Por su proyecto de resolución para solicitar al presidente Luis Abinader la construcción de una gran cárcel en la isla Beata, dentro del perímetro del parque nacional Jaragua, Pedernales, los diputados Elías Wessin, Miguel Ángel de los Santos y Miguel Bogaert deberían pedir perdón a República Dominicana y al mundo, y completar con un peregrinaje de rodillas hasta la provincia del extremo sudoeste del territorio nacional, distante a 307 kilómetros del D.N.

Es lo menos que deberían hacer para aminorar siquiera el olor nauseabundo que desparrama su sola idea.

Según la información, el documento preliminar está desde el 21 de junio en la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados para fines de validación.

Justificación: albergar 10,000 condenados a penas superiores a cinco años, o sea, delincuentes, para descongestionar cárceles nacionales. El pretexto para pasar el veneno: ayudaría a la seguridad nacional con la protección de la isla “deshabitada”.

Bochornoso. Inaceptable. Una afrenta no solo para Pedernales, sino para el mundo.

La pretensión de los legisladores es, en el fondo, replicar en Beata, área protegida, la tétrica Penitenciaría Nacional de Alcatraz (The Rock), que existió desde el 11 de agosto de 1934 hasta el 21 de marzo de 1963 en la isla del mismo nombre, en San Francisco, California, Estados Unidos. Por su alta seguridad, las aguas muy frías y las fuertes corrientes de la bahía de SF, se la consideraba a prueba de fuga. Allí estuvieron presos notables como el mafioso Alphonse Al Gabriel Capone. Ahora es un museo visitado por cerca de 1.5 millones de personas cada año.

Beata es la segunda isla más grande del territorio nacional. Parte del sistema de áreas protegidas. Dista a 32 millas al sudeste del pueblo de Pedernales y a dos horas en yola desde Cabo Rojo, donde el Gobierno ejecuta el proyecto de Desarrollo Turístico.

Tiene forma triangular (siete kilómetros de largo por seis de ancho). Por su ubicación, es altamente estratégica para la seguridad nacional. Fue visitada por el señor Colón en tres de sus cuatro viajes. Madama Beata le llamó él, según el cronista Bartolomé de las Casas. Se ha identificado puntos arqueológicos como sitio Dumet, donde hubo asentamientos con unos 800 indígenas, a 600 metros desde la orilla noreste. Hacia el sur, también hay cuevas importantes como la Durán Espinal.

Además de los manglares y bosques propios de la isla, este lugar es hábitat de tinglares, careyes, chivos, cerdos, cabras, gatos, iguanas, cangrejos y aves.

Hay relatos acerca de presos llevados hasta el destacamento de la Marina de Guerra por esbirros de la tiranía de Trujillo (1930-19619 para ser aislados, torturados y eliminados.

Es allí donde se propone el despropósito de una ergástula para delincuentes, como si no bastara con doscientos depredadores dominicanos y haitianos, así como malhechores que han poblado el sitio. Como si no bastara con el empobrecimiento de la provincia y el resto de la región Enriquillo (Barahona, Baoruco, Independencia).

Cierto que ese pedazo de nuestro territorio ha sido entregado al azar. Y las mafias posmodernas han cogido la seña. Pero la solución no debería ser jamás el capricho de gente ociosa anclada en la comodidad de la metrópoli sin registro de apoyo al desarrollo de los pueblos de la frontera dominico-haitiana. Tal vez un puesto interagencial se acercaría más a lo racional.

Proponer una gran prisión en nuestra islita para “desagregar presos preventivos de condenados” en las cárceles nacionales, es un desprecio monumental a nuestra gente.

Peor la necedad en la coyuntura actual. Podría resignificarse como un plan para “echarle agua al vino”, porque, justo ahora, el Gobierno ejecuta el proyecto de desarrollo turístico de la región suroeste, tomando a Cabo Rojo como partida. La Beata es uno de los atractivos turísticos a ofertar.

Todas las fuerzas de Pedernales, comenzando por la gobernadora, alcaldía con sus concejales, legisladores,  clubes, empresarios turísticos, gremios periodísticos y la Asociación de Pedernalenses Ausentes deben hacerse sentir…

Protestar con la mayor potencia ante la fétida propuesta legislativa, para que el mundo se entere de que no somos Macondo.