La novena Cumbre de las Américas realizada del 6-10 del corriente en Los Ángeles no solo se efectuó con la ausencia de varios mandatarios y en medio de tensiones por visiones encontradas entre los asistentes, sino que además se vio eclipsada por señalamientos inoportunos que no contribuyeron a fortalecer los vínculos entre la nación anfitriona y la de los invitados. El miércoles día 8 por ejemplo, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, le tuvo que salir al frente a las declaraciones desacertadas emitidas por los senadores republicanos Ted Cruz y Marco Rubio.

Ambos arremetieron en contra del mandatario mexicano por criticar la negativa estadounidense de invitar a Cuba, Nicaragua y Venezuela. 15 otros congresistas demócratas enviaron una carta al secretario de estado, Anthony Blinken, pidiendo más presión sobre México por la falta de protección a los periodistas.

López Obrador de inmediato, emplazó a ambos a que presentasen las pruebas correspondientes luego de que Rubio lo acusara por Twitter de haber entregado poblados de México a los carteles del narcotráfico. En tono enfático, Obrador señaló que él no es Felipe Calderón para ser imputado por vínculos con el narcotráfico. “Le emplazo a que presente pruebas de lo que está diciendo porque yo si tengo pruebas de que el (refiriéndose a Cruz) le ha dado dinero a los que están a favor de la fabricación de armas en EE. UU.”.  Concretamente, López Obrador les señaló que, durante el 2021, la Asociación Nacional del Rifle le otorgó alrededor de 120, 000 dólares al senador de Texas por su campaña a favor de las armas.

El argumento esgrimido por el mandatario mexicano también reviste una connotación política en la actualidad.  México ha incrementado sus esfuerzos en contra del tráfico de armas en los últimos años. La Cancillería mexicana ha insistido en este tema en las continuas reuniones bilaterales además de el hecho de México interponer demandas judiciales ante los tribunales a 11 compañías de armamentos de Estados Unidos acusadas de facilitar el tráfico ilegal de armas hacia México.

Obrador denunció que arrogarse la autoridad de conceder o retirar credenciales democráticas por parte de Washington constituye una persistencia del intervencionismo en la región, mismo que es en sí una falta de respeto a las naciones y a sus respectivos pueblos. El senador Marco Rubio caracterizó al mandatario mexicano como un líder que tiene palabras duras para líderes democráticamente electos en EE. UU., pero en cambio elogia dictadores de la talla de Ortega en Nicaragua, a Maduro en Venezuela y al tirano marxista refiriéndose a Cuba.

Irónicamente, Rubio ni Cruz han endilgado ningún tipo de críticas a Trump por haber incitado el asalto al Capitolio el 6 de enero del 2021 en lo que a todas luces representó un intento fallido de golpe de Estado en Norteamérica. Es hasta cómico puntualizar que ambos fustigaron a la turba, pero ninguno culpó directamente a Trump. A casi año y medio de aquella intentona de golpe, misma que ha sido considerada como el mayor ataque contra la democracia en la historia reciente estadounidense, el Partido Republicano continúa cerrando filas en torno a la figura de Donald Trump quien aun permanece en las calles todavía agitando su rabiosa base de simpatizantes con argumentos carentes de evidencia empírica en torno al fraude electoral que según él fue objeto en el 2020.

En el caso de Ted Cruz, en su diatriba en contra del mandatario mexicano afirmó que en la nación azteca prácticamente existe un Estado colapsado, una ruptura del estado de derecho y un creciente descontento en diversos segmentos de la sociedad civil. A su juicio, dichas tendencias continuarán en la gestión de AMLO. Cruz también señaló que tal descalabro representa una amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos.

Curioso es señalar que tales pronunciamientos descabellados se originen en el senador texano Ted Cruz cuando este no ha mostrado en sus ejecutorias ningún apego a la gobernabilidad democrática de la nación. Cruz fue uno de los 8 senadores que tozudamente se opusieron a certificar el triunfo electoral de Biden en el ya hoy histórico 6 de enero del 2021.  Fue ese mismo Ted Cruz quien luego del feroz tornado invernar que arrasó por su estado en febrero del 2021, y que dejó a millones en Texas a obscuras y sin con temperaturas heladas y sin agua; decidió irse con sus hijas para Cancún de vacaciones. Solo por la reacción colectiva de repudio a su acción, decidió volver alegando que el solo fue a dejarlas (a sus hijas) a Cancún.

Esta claro que ambos senadores excretaron sus pronunciamientos disparatados con fines puramente electoreros.  Ambos, recordemos son procedentes del exilio cubano anticastrista. Los dos están vinculados al sector mas furibundo y radical del partido republicano. En sus pronunciamientos, enfoques y orientaciones políticas se nota un alto sentido antiinmigrante. Defienden al estado de Israel no importa las políticas que la nación sionista despliegue en contra de los palestinos. Se oponen al matrimonio gay a los programas de salud reproductiva; además son reconocidos halcones en materia de política exterior. Ambos no tienen escrúpulos en sugerir el uso de la fuerza militar a fin de imponer la visión imperial norteamericana, además de apoyar una economía basada en los dictámenes neoliberales.

Cuan desconcertante resultó ser la Cumbre. Biden, quien prometió ejercer el poder e influencia norteamericana de una forma distinta, desaprovechó la oportunidad de inaugurar un nuevo capítulo luego del lastre causado por su predecesor. Las asignaturas pendientes en nuestra región demandan un enfrentamiento colectivo y compromisos que aglutinen al mayor número de jefes de estados antes retos tan cruciales como el cambio climático, el narcotráfico la inmigración, la corrupción, el flujo de capitales, la salud en la era postpandemia, desarrollo sustentable, Haití, y las nuevas tecnologías.  Ninguno de estos problemas habrá de solucionarse si se continúan perpetuando los desencuentros, riñas, ataques a mandatarios, exclusiones y los pronunciamientos descabellados de políticos inescrupulosos interesados exclusivamente en sus bases electorales y en ganar elecciones.