¿Es el gobierno de Luis Abinader un régimen de derecha, como afirman algunos comunicadores radicalizados? No. ¿Lo es de izquierda? Tampoco . Lo cierto es que no es ni lo uno ni lo otro. Consecuencia de las circunstancias y la coyuntura política de los años 2019 y 2020 , la candidatura del actual presidente ganó las elecciones arrastrado por una marea popular compuesta por la mezcla de fuerzas centrifugas neoliberales y progresistas que después de tomar el poder gravitan alrededor del jefe del Estado tratando de inclinar la balanza y orientaciones  del poder hacia uno u otro lado. Se trata, pues, de un gobierno de transición.

¿De transición hacia donde? ¿hacia la izquierda? ¿hacia la centroizquierda? ¿hacia la derecha? ¿ hacia la desideolizacion?

Todo depende de la mecánica y rumbo que tome la coyuntura.

En efecto, ¿ podrá el presidente superar este tire-jala de  contradicciones y continuar como un gobierno de transición en una probable reelección a partir del 2024?. El tiempo lo dirá.

Por lo pronto,  de lo que si estamos seguros es que para poder reelegirse  el presidente necesitaría una marcha verde (parte II) amparada en una certera estrategia de comunicación que concientice a la población para evitar el retroceso peledeista  y  al mismo tiempo impedir que los sectores conservadores que pululan en el seno del gobierno  lo mantengan amarrados a posiciones (a través de  programas y funcionarios públicos) contrarias a lo prometido en la pasada campaña electoral  y  que desde la oposición traten de   frenar  las 15 grandes reformas propuestas recientemente  por el presidente con el objetivo de modernizar el Estado. El problema del aborto y las tres causales es un ejemplo de promesa de campaña no cumplida, pero la lucha contra la corrupción y la impunidad es una promesa de campaña que viene dando sus frutos. O sea,  se esta oscilando entre dos tendencias.    

Pero, el peligro mayor es el retroceso puesto que los sectores conservadores no tienen fuerza de masas ni capacidad organizativa lo que no es el caso del PLD o del FP.  Ahora bien, ¿que significa el retroceso?  En los hechos, significaría  la vuelta al poder de un  grupo político- económico, ampliamente corrompido, que convirtió al Estado en una dictadura constitucional y en una fuente  de acumulación  capitalista originaria en beneficio de grupos peledeistas  en base al tráfico de influencias.

Paralelamente, mientras en el horizonte político se avizora esta coyuntura , en el PRM, como si no pasara nada,  florecen vientos voluntaristas y triunfalistas sobre el futuro inmediato, sobrestimándose a si mismo, creyendo ingenuamente que el retroceso está descartado y  la reelección absolutamente asegurada. Ilusiones. Internamente, la unidad del PRM esta asegurada pero la parte de las bases que se siente insatisfecha hay que atraerla haciendo los sacrificios fiscales que sean necesarios, al mismo tiempo que la escuela de cuadros del PRM debe preparar técnicos a corto y mediano plazo para que puedan servir en el Estado en la aplicación de las políticas públicas.

En política reina el principio  Never says, never again.  Dicho popular  que  nuestra historia reciente  nos ha dado pruebas fehacientes. Solo recordemos la consigna del  “vuelve y vuelve” del zorro Balaguer en 1986 que ahora se muestra recauchada bajo el slogan peledeista  contra el PRM de: “no saben gobernar”.

La correcta consigna de Luis Abinader  de “no mirar para atrás, mirar p´alante” solo se concretizaría en el imaginario popular si va acompañada de medidas acertadas de políticas públicas y una reorientación de las alianzas para revitalizar el sector democrático de la sociedad que por diversas razones se siente frustrado ante algunos giros que a su entender no se corresponden con las promesas de campaña. Y que puede dar lugar a una masiva abstención de este sector. Reorientación que tendría como principal objetivo ganar en una primera vuelta en las elecciones en el 2024.

Naturalmente, en una hipotética segunda vuelta varias posibles alternativas se columbran, entre las cuales se distinguen la de reforzar las alianzas para evitar que las fuerzas peledeistas, en cualquiera de sus dos versiones, PLD o FP puedan aprovechar la difícil situación económica que atraviesa el país, atraerse a los sectores vulnerables de la población que se ven afectados por la crisis,  para colarse de nuevo en el poder. En efecto, si Leonel Fernández quedase en un segundo lugar, no hay lugar a dudas que las fuerzas del danilismo votarian por Leonel, pero tampoco dudaría que si las fuerzas del danilismo quedasen en un primer lugar, las fuerzas del leonelismo se verían compelidos a votar por el PLD sobre la  base de acuerdos de aposento.  Esta posible coyuntura implica que una fina y sabia estrategia se impone en uno u otro caso, para frenar el retroceso.

Estrategia donde la reconstitución de las alianzas con el sector democrático de la sociedad amparado en la consigna de Marcha Verde parte II podría ser la consigna de la coyuntura.

Y la clave de la victoria.