«Año nuevo, problema ¿viejo?» Parece que Putin, el autócrata que se hizo con lo que quedó de la antigua URSS, Rusia, quiere cambiar el refrán referente al cambio de año. En plena vigencia del primer mes del 2022 es el provocador de la movilización que puede ponernos a las puertas de la III Guerra Mundial o de una nueva Guerra Europea, por ello le llamo “buscapleitos” en el título. Lo del frío es por su costumbre de abrir un hoyo en el hielo y zambullirse en el agua gélida de Siberia…

Para documentarme, recurro a la “opinión” de Andrea Rizzi, con su artículo en El País de Madrid, del 22 de enero de este año, disponible en el siguiente enlace: https://elpais.com/internacional/2022-01-23/que-busca-putin-con-su-gran-ordago-a-occidente-claves-para-entender-la-crisis-de-ucrania.html

Postula Rizzi: “Los soldados y las armas de Rusia se acumulan en la frontera con Ucrania; inquietud y valentía laten en los corazones de los ucranios ante la amenaza de un enemigo más poderoso; la diplomacia busca frenéticamente soluciones; Europa entera está en vilo. Con unos 100.000 uniformados ya desplegados y unas reivindicaciones políticas y de seguridad que equivalen a retrotraer al siglo XX los equilibrios del continente, Vladímir Putin ha lanzado contra Occidente un órdago sin parangón en las últimas décadas.”

“En su maniobra, “el Kremlin cuenta con algunas ventajas a corto plazo (sobre todo, una disposición a actuar y sufrir para conseguir sus objetivos en Ucrania mucho mayor de la de Occidente), pero asume serios riesgos a medio plazo (precipitar un cierre de filas occidental, una reactivación de la OTAN y una inquebrantable determinación de un pueblo ucranio horrorizado a alejarse de Rusia y abrazar a Occidente, precisamente lo que Putin quiere evitar).”

Una afirmación que reconocemos todos; pero, es en los detalles que encontramos “la mala fe”.

Mapa de Ucrania. En naranja con rayas transversales, la región de Crimea. Con rayas verticales, Dónbar, provincia secesionista de mayoría rusa.

¿Cómo comenzó? Nos cuenta Rizzi: “El conflicto estalla en 2014, cuando Rusia respondió militarmente al cambio de Gobierno en Kiev. Las protestas contra la decisión del entonces presidente, el filo-ruso Víctor Yanukovich, de suspender la firma de un acuerdo de asociación con la UE y reforzar en cambio lazos con Moscú —y la indignación por una brutal represión— provocaron la caída del dirigente. Rusia, que considera un interés estratégico vital la permanencia de Ucrania en su órbita de influencia, intervino de forma semiclandestina en la región ucrania de Crimea, que posteriormente anexionó, y fomentó el separatismo en la región de Donbás, alimentando un conflicto armado que se estima ha causado unos 14,000 muertos desde su inicio.”

¿Cómo ha resurgido? Sigue explicando Rizzi, “Los factores que han disparado la tensión son el paulatino despliegue en los últimos meses por parte de Rusia de soldados y medios en la frontera con Ucrania y la publicación a mediados de diciembre de unas radicales peticiones  de la OTAN y a Estados Unidos alrededor de la arquitectura de seguridad europea. Los motivos por los que el Kremlin ha optado por esta escalada ahora son objeto de debate. Hay una lectura en clave ucrania y otra internacional.”

La clave ucrania parece ir de la mano de los juicios a jerarcas del régimen pro-ruso defenestrado y era la clave para apretar el control sobre Ucrania. Por otra parte, la clave internacional parece ser que el foco estadounidense es lidiar con China y así se enfrentaría a una Europa más debilitada por cuestiones internas. Francia comienza unas elecciones y Alemania acaba de salir de una. España tiene un gobierno de coalición que es autoridad y oposición, simultáneamente. Lo que menos aparece en la Unión Europea es eso, unión.

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Desde Quisqueya, la Bella, ¿tendríamos motivos de preocupación? Claro. Se deteriora la recuperación en Europa y no importarían los éxitos logrados en FITUR, aún con la animación de Retrojazz y Pengbian Sang, volveríamos algunas casillas atrás, por lo que deberemos mantener la calma y los oídos atentos para ver si se acallan los “tambores de la guerra” que suenan en la Europa cuasi-asiática.