La primera observación electoral internacional se realizó en la República Dominicana, por iniciativa de la Organización de Estados Americanos (OEA), en ocasión de las elecciones celebradas el 20 de diciembre de 1962, a raíz del derrocamiento de la dictadura de Trujillo.
A fin de calificar el papel del expresidente, Leonel Fernández, en los cuestionados comicios de Venezuela, del 28 de julio, conviene hacer una combinación del concepto ‘observar’ del Diccionario de la Lengua Española de la RAE, que es, fundamentalmente, “examinar atentamente”, con la definición que da IDEA Internacional al término ‘observación electoral’, citado en el Diccionario Electoral del Instituto Interamericano de Derechos Humanos (IIDH), como “recolección sistemática de información sobre un proceso electoral, con el propósito específico de llegar a una opinión fundamentada sobre la adecuación de este proceso, a partir de datos recogidos por personas u organizaciones especializadas, que no están inherentemente autorizadas a intervenir en el mismo”.
Siendo así, podemos sostener que la participación del líder de Fuerza del Pueblo, Leonel Fernández, no puede ser calificada técnicamente como una observación electoral, ya que no cumplió con los rigores establecidos, como se desprende, por ejemplo, de la extremada limitación de su participación en tiempo y espacio, reflejada en la falta de un equipo de observadores que cubriera la mayor parte del territorio venezolano y participara en las fases anteriores y posteriores a las elecciones.
Como sostiene la Enciclopedia Electoral de la Red de Conocimientos Electorales (ACE), “para garantizar efectivamente la integridad electoral, la observación internacional debe cubrir todo el proceso electoral, no sólo un aspecto en específico, como la votación o el conteo de votos. Los observadores deben tener la capacitación y formación adecuada.
Asimismo, la observación internacional no debe hacerse para apoyar interesadamente a uno de los competidores electorales. Quien acude a las elecciones de otro país como invitado de un partido político o un candidato no es más que un invitado o un turista electoral, de ninguna manera un observador electoral internacional.
Una observación electoral efectiva y confiable, aconseja la citada Enciclopedia ACE, debe cumplir con los siguientes requisitos: 1) Experiencia; 2) Periodo adecuado: tiempo suficiente para organizarse y observar las fases anteriores a la elección (registro de candidatos y electores) y las posteriores (conteo de los votos, consolidación de los resultados y la resolución de las controversias más graves); 3) Recursos adecuados: estar calificados y disponer de medios adecuados (de comunicación, transporte, interpretación), para ayudarlos a desempeñar su trabajo de manera adecuada; 4) Observadores calificados: para asegurar que su trabajo tenga credibilidad; 5) Cobertura amplia: para analizar el proceso electoral tan meticulosamente como sea necesario para poder emitir un juicio confiable; y 6) Observación a gran escala: debe cubrir todo el proceso electoral y el territorio nacional.
El expresidente Fernández sabe que es así. No es la primera vez que participa como observador electoral. Por disposición de la OEA, en su condición de expresidente, le ha correspondido dirigir la Misión de Observación Electoral (MOE), tanto en elecciones como en consultas populares.
Quienes no están informados sobre este proceso electoral, como es natural, se preguntan lo siguiente: ¿Por qué ha sido tan cuestionada la participación como observador del líder opositor dominicano en las elecciones venezolanas?
Todo empieza, con el hecho de que acudió en atención a una invitación del desacreditado Consejo Nacional Electoral (CNE), que llegó al descaro de declarar ganador a Nicolás Maduro con el improbable resultado de un boletín parcial.
Muchos consideran, con razón, que el expresidente Fernández debió declinar la invitación tomando en cuenta que su anfitrión, el CNE, además de las respectivas misiones de observación del Centro Carter y del Panel de Expertos Electorales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), únicamente acreditó observadores locales relacionados con el oficialismo y, por el contrario, impidió la participación de misiones internacionales de observación experimentadas y creíbles como la de la Unión Europea.
Por igual, muchos consideran que Leonel Fernández, del Grupo de Puebla, debió retirarse de Venezuela ante el evidente interés del CNE por su participación y la de los expresidentes Ernesto Samper y José Luis Rodríguez Zapatero, al tiempo que le impedía la entrada a Venezuela a otros expresidentes por ser desafectos al gobierno de Maduro.
No obstante el acuerdo suscrito en Barbados, el 17 de octubre de 2023, con la mediación de Noruega, para garantizar unas elecciones íntegras y una amplia y calificada observación electoral, al Centro Carter lo limitaron a una observación técnica, mientras que al Panel de Expertos Electorales de la ONU lo autorizaron solo a elaborar un informe interno para conocimiento de su secretario general.
Fue tan efectivo el bloqueo a la observación que ni siquiera el Centro Carter pudo documentar las elecciones de Maduro.