Hoy comento sobre un dislate mayúsculo de un autoproclamado “educador popular” sobre el origen de los fondos para Punta Catalina y dos videos prueban la similitud de las armas de fuego con los paracaídas a la hora que se tiene que defender la vida contra salvajes cobardes que agreden en manada.

En la rutina de leer, opinar y comentar en mi red social favorita me encuentro con esta perla: Punta Catalina es un ejemplo de que inversiones públicas importantes se pueden realizar sin financiamiento; porque comparado con el monto total de la obra lo que aportaron préstamos externos fue un simple menudito. Chequeo que el tuitero se presenta en su perfil como “educador popular” y le señalo de forma decente que la famosa planta sí tuvo su componente de financiamiento. La razón es simple: es iniciada y concluida en años en que el presupuesto general aprobado para gastos del gobierno fue deficitario y, por ende, contemplaba un plan de financiamiento.  Debido a que el dinero es fungible es imposible identificar si el origen de una erogación es de tributos o préstamos.

Me mandó a informarme mejor, respuesta en que descubrí estar frente a un educador atípico, uno de esos que no se detiene a escuchar a los estudiantes o participantes, otro más del grupo de cretinos que se creen miembros fundadores del club de los omniscientes. Le repito el concepto de fungibilidad del dinero, le explico que ese tema lo desarrollé en un artículo de opinión en Acento.com.do, donde tengo una compilación de unos cuarenta sobre deuda pública y finanzas que he usado en entrenamientos de crédito público vía el Ministerio de Hacienda. De nuevo la orden para presentar datos sobre los préstamos que se usaron en Punta Catalina y añade el veneno que le cité un medio donde no hay filtro y escribe todo el mundo. Se ganó por eso que lo llamara energúmeno y le prometí que le respondería por aquí con un breve artículo al estilo “Deuda para principiantes”, como las famosas series de libros de carátula amarilla “for dummies”. Creo que basta el siguiente párrafo para que cualquiera lo entienda.

Si un padre viudo, que no le debe a nadie cinco pesos, entrega a su hija ocho mil pesos en efectivo para que compre útiles escolares y vaya al cine durante el fin de semana, esta puede decir con toda propiedad que su padre le provee educación y ocio. Pero si su papá se casa con una dama que también está libre de acreedores, que trabaja y se manifiesta con un aporte por la mitad de los ocho mil pesos, ya esta no sabe cuál de ellos está financiando qué. Cuando en La Estrella de Belén compra materiales necesita para cursos de diseño no sabe si los billetes que entrega a la cajera fueron los que aportó su padre o su madre. Lo mismo cuando compra la taquilla para el cine y el cambumbo grande de cocaleca. Con las finanzas públicas por igual. Mientras el déficit presupuestario se cubra principalmente con bonos que no tienen un destino específico toda erogación tendrá origen dual en tributos y préstamos que es imposible diferenciar (aún en los casos en que existan obras de inversión pública atadas al préstamo de un organismo multilateral). La transferencia de nómina a colaboradores públicos y la del pago del carbón para generar energía en Punta Catalina salen del mismo fondo de liquidez; llenaron tributos y préstamos. ¿No es este un buen ejemplo de esos que se conocen como un “no-brainer”?

Despachado ese miembro ilustre de las legiones de wikigenios o browserfores son paisaje en las redes, veamos el caso de dos videos que muestran la importancia de las armas de fuego para defender la vida contra cobardes que solo atacan en grupo y cuando se sienten en abrumadora ventaja.  En uno que tuvo lugar en Baní, un grupo acorrala a un hombre dentro de un colmado, uno lanza el primer golpe y comienzan todos a comerse a trompadas al individuo que cae y, ¡Oh sorpresa!, en el segundo 14 del video suena un estruendo y comienza el grupo de salvajes atacantes a dispersarse como esquirlas de granada.

El rompe grupo fueron uno o dos disparos. La persona agredida estaba armada; desde el suelo logra manipular su pistola y realizar disparos que sorprenden a sus atacantes, que salen despavoridos. Se incorpora y a partir de ese momento es el dueño del solar. Los tiros con que logró dispersar a los que iniciaron la violencia son de pura legítima defensa, el que aparenta haber hecho después no.  En el video se muestra que con cuidado chequea si el grupo está lejos del auto con que busca abandonar el lugar; sí, estaban a media cuadra, pero al salir se encuentra con uno de los más activos agresores que intenta quitarle la pistola. El video muestra que logra esquivar a su atacante, que este empieza a correr hacia donde estaba el grupo y que por la espalda parece recibir un tiro que lo desploma detrás del vehículo. Eso fue un No, Nunca, Jamás. Su vida ya no estaba en peligro de muerte, el agresor iba huyendo, probablemente ya herido con el primer disparo que sí fue en legítima defensa, y nadie más venía a impedirle entrar a su vehículo y marcharse de lugar del que salió vivo o sin heridas graves gracias a su arma de fuego. Tendrá que responder en justicia por toda muerte que provocó desde que su vida cesó de estar en peligro.

El segundo caso ocurre en New York donde un dominicano es apuñalado por unos tres individuos que portaban armas blancas. En el calor de una breve discusión el grupo decide atacar con machetes y puñales a un hombre que presumen desarmado porque esa es una ciudad con las leyes más estrictas para el porte y tenencia de armas de fuego. Los delincuentes armados, al igual que aquí en República Dominicana, saben que las probabilidades de que un civil tenga arma son casi nulas y, en consecuencia, la ventaja en el acto es para ellos que las consiguen de manera ilegal con un poco menos de complicación que comprar por Amazon con tarjeta clonada. Tres jóvenes con machetes asesinan a un adulto mayor que solo se podía defender con los puños. Su lamentable tragedia es otro recordatorio de que las armas de fuego son como los paracaídas: el día que se piensa lo importante que sería tener uno a mano para salvar la propia vida solo un milagro evitará que este sea el último de la vida terrenal. También que en todos lados hay que luchar contra el poder político que impide asumir nuestra defensa propia con armas de fuego.