«El cambio que busca la gente no solo tiene que ver con la pobreza que impacta al mundo desde la Revolución Industrial, sino con los complejos problemas de la sociedad contemporánea». –Jaime Durán Barba-Santiago Nieto-.

Hace poco menos de cuatro años, y, en medio de la peor crisis sanitaria del siglo que esta nación haya vivido, en una celebración sui generis de los comicios electorales para la elección del primer magistrado de la nación y los congresistas, quien hoy ostenta la espinosa silla presidencial, no era más que una aspiración social derivada de insatisfacciones colectivas de la población criolla. Efectos causados por la decepción y repudio a los gobiernos morados enquistados en el poder, quienes se creyeron dueños absolutos de nuestros sudor, lágrimas y futuro.

Las consignas fueron expresadas en las urnas y la ilusión tomó forma y color. Un hombre y un partido lograron alinear los sentimientos sociales con la acción humana que provoca los cambios a través del sufragio. Ni el miedo ni la incertidumbre a una enfermedad desconocida que nos confinó en nuestros hogares, pudieron detener la fuerza de un pueblo dispuesto a sacar de raíz la corrupción y la impunidad instaladas por décadas en las instituciones públicas.

La suerte estaba echada y los augurios de vocingleros y amanuenses de los salientes, advertían sobre las pocas posibilidades de sacar a flote el barco heredado sin combustible y con defectos pronunciados en las estructuras mecánicas y todo el armazón. Todo apuntaba al hundimiento de una nave anteriormente mal capitaneada por dos marinos, que hicieron del trayecto la travesía más riesgosa para unos pasajeros ajenos a las intenciones de una tripulación malintencionada.

Ya juramentado y con más fé que Moisés en el desierto, el inquilino de la Dr. Delgado esquina México, desarrolló el más ambicioso programa de recuperación económica, enfocado en un acelerado proceso de vacunación que nos permitiera, como país, abrir de forma segura y desescalada la producción nacional y así, abrirle paso al retorno gradual al empleo y el consumo. Convirtiéndonos en uno de los países más efectivos en torno al manejo de la pandemia y la conquista de la normalidad social en tiempo récord.

Concomitantemente fue desarrollando un conjunto de políticas públicas destinadas a satisfacer las demandas urgentes, en las que destacan la composición de un Ministerio Público más o menos independiente, la ejecución de nuevas y viejas obras de infraestructuras y de bien social y, la puesta en marcha del más completo plan gubernamental de asistencia social que se haya ejecutado en la era republicana. En adición a eso, el desarrollo de una gestión apegada al más estricto criterio de administración pública ética y transparente, llevando incluso a sus propios partidarios a una nueva visión de Estado.

¿A qué se refiere entonces Luis Abinader cuando nos habla de profundizar el cambio? Partiendo de lo antes expuesto, el mandatario manifiesta la necesidad de adaptar el país al contexto sociopolítico y económico actual, con la elaboración de un conjunto de reformas integrales que aumente la capacidad recaudatoria y promueva la creación de un marco legal moderno y aplicable. Hacer la transición del modelo productivo a un mecanismo sofisticado en el que las nuevas tecnologías sean el eje central de las políticas del Estado y crear un aparato público, acorde a la complejidad de esta sociedad.