Los Cien días, la manera más elegante de propiciar gobernabilidad y tranquilidad al inicio del gobierno. Un periodo de gracia, no para hacer y deshacer. Es para que las nuevas autoridades se adapten a la dinámica del gobierno.
Justo es, entonces, aprovechar la tregua para reajustar los programas de gobierno enarbolados en la campaña electoral.
Se recomienda, en ese sentido, contratar servicios especializados para la formulación de los planes de desarrollo del gobierno municipal. La sugerencia busca resolver dos obstáculos fundamentales.
Por un lado, propiciar que las autoridades recién estrenadas respondan a las exigencias propias de las coyunturas particulares. Por el otro, contribuye a mermar la escasez técnica propia de los funcionarios de los ayuntamientos.
La planificación señalada se diseña para un lapsus de 4 años. A partir de este se desprenden: a) el plan de ordenamiento territorial, y b) el plan estratégico de desarrollo del municipio.
Aunque, en teoría, el plan estratégico de desarrollo municipal es la sombrilla que cubre los demás planes y programas en el municipio y el gobierno local. Circunstancias adversas impiden que así sea. Pero llegaremos.
La alianza
Pactar una alianza con una o varias organizaciones, empresas, personas físicas, etc., con experiencia en la ejecución de proyectos. Que estén en capacidad de gestionar fondos de la cooperación internacional. Que manejen metodologías garantistas de la inclusión y la participación de los diferentes sectores sociales del territorio.
El propósito de la alianza radica en que los contratados se encarguen de conducir el proceso de formulación de los planes descritos arriba. El pacto puede incluir la gestión del 4% para educación, salud y género, y lo atinente al Presupuesto Participativo Municipal (PPM).
Pero cabe aclarar que género significa mucho más que mujeres.
En tal sentido, si el gobierno central y los ministerios pactan alianzas con empresas y ONG para resolver cuestiones específicas. Si las direcciones especializadas y otras instancias oficiales siguen la misma práctica para abordar servicios de su competencia.
Entonces, visto lo anterior, ¿por qué los ayuntamientos se resisten a hacer lo propio?
No obstante, las experiencias exitosas en el ámbito local no sobran, pero la lista se alarga si se mencionan todas. Entre ellas:
Mancomunidad del Río Macasia. La unión de municipios tenía como objetivo coordinar acciones para la protección del ambiente en los territorios asociados. Entre las localidades integradas están: Las Matas de Farfán, El Cercado, Juan Santiago, El Llano, Comendador, entre otras que se bañan en esta importante fuente acuífera fronteriza.
Las mancomunidades son asociaciones de municipios, ONG y empresas, instituidas para resolver servicios referentes a los mancomunados. Se fundan en la Ley 176-07, pero su reconocimiento legal se obtiene mediante la Ley 122-05 de organizaciones sin fines de lucro.
Las mancomunidades están destinadas a favorecer la gestión eficiente de los grandes problemas comunes de los municipios asociados. Inclusive, contribuir a la gobernabilidad de éstos.
La Fundación Escoba. Esta organización lleva18 años resolviendo el problema de la recogida de basura en Capotillo y el Ensanche Espaillat. Escoba tiene un acuerdo con el Ayuntamiento del Distrito Nacional desde el año 2006. Ellos recogen la basura y la alcaldía les paga una compensación por cada tonelada recolectada y entregada. La Fundación cuenta con seis camiones recolectores de su propiedad.
Fundación Solidaridad. La ONG inicio el PPM en Villa González coordinada con el Ayuntamiento y las agrupaciones locales. La metodología convirtió a Las Lagunas —nombre original de Villa González— en un municipio modelo a nivel nacional y allende los mares.
La Liga Municipal Dominicana. La institución asesora técnica de los ayuntamientos a firmado acuerdos de colaboración contractuales con decenas de empresas, academias y agrupaciones sociales. Entre ellas se cuentan universidades dominicanas y extranjeras, FEDOMU y la misma Fundación Solidaridad, etc.
Pero los ayuntamientos pueden —con derecho adquirido— solicitar la asistencia de la Liga Municipal Dominicana, esa es su función.
Espabílense, pues, al publicarse este artículo los alcaldes ya no contarán con cien días sino con noventa y uno. El tiempo se agota.
En suma, planificar requiere tranquilidad a lo interno del gobierno para que el diagnóstico sea fiable y los respectivos proyectos sean realizables. Por tanto, alcaldes y regidores deberían ponerse de acuerdo ya. Urge adelantar los éxitos de los próximos 4 años.
La gracia de los Cien días es un recurso que bien aprovechado podría amansar las avispas.