Muy poco de lo realizado en República Dominicana puede ser clasificado como Atención Primaria en Salud (APS). Desde que surgió en la ciudad Alma Ata en 1978, en esta isla, solo la PUCMM la asumió en su pensum tanto en la teoría como práctica docente. Hoy tenemos una masa de profesionales de la salud en hospitales, clínicas y centros que solo conocen esta estrategia en periódicos y manuales.
Desde la ocasión con decenas de leyes, decretos, disposiciones, modelos y manuales, ninguna nación nos iguala. Un contrasentido, cientos de dispositivos jurídicos y legales se aprobaron para regular una práctica social casi inexistente.
Incluso la pasada gestión de la Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales (SISALRIL) presentó una propuesta de masificación de la APS que se quedó en el tintero. Una iniciativa que adorna los estantes del Consejo Nacional de Seguridad Social (CNSS). Una propuesta para la implementación de la estrategia de atención primaria en primer nivel con el seguro familiar de salud.
En la atención primaria de salud (APS), la nave del Estado dominicano, perdió su rumbo. El gobierno actual tiene el reto de enderezarla. Hacerla volver al puerto de origen y zarpar de nuevo a revolucionar el abordaje de la salud poniendo primero la gente.
A diferencia de la propuesta original de la pasada SISALRIL, recomendamos, iniciar la implantación por la población asegurada del Régimen Subsidiado. Es decir, por los trabajadores de cuenta propia, con ingresos inestables e inferiores al salario mínimo, así como los desempleados, discapacitados e indigentes. Los afilados de régimen contributivo, aunque actuarialmente no estén contemplados en la cápita, es obvio que no pueden ser descartados ni rechazados ante una eventualidad.
El régimen subsidiado acumula unos 5 millones, 749 mil, 762 de afiliados (titulares/dependientes). Se cubren 1,780,112 hogares, 3.23 personas por hogar. Asegurados por las sostenibles gestiones del gobierno nacional; sean estos hogares unipersonales, nucleares, extendidos o compuestos. Con estos valores, se requieren 2,373 unidades de atención primaria (UNAP).
Es decir un centro o unidad de primer nivel cada 750 hogares. Muy mal contados, se registran 1,658 de estos módulos. En tal virtud, hay déficit estimado de 715 centros. Sabemos que esta gestión del Ministerio de Salud, ordenó un inventario, sin embargo, estos números estimados, pueden ser manejados por el presupuesto público.
Es nuestra consideración que los insignificantes 3 mil,700 millones de pesos que anualmente se invierten en el primer nivel de atención (UNAP), debieran ser elevados, significativamente. Vía el Ministerio de Salud (MSP) y su SNS, se requiere que el presupuesto de este año y el próximo 2023, haga una inversión respetable que ronde los 20 mil millones de pesos para implantar lo que denominamos “resiliencia integral” de la atención primaria.
Financieramente los montos deben estar próximos a lo sucedido en la pandemia. Igualmente, para la permanencia de este financiamiento, luego de renovados los recursos humanos, materiales y tecnológicos de las UNAP, es pertinente crear el Fondo de Atención Primaria en el contexto del régimen subsidiado, gestionado vía un convenio de gestión entre el Ministerio, SNS y SENASA, tutoreado por el Gabinete de Salud, que gesta la vicepresidencia de la República.
La atención primaria en salud debiera ser el eje central de la reforma del sector salud. Para darle un enfoque de largo aliento a las acciones de resiliencia de la APS, el Ministerio de Salud, relanza la ruta o brújula del sector salud: el Plan Nacional Estratégico (PLANDES).
Como sabemos, la Atención Primaria de la Salud fue aprobada por los países de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 1978. Una estrategia para lograr las Metas de Salud Para Todos al año 2000. Un abordaje para consolidar las habilidades y capacidades de las naciones para reducir las inequidades en salud.
La APS renovada fue aprobada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la Declaración de Astana en la Conferencia Mundial sobre Atención Primaria de la Salud en 2018. Se ratificó como estrategia para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 2030).
Asimismo este abordaje fue enriquecido por los aportes de la Declaración de Ottawa, Canadá sobre la promoción de la salud.
La APS debe ser instalada de abajo hacia arriba. Implantemos acciones de impacto inmediato en barrios de grandes ciudades con población del régimen subsidiado. Seleccionemos por concurso público, médicos y enfermeras bien retribuidos, con supervisores y promotores patrocinados y dirigentes comunitarios voluntarios.