Es preocupante lo que se promueve en nuestra sociedad actual en donde se le rinde culto a lo desagradable, a lo absurdo y a lo banal, sobre todo por una parte importante de nuestra juventud. Un desafinado ruido de mal gusto oímos en la radio y vemos en la televisión. Expresiones supuestamente artísticas como el reguetón, el dembow, merengues desconectados de su ritmo que los caracteriza, llegando al punto de utilizar expresiones populares indeseables y vulgares, con letras que no dejan nada a la imaginación. Pero lo peor de todo es que muchos jóvenes creen que con esto derrumban muros de tabúes y se hacen “libres de prejuicios“ y en sus fiestecitas privadas o por paga el perico vuela por los aires.
Por qué nuestra juventud se ha banalizado y su gusto depauperado? Por qué “nada es nada y to es to´“? Por qué solo piensan en el día a día, en el bonche o en el “teteo“, por qué el afán de conseguir dinero a como de lugar aunque tengan que timar a la gente o a sus propios amigos?
Creo que estas preguntas se pueden responder con lo que ha pasado en nuestra sociedad los últimos 20 años; veinte años que significa una generación que surgió en una sociedad en donde el delito se producía a las claras, cual vitrina desde quienes nos gobernaban. Todo un partido se transformó en una banda de delincuentes, defalcando al Estado con la mayor de las desvergüenzas, y… Quienes son la mayoría de esos jóvenes que adoran el mal gusto y la banalidad, son, precisamente los hijos de aquellos que se burlaron de este pueblo robando a diestra y siniestra con la mayor impunidad o de los que se beneficiaron del clientelismo que con sus pantalones casi en las rodillas exhibiendo sus calzoncillos desconociendo que la moda surgió en las cárceles norteamericanas en donde los abusados sexualmente indicaban que estaban listos para ser “cogidos“ de nuevo.
Ellos, los jóvenes, no tienen culpa alguna de lo que hicieron o hacen sus padres, pero que se puede esperar de esos hijos, cuáles principios, cuánta decencia, cuánta honestidad, cuánta cultura en el buen sentido de la palabra, poseen. Qué lecturas habrán hecho en su vida, cuánto conocen de nuestra historia, de nuestra geografía, de nuestros escritores y de nuestros héroes. Cuáles reglas de moral y cívica les enseñaron en el hogar ya que en las escuelas no existe la materia. Qué principios les enseñaron los padres y qué ejemplo de moral tuvieron
Es indudable que al igual que los 300 nuevos ricos de los 12 años de Balaguer, la fiesta peledeísta, a costa del desfalco al erario, expandió aun más las capas medias de la población, porque la gran mayoría de ellos pasaron de ser desarrapados a ser ricos y algunos multimillonarios, pero en su afán de robar se olvidaron de la buena educación de sus hijos. Hoy nos encontramos con una generación que no respeta a los mayores, no respeta a sus padres, mucho menos a sus compañeros y amistades, solo piensan en sí mismos con un egoísmo que sobrepasa todos los umbrales. No tienen idea de lo que es la dignidad, no les interesa nuestro pasado, nuestro acervo dominicano, solo piensan en enfiestarse, en obtener y gastar dinero como sea.
Tenemos a una generación de jóvenes indolentes, un país de profesionales pobremente formados, médicos científicamente mediocres, afanados por el mercantilismo y cometiendo iatrogenias a diestra y siniestra, abogados que traicionan a sus clientes por dinero, maestros que cometen faltas ortográficas y desconocen dónde queda Madagascar, no saben cuál ha sido el legado de Eugenio María de Hostos y peor aun, no son capaces de mencionar el nombre de un solo de los poemas de Pedro Mir o en qué consistió el movimiento de la “Poesía Sorprendida“.
Nunca en este país se había utilizado a la mujer como objeto mercadológico como ahora, los productores de televisión crearon una nueva casta promocional que empezó con Corporán De Los Santos que el pueblo le llama “El Megadivismo“, luego éstas pasaron a ser chicas VIP y en la actualidad cualquier mujer bonita y de buenas formas proveniente de cualquier clase social se pone su precio, con proxeneta o sin proxeneta. Los colmadones se han convertido en centros sociales teniendo como motor el “romo“ o la cerveza y si aparece un Dubi se le da un colapso, centros automotrices a donde acudes para que te arreglen una goma pinchada y te dicen que esa goma vino dañada de fábrica para venderte otra. Bancos y financieras que en un momento dado se declaran en quiebra engañando a sus ahorrantes, un país en donde aparece un “Mantequilla“ que se hace héroe con su pirámide “financiera“ que la superintendencia de bancos sabe que eso terminará en estafa pero no se hace nada, en donde un funcionario delincuente, desarrapado ayer, declara hoy que tiene 3 mil millones de pesos y anda tranquilo por la calle. Salir en vehículo por la ciudad es una tortura pues tenemos semáforos pero el tránsito es caótico, los conductores furiosos y amargados le sacan una pistola a cualquiera que le reclame una falta, la agresividad ciudadana está a la orden del día y a cualquiera le dan un balazo porque se parqueó en parqueo ajeno. Una sociedad en que nadie confía en la policía y por el contrario, nos sentimos más seguros sin ella, porque es harto sabido que están en el pináculo de la corrupción y son los que manejan el gansterismo ratero y los puntos de droga. A cualquier carajo “padre de familia“ se le otorga una licencia para conducir y hasta para portar armas de fuego.
Cómo se salva un país así, como el nuestro, en donde la gente continúa llevando al poder a personajes que le prometen y prometen y al llegar al poder hacen lo contrario, cómo es posible que a estas alturas de nuestro tiempo las candidaturas que se mencionan para dentro de dos años sean los delincuentes de ayer y el decepcionante de hoy? Solo en una sociedad invertida, donde los valores son pendejadas de los incautos, donde la honestidad es una cualidad del pendejo, donde la palabra es puro viento y sonido y si no me das “lo mío“ no pasa tu propuesta ni te hago la diligencia.
Qué va a pasar entonces?
Para que una sociedad cambie se necesita implementar un programa de educación atendiendo a nuestras necesidades, con educadores entrenados, bien pagos y escuelas o recintos adecuados y equipados. Se necesita que las instituciones civiles funcionen en pro del ciudadano, que exista un cuerpo del orden de nuevo tipo y despojado de corrupción, con una justicia saneada en donde se instaure el imperio de la ley, en donde se le oferte trabajo productivo y digno a los dominicanos y sobre todo, que de los que manejen los destinos de la nación emane el ejemplo de lo bien hecho.
Creímos que habíamos tocado fondo con los peledeístas en el poder, pero ahora nos sentimos defraudados porque creímos en las palabras de quien llevamos al poder, creímos en sus promesas y ahora se ha montado en el carril de la reelección y ya no le importa nada, solo seguir como la cosa estaba. Estamos en un momento del sálvese quien pueda. El que se quiera ir que se vaya y los que nos quedemos aquí lo sufriremos hasta que nos muramos enfermos o una bala nos atraviese el cuerpo.
Se que muchos dirán que este es un artículo pesimista… No! Pesimista es nuestro país, pudiendo ser la maravilla del Caribe. Señores, esta isla es un regalo de la naturaleza con todas las capacidades de un continente: tiene las más altas montañas del Caribe, tiene los valles más productivos y de los más fértiles del mundo (el valle de la Vega y el valle del Cibao), tiene de las mejores playas del mundo por todos lados, tiene oro, plata, níquel, bauxista, tierras raras, etc.
Solo hay que ponerlo a producir adecuadamente y distribuir el producto de esas riquezas en todo su pueblo, sus trabajadores, sus inversionistas y de todos los que aportemos para que nuestro país supere la degradación humana en que estamos viviendo.
Pero el presidente Luis Abinader ha preferido traicionar su palabra y la confianza que el pueblo dominicano depositó en él para el adecentamiento de nuestro país. Ha preferido jugar al jueguito del dime y te diré con los más perversos delincuentes que han manejado este país por más de 20 años cuando esos gánster deberían estar presos.