos públicos que tienen muy buenos resultados sin que hayan tenido que traer gente de fuera para que les resuelvan, solo hay que ver lo que hacen bien e imitarlos. Pero en la mayoría de las escuelas públicas ninguna mejoría se refleja en el aprendizaje de los estudiantes. Los directores de planteles, los regionales, ni tampoco las altas autoridades del ministerio pagan algún precio por su ineficacia, nunca se ha visto que sea cancelado ninguna persona en educación por no alcanzar las metas.  Tanto las escuelas públicas como las universidades que forman maestros se acostumbraron a un sistema que no beneficia a los niños, ni a las familias de escasos recursos.  El hecho de que esas familias no tengan la fuerza, la conciencia o las posibilidades para canalizar sus exigencias de una mejor educación, explica que tanto gobiernos como sindicatos los tengan como rehenes.

Al paso que vamos, este periodo de gobierno se va a sumar a todos los anteriores que no lograron los avances que se reclaman y que el país se merece. Esta visto que los dirigentes sindicales son quienes dominan el sistema, sin los menores escrúpulos, logrando incluso el milagro de ser apoyados por todas las tendencias políticas que en otros aspectos de la vida nacional nunca se ponen de acuerdo.

Las mejorías de las condiciones materiales siempre serán necesarias y hasta justas, pero solo se justifican si se cumple el fin de la educación, sin eso no puede haber negociaciones. Esperamos que las autoridades nacionales no se sienten a esperar que sea la clase media que se tire a la calle para luchar por una mejor educación, eso ya se ha hecho cuando se logró el 4%, pero todavía estamos esperando que los niños aprendan. En decenas de estudios, documentos, acuerdos, se han identificado acciones a tomar y muchas se han realizado, lo que falta es el valor para enfrentarse con la realidad de que algún costo político habrá que pagar para llevar el orden y el aprendizaje a las escuelas públicas.