La Psicología positiva es una disciplina que solo tiene alrededor de tres décadas, fue desarrollada principalmente por Martin Seligman. No es lo mismo que pensamiento positivo, ni se refiere a ignorar los problemas. Es más bien una disciplina científica que se ocupa de estudiar nuestras facultades para enfrentar de forma satisfactoria los retos de la vida; así, estudia nuestro temperamento, fortaleza de carácter, estrategias de afrontamiento, grado de empatía y resiliencia. En definitiva, es la orientación racional para buscar lo que a todos nos interesa: bienestar y felicidad.
Seligman, estableció cinco componentes esenciales para nuestra salud mental: Emociones positivas: que liberan neurotransmisores cerebrales regulando favorablemente todo nuestro ser.
Capacidad de comprometernos: uno de nuestros más poderosos recursos adaptativos.
Relaciones positivas: elemento indispensable para nuestro bienestar y salud mental.
Sentido existencial: lo que nos permite razones para seguir viviendo.
Logros: el principal estímulo para superarnos.
La definición de Christopher Peterson nos dice: “La Psicología Positiva es el estudio científico de lo que hace que la vida valga más la pena. Es la llamada de la psicología científica y práctica para estar tan preocupados por las fortalezas como por las debilidades. Tan interesados en construir cosas mejores en la vida como en reparar lo que está peor. Y tan relacionado con crear vidas plenas en gente normal como en curar la patología”.
Así que, no sólo requiere que la persona se enferme para poder ayudarle, sino que también procura perfeccionar las facultades mentales para optimizar cualquier área de su existencia: sensación de bienestar, estabilidad emocional, relaciones de pareja, integración familiar, amistades sanas, actitudes más provechosas y productivas, en fin, un verdadero soporte o coaching a cualquier nivel individual o social. El paso esencial en el proceso de superación lo da el paciente cuando reconoce que necesita mejorar.
Cuando pensamos en la conducta humana, tenemos tendencias a enfocarnos en las malas acciones y no en las correctas. Además, pensamos mucho más en lo que nos falta que en lo que tenemos. La psicología positiva se ocupará principalmente, de incrementar tus capacidades, actitudes, contactos personales, etc., y tus problemas o retos, serán enfocados en un segundo tiempo.
Es evidentemente de mucha importancia para los psicólogos escolares, ya que les permite profundizar en las cualidades de los estudiantes a fin de estructurar mejor los planes pedagógicos, también lo es para la psicología deportiva y del desarrollo empresarial.
Aunque solemos llevar nuestras vidas con una especie de “piloto automático”, que nos hace pensar lo menos posible, realmente pensar es el principal beneficio de estar vivos, mientras mayor consciencia de nuestra existencia tenemos, vivimos de manera más plena. Por lo que necesitamos pensar en nuestros pensamientos, sentir nuestras emociones, aceptar compromisos que nos permitan ser adultos, tener alguna meta y darnos cuenta de que somos parte de una realidad que supera con mucho nuestra individualidad. Pensamientos obsesivos motivados por una ambición desmedida, no son los que favorecen nuestra salud física y mental.
La vida no es estática, está constantemente fluyendo y fluctuando. Al igual que las olas del mar, a veces sube y otras baja. La salud mental, permite poder disfrutar sin descontrolarse de los momentos de intensa alegría, y de igual forma, posibilita atravesar por los inevitables momentos tristes, también sin perder el control.
La buena compañía, multiplica tu satisfacción en los momentos felices y divide tu dolor en los momentos duros.
La psicología positiva no pretende convencernos de que el mundo es color de rosa y todo es felicidad. Enseña a valorar y disfrutar la luz del día, pero también mueve a enfrentar la obscuridad de la noche de la forma más positiva posible. En momentos de mucha alegría o de mucho dolor, podría afectarse la función de nuestra corteza cerebral o de nuestra inteligencia, por lo que no son los mejores momentos para tomar decisiones importantes.
Nada que hagas impedirá que la pena eventualmente pueda afectarte a ti o a los tuyos y que surjan obstáculos que te atormenten, pero puedes mejorar tu resiliencia y tomar posiciones o actitudes estratégicas para la llegada de “las vacas flacas”. Si apoyas a los que te rodean para que estén en la mejores condiciones posibles, mejores posibilidades tendrán de apoyarte si tropiezas.
Conocer y desarrollar tus capacidades mentales aumenta tu tranquilidad y confianza, te permite tener una mejor actitud ante la vida y todos tus órganos se encontrarían en las mejores condiciones posibles para enfrentar cualquier tipo de trastorno, germen, desgracia o accidente que se presente, permitiendo tener una existencia más productiva, disfrutar de una vida social agradable y sencillamente sentir que tu vida vale la pena. Las emociones negativas te empujan a resolver problemas temporales que el mundo te presenta, las positivas te permiten mejorar tu mundo.