Salen en blanco y negro, ensayando, con un gesto bien “We are de World”. Está Covi Quintana, Vaina la mala o algo así. Salen el style de Star Treck anunciándonos “Hace unos días un grupo de artistas… el orgullo de ser dominicano”. Y dale con el orgullo. Quise llamar a cualquiera de esos artistas y preguntarle que qué orgullo sentían en el Polígono de lunes a viernes a las 5 y media de la tarde. “Ahora que vemos salir el sol”, canta la Quintana, parece que confundiendo el sol de Capcana con el de Guachupita. “En este bello país todos somos hermanos”, canta alguien a quien no conozco y ni falta que hace. “Disfrutemos juntos el Sur y su atardecer”, rompe la voz cuasi tenórica de Eddy Herrera, siempre con esa demostración de músculos que ni Charles Atlas en su apogeo. Eddy King del Corn flake y de los suplemento naturales. Luego viene un set de artistas botoxisadas, infladas, ochenteras, uff, y no sigo para que Thaís no confirme mi misoginia. Y de nuevo Eddy Herrera, como haciendo que sus puños exploten, como si de repente salieran unos dinosaurios de su pecho, su pecho sin pelos, depilados, sospecho, como su baby face permanente, esperemos que más que el de Ninni Cáfaro. Y entonces la cámara gira, un paneo, todas las estrellas del cosmos, Ramón Orlando, Mozart, Sergio. Todo el chorro de los mismos que pontificaban con Margarita, con Leonel, con Danilo, todos los oportunistas que hasta al Congreso llegaron y le chuparon la teta hasta a la mismísima virgen, oh horror!!! “Lo mejor está por venir”, según la lectura de Macabeus 11: 45, sí, “lo mejor está por venir”. Oh el mantra Luisabinaderesco, “the best is still to come”. Veo a Kinito al lado de Covi quien está al lado de… bien cerca vaina Rosario, el Mayimbe, Milly, ¡faltó Juan Luis! Oh Dios, trágame…. ¡Faltó su deidad John Luis War! ¿Oíte!, como diría el profesor de gramática Sergio Vargas, borrando la “s”, polque la ese no e dominicana, abajo con la jodida ese, polque el lapi e conciente, y abajo con la más que jodida “s”, polque no es “consciente”, ni es “oíste”, porque los buenos dominicanos hijos de su madre tienen no son fisnos, polque en este país etaremo condenado a comelno las “s” y la “l”, si es que las otras letras no se cuidan lo suficiente. Y a partir del minuto con 34 cambiamos a la salsa, ecua jei… “esta tierra donde el verano me hace sentir, orgullo dominicano”. Atención: prohibido hablar del invierno, de añorar la nieve, a menos que se tenga algún aire acondicionado Inverter y se viva en alguna torre del Polígono o se disponga de alguna zona de descanso en la Romana. Y entonces el Alfa está junto a Mozart, pero coñazo, ¿se podría aspirar a algo mejor de ahí? Nooo, no exageren… Y Milly viene exactamente en el segundo minuto, Milly, sin Juanita, sin volvió Juanita, Milly el rostro de los dominicanos ausentes, de esa diáspora quemándose las manos haciendo chicharrones en Newark o Patterson, y al diablo que no te coja asando batata. “Qué bueno que estamos juntos” Oh nuestros divinos parásitos artistas, tumbando no sé cuántos pero sacrificándose por el país… Hasta rima. Hasta podría componerle alguna canción con esta guitarra bohemia… Oh divinos artistas… ¡¡¡Pero con Coco!!! A partir de los dos minutos 42 es el turno de los sin nombre, de los del montón salidos… “Qué bueno que ya se puede, qué bueno que soy de aquí! Pero no, ahora advierto que el imbécil que aparece no es el Alfa, es otro. ¡No es el Alfa! ¡Qué contento estoy! ¡No podía ser el Inmenso e Insuperable Alfa!!! Pero de todos modos, “qué bueno que soy de aquí”, y no japonés, por ejemplo. De ser japonés, ¡me pasaría el tiempo bregando con los sushis y nada comparable a un sancocho de quince carnes, ohhh my fair lady! O esquimal. O bosquimano. ¡Gracias a Dios por permitirme ser dominicano! ¡Abriré mi pecho y saldrán palomas! Ohhhhhhhhhhhh. Y no puedo seguir con este video. Mi pecho se abre. No tanto como el de Fefita, (aco-ché), ni como el de Eddy Herrera, ¡pero qué bueno ser dominicano!.