Después que la antropología, la arqueología, la semiótica, la filosofía, la historia de las ideas, y de la linguística, se esfuerzan en explicar el surgimiento, desarrollo y contexto de las imágenes y los productos artísticos, los avances se apoyan en un marco de significación y comprensión de lo que es, la historia de las producciones intelectuales y creacionales.

 

La ligazón existente entre los productos artísticos y las ideas filosóficas es tal, que el artista expresa en su obra la idea que define, y explica el fundamento histórico-artístico. Las grandes historias de las civilizaciones (Pausanias, Macrobio, Tácito, Tito Livio, Eusebio de Cesarea, Pirenne, Bloch, Burckhardt), constituyen legados de la vida colectiva de Oriente y Occidente. Se reconocen en cronologías, lecturas de mundo, documentos literarios, testimonios visuales, tratados de iconografía, tratados de pintura, arquitectura, ingeniería, artes militares, numísmática, calendarios, horóscopos y otras creaciones que sirven de base para el conocimiento complementario y directo de la historia de las artes.

 

La arquitectura, pintura, escultura grabado, alegorías clásicas y modernas, cobran un interés para la conformación de cuerpos teóricos y críticos, asimilados a la investigación de la historia del arte, la cultura y las humanidades.

 

Cronología, sitios artísticos, libros antiguos y objetologías medievales, renacentistas y modernas, configuran el marco de desarrollo de una historia crítica del arte, ligada también a una historia crítica de las ideas y de las creaciones artísticas culturales.

 

Las enciclopedias simbólicas, así como los alfabetos visuales y artísticos, se pronuncian en el orden de un pensamiento artístico y de un atesoramiento o colección de formas artísticas y productos culturales, que hoy le sirven de base al estudioso de las humanidades, las ciencias sociales, las ciencias de la cultura y al lector o receptor de las obras de arte.

 

El muestrario artístico de civilizaciones y artes, conduce por lo tanto, a un proceso de observación, descripción y análisis de las diversas fases determinadas por el origen, determinación y progreso de la historia del arte y de la cultura.

 

Todo un programa estético para la comprensión de una obra de arte o texto artístico involucra elementos necesarios para entender el proceso de lectura de las creaciones artístico-visuales: Figura, dimensión, materia, temática, superficie, profundidad, combinación cromática, técnicas particulares, estilo, historia-relato, contexto de imagen, signos complementarios, lector, referencia, conexiones, mundo de la obra, campos de fuerzas de las obras y confluencias de sentido.

 

Estos elementos, constituyen variados campos de lectura e interpretación de una obra de arte.. Dentro de esta perspectiva, la obra de arte se presenta como un sistema íntegro de signos y como una conjunción temática, tendiendo a explicar o mostrar la idea del artista.

 

La teoría y la crítica de arte, explican la obra de arte como un sistema orgánico o abierto de signos en combinación permanente. Esto hace que la obra (cuadro, cartel, escultura, instalación, grabado,  imagen fílmica, fotografía) se reconozca como un tipo de analítica o que tienda a revelar la relación entre estos signos.

 

Leer la obra de arte, en este caso,  significa descomponer y resignificar los elementos que integran o articulan el sentido de la obra en sus diversos mensajes o niveles de sensibilidad. La superficie de la obra, en este caso define la expresión conjunta y ésta a su vez, actualiza los contenidos estéticos de la sensibilidad y su movimiento.

 

La lectura de dicha obra, implica un comportamiento. El mismo tiene su base en la actitud ante el objeto, habida cuenta de los diferentes registros y las diferentes formas significantes que brotan de la actitud frente a la obra misma.

 

Lo que pretende el intérprete es reconocer la perspectiva del artista y de la obra en la relación crítica que motiva el espacio-tiempo de producción-reproducción del texto artístico y de su significado como valor de cambio y trabajo de sentido en un auditorio social determinado. Se trata de un proyecto de lectura semiótica de la obra de arte asumida como experiencia semiótica de la cultura. (Ver en Iuri M. Lotman 1996, 1998a, 1998b 2000).

 

Toda la lectura, en este caso, es una inscripción y reelaboración de los elementos significativos, que constituyen el cuadro o el objeto artístico. La estructura del objeto o del significado artístico se explica mediante el conjunto estético.

 

Observación: la noción de texto artístico es semejante a la de obra de arte, pues el texto artístico es un significado unificado, abierto a la lectura. Reproducción y visualización del significado. El texto, en este caso es, grabado, huella y espacio plasmado. ( Véase Iuri M. Lotman: Estructura del texto artístico, Eds. Istmo, Madrid, 1978).

 

La historia del arte como base de estudio de la obra, se reconoce en un estudio contextual de la productividad de la obra y su sentido en espacio y contexto de sentido. Es importante destacar que la historia de los estilos y de las formas culturales, constituyen un material necesario y estimulante, para el crítico de arte. Este, en su lectura o interpretación, particulariza la experiencia estética, a través de los momentos y desarrollos diversos de la obra de arte.

 

Las estructuras y funciones históricas de la obra, sirven para producir efectos sobre el receptor de elementos para la explicación del arte contemporáneo, en tanto que éste asimila de manera estratégica la estética y la historia cultural.

 

De ahí que, para la crítica y teoría del arte, la historia general se manifiesta mediante el enmarque diasincrónico, en tanto que fundamento explicativo y visión globalizante  y artística. Las estructuras formales o configurativas permiten el desarrollo de un universo específico y de una hechura determinada por los diversos gestos de la historia del arte. En tanto la obra de arte es un sistema de signos en movimiento, a la vez que un sistema de coberturas interpretativas, el intérprete, espectador o crítico, habrá de penetrar en los diversos campos perceptivos y estructurales de la obra de arte. Esta, en su apertura, habrá de comunicar y significar su temática y sentido especial.