Después de sospechosos simulacros bélicos Putin inició en febrero su “operación militar especial” con el supuesto objetivo de “desnazificar” a Ucrania. Para esa invasión violatoria de la territorialidad de Ucrania Putin asumió como suyo el planteamiento del libro doctrinario del nazismo, “Mi Lucha” en que Hitler señaló, taxativamente: “Las fronteras entre los estados las crean los hombres y ellos mismos son los que las modifican”. Hitler partió de ese dogma para articular su filosofía sobre “der Lebensbraum” , del “espacio vital” ,que justificaba que Alemania invadiera y tomara para sí el territorio de otras naciones para intentar dominar inmensos  terrenos y recursos naturales que le permitieran acomodar la creciente población del “Tercer Reich” , cuyo reinado  duraría mil años.

 

Ese dogma expansionista sirvió como complemento de la falacia de que históricamente Ucrania formó parte de Rusia, desconociendo que Kiev existió mucho antes que Moscú. Históricamente Ucrania ha sido un “crucigrama geográfico” pero Putin proclamó la mentira de que Ucrania fue creada en el siglo XX por una errónea decisión de Lenin y que Crimea le fue entregada a Ucrania por Khruschev porque él era ucraniano.

 

Putin invadió a Ucrania creyendo que dominaría todo el país en pocos días y que podría imponer como gobernante a un títere suyo. Las cosas no salieron como él previó .Contraviniendo esos designios el presidente Zelensky lideró su pueblo para resistir patrióticamente la invasión y rechazó de plano una oferta de Estados Unidos de sacarlo del país y llevarlo a un lugar donde su vida estaría asegurada.

 

Esta contienda, remembranza del enfrentamiento de David y Goliat no ha tenido la duración de un relámpago. Por ello valdría volver a citar a Albert Camus: “Cuando estalla una guerra la gente dice: ‘Es demasiado estúpida no puede durar mucho’. Pero, aunque una guerra puede ser ‘demasiado estúpida’ eso no impide que dure”.

 

Al principio David estaba casi indefenso. Para combatir, contaba con su valentía, pero no disponía de la onda para enfrentar al gigantesco Goliat cuyas hordas arrasaron casi impunemente las poblaciones y la infraestructura de gran parte de Ucrania hasta llegar a las inmediaciones de la capital, Kiev.

 

El material bélico suministrado por occidente propició una contraofensiva que impidió que Putin implantara en Ucrania un gobierno antinacional, algo así como hizo Hitler  en la Francia ocupada, montando el incalificable “Gobierno de Vichy” encabezado por el Mariscal Petain que cambió  su rol de héroe nacional francés al vencer a los alemanes en la  batalla de Verdún  que definió la Primera Guerra Mundial a favor de Francia y los aliados, para convertirse en una marioneta colaboradora de Alemania en la Segunda Guerra .

 

Putin demandaba la rendición de Zelensky personificando, consciente o instintivamente el dictamen  de Von Clausewitz: “El conquistador es siempre un amante de la paz; desea abrirse camino hasta nuestro territorio sin encontrar oposición”.  Rusia añoraba repetir en Ucrania lo que logró en 2014 en Crimea cuando se anexó esa estratégica península con leves escaramuzas.  No se repitió esa historia y el ejército ucraniano reconquistó a Kiev y otras áreas del este y del sur que habían sido tomadas temporalmente por los rusos  iniciando la contienda.

 

Después de mucho recular Rusia anuncia ante el mundo su retirada de Jersón, en contraposición a lo dicho por De Gaulle: “En política como en el amor, hay que hacer que la retirada sea una forma de victoria”. Rusia se retira tácticamente, pero no está derrotada. Persiste el afán de Putin de convertirse en una versión actualizada de Pedro El Grande.

 

El Oso está herido, pero no muerto. Resulta sorprendente la actitud del ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigu, quien al retirarse de Jersón, la única capital regional que controlaba Rusia, encargó el 9 de noviembre al comandante de las fuerzas  invasoras en Ucrania que “comience con la retirada de las tropas y tome todas las medidas de lugar para garantizar la transferencia segura del personal, armas y equipos a través del río Dnieper”.  Enfatizó que: “La vida y la salud de nuestras tropas siempre tienen prioridad”.

 

En la “Gran Guerra Patria” en que Rusia venció a los alemanes, el mariscal ruso Zhukov fue reconocido como el más distinguido militar de esa contienda y se le atribuye haber dicho: “Si llegamos a un campo minado, nuestra infantería ataca exactamente como si las minas no estuvieran allí”. Esta expresión contrasta con lo dicho ahora por Rusia, sobre la vida y salud  de sus tropas, luego de tener que reclutar 300,000 nuevos efectivos para ir compensando las pérdidas ya sufridas en Ucrania, denunciadas en el poema “Los Novios”.

 

La guerra no ha terminado. En su momento Churchill dijo: “No es el final, ni siquiera es el principio del final, sino el final del principio”.