Dado el hecho que el autismo no es una enfermedad, tampoco una condición y que su etiología no incluye la deficiencia de psicoterapias, entonces la pregunta obligada consiste en determinar el modo apropiado a ser ejecutado para la superación del diagnóstico. Así que, si usted es padre o madre de un niño con autismo, de seguro ya está familiarizado con la siguiente sentencia de los expertos locales: “… su hijo es autista; eso no tiene cura”. Y, la angustia que le llega desde el altar de la seguridad del susodicho experto lo conducirá inadvertidamente a pensar y decir lo siguiente: “…y entonces, ¿qué puedo hacer para ayudar a mi hijo(a)?”
Y la respuesta que recibirá lo conducirá por un intrincado paseo por las salas de terapias sicológicas propias de la sabiduría convencional, que sumado al uso de fármacos para corregir hiperactividad y facilitar el sueño dará como resultado que, desgraciadamente, se vea cumplida la profecía del diagnóstico.
Y, peor aún, la inserción escolar será un camino espinoso que podría conducir a cualquier padre a dejar a su hijo(a) en la casa porque de seguro le dirán que se trata de niños que “necesitan mucha atención y cuidado”; y esa será la única certeza de todo ese brebaje de afirmaciones no validadas por la ciencia, dado que los centros de educación formal no disponen de plataforma adecuada y de personal que esté lo suficientemente entrenado para hacer frente a este tipo de demanda de educación y de cuidado especializado.
En ese sentido, estamos recomendando un programa de atención y tratamiento que puede ser ejecutado por padres que ya han recibido el diagnóstico sobre la situación de autismo de su hijo; así que, este artículo tiene como único objetivo mostrarle que existe un camino alternativo de tratamiento y cuidado que promueven la recuperación de los eventos metabólicos que conocemos como autismo. Además, la evidencia histórica muestra que el modelo convencional para abordar el autismo infantil no es consistente con el cuadro clínico del niño, razón por la cual nuestro enfoque resulta un camino más corto, menos costoso y eficiente para derrotar el conjunto de conductas consideradas autistas y activar la capacidad genética del niño(a) para superar el retardo en el habla y derrotar hiperactividad, falta de atención, insomnio y aislamiento social.
Usted tiene el derecho a saber que su hijo no es autista de por vida, sino que está pasando por un conjunto de padecimientos tratables y superable; y más aún: es muy probable que el autismo actual de su vástago sea una ventaja competitiva en la vida futura y la mejor arma de que dispone para integrarse al mercado de trabajo. Pero eso requiere que se actúe en la dirección correcta, para lo cual usted debe apartarse de las creencias dominantes y de una lógica de tratamiento enfocado en una condición o enfermedad invisible y no en lo que efectivamente el autismo es: un conjunto de padecimientos clínicos perfectamente visibles y tratables.
Identificación de conductas consideradas autistas
La primera tarea consiste en la identificación de conductas que le dan forma única a cada caso y arribar a la debida detección de causalidad; de hecho, el llamado déficit de atención, la hiperactividad y temas relacionados con el comportamiento repetitivo e irritabilidad suelen ser la punta del iceberg que conocemos como autismo. Y ya se sabe que se trata de situaciones bien definidas que están relacionadas con una insuficiencia de determinados nutrientes o de un exceso de toxicidad (intestinal y cerebral) que impide el funcionamiento natural del metabolismo del cuerpo humano; a modo de ejemplo se presenta un conjunto de conductas que forman parte del cuadro autista que la sabiduría convencional suele atribuir a fallos neurológicos cuando lo cierto es que se trata de ciertas deficiencias nutricionales y problemas de digestión que ya han sido válidamente explicados por la ciencia:
Tipo de Conducta Elemento observacional
Comportamiento Repetitivo Agotamiento de Triptófano
Irritabilidad + Déficit Atención + Ansiedad Cortisol Prenatal Elevado
Hiperactividad Inflamación Intestinal
Falta de Sueño (insomnio) Déficit de Melatonina
Risa del Borrachito – Aislamiento Consumo Carbohidratos Procesados
Déficit Verbal Insuficiencia de Vitamina D3
Exceso de Serotonina en sangre Insuficiencia de Vitamina D3
Análisis Clínicos Pertinentes
En consistencia con lo anterior, los siguientes análisis clínicos serán relevante para saber qué acciones implementar y con qué objetivo particular:
- Nivel de Vitamina D3 en sangre
- Nivel sérico de Serotonina
- Cortisol
- PPA (Ácido Propiónico)
- Proteína C-Reactiva
- Homocisteína
- LPPS (toxinas provocadas por Lipopolisacárido)
Con esta información se podrá tener un cuadro mucho más preciso acerca de los problemas clínicos que suelen formar parte del comportamiento autista; la sabiduría convencional parece haber fracasado en la búsqueda de soluciones a nivel neuronal; sin embargo, ya se sabe que en muchos casos de autismo existe un problema de desmielinización que no puede ser corregido por psicoterapias, ya que se trata de la imposibilidad de maduración de los oligodendrocitos[1].
Además, la existencia de un exceso de calcio a nivel intracelular sobrecarga la capacidad de acumulación del retículo endoplásmico, ese exceso va hacia las mitocondrias; pero, como su capacidad también es limitada, eso conduce a un desbordamiento que culmina con la interrupción del ciclo de Krebs, baja producción de energía e incapacidad de respiración a nivel celular.
Inicio de Acciones Correctivas
Un conjunto de acciones correctivas se deben poner en marcha para restablecer la bioquímica natural del cuerpo humano; el punto de partida es curar el intestino inflamado y restablecer la funcionalidad del sistema digestivo para que la digestión de los alimentos se normalice y evitar el flujo de toxinas desde el intestino hacia el cerebro. Esto implica:
- establecer una dieta libre de todo tipo de granos (trigo, maíz, cebada, soya y centeno) ya que tienden a estimular la inflamación;
- evitar el consumo de alimentos con gluten y caseína, dado su efecto opiáceo;
- eliminar de la dieta todo tipo de productos procesados, así como carbohidratos complejos que su sistema digestivo no puede procesar en un momento dado;
- eliminar todo de “alimento” con colorantes y azúcares;
- Evitar la leche y derivados ya que el exceso de calcio es sumamente tóxico.
- repoblar el microbioma intestinal para combatir la proliferación de hongos.
La otra cuestión a considerar es la activación de la microglía y su secuela de eventos tóxicos; para saberlo del nivel de la IL-6 (Interleukina-6), la cual resulta un biomarcador relevante sobre la toxicidad cerebral y del proceso neuroinflamatorio que padecen los niños con autismo. De hecho,
“Cuando la microglía permanece activada durante un período prolongado, la producción de mediadores se mantiene durante más tiempo de lo habitual y este aumento de mediadores contribuye a la pérdida de conexiones sinápticas y a la muerte de las células neuronales. La activación microglial puede resultar en una pérdida de conexiones o falta de conectividad”[2].
Esa muerte neuronal no programada (necrosis) incrementa el estrés oxidativo.
[1] Conditional Deletion of the L-Type Calcium Channel Cav1.2 in Oligodendrocyte Progenitor Cells Affects Postnatal Myelination in Mice
[2]Juan I. Rodriguez1 and Janet K. Kern: Evidence of microglial activation in autism and its possible role in brain underconnectivity.