El plan estratégico nacional que impulsa el Ministerio de Salud será coherente, factible, viable, concurrente, flexible, tendrá seguimiento y expresará un proceso metodológico continuo. Esos son los principios de método aprobados por el Consejo Nacional de Salud de la República Dominicana.
Los principios son esencias de conducta de los participantes de un proceso. Son rectores porque modulan, gobiernan y rigen la implantación de la hoja de ruta del sistema de salud hasta el año 2030. Son declaraciones éticas del ‘saber hacer, saber estar y hacer saber en salud pública’. Determinantes para el diseño del diagnóstico, la formulación prospectiva de la visión y la implantación de los proyectos pactados.
El plan estratégico de salud será coherente con las políticas, planes y normas del sistema de planificación. Creará la estrategia como diferencia. Es decir, aunque tenga referencias holísticas, será una pieza auténtica, de factura genuinamente nacional.
Será factible y viable, pues tomará en cuenta en qué grado los proyectos pueden ser transferibles a la realidad. Se distinguirá porque deberá contribuir a gestionar el poder de actores estratégicos con decisión. Garantizará que las formulaciones se discutan y concerten en los grupos de interés con empoderamiento para crear futuro.
Este plan será concertado. Robustecerá la tradición de gobernabilidad dominicana con herramientas probadas. Concerta porque creará convergencia de actores públicos, privados y comunitarios. Mancomunado pues avizora el futuro del sistema de salud como transformador de las funcionalidades y capacidades humanas para el desarrollo sostenible.
Este plan será flexible. Propondrá escenarios resilientes en una sociedad cambiante en un mundo post-pandémico. Se pensará la salud en una nación en transición democrática, donde la sociedad y sus representantes, tienen el derecho de escrutar la labor de los médicos, los profesionales y técnicos en hospitales, centros y clínicas privadas.
Este plan estratégico nacional de salud será concurrente. Escudriñará y gestará la convergencia territorial y sectorial de los diferentes niveles de gestión y gobierno que se expresan en la Nación. Asegurará la coherencia entre las visiones que sobre el mismo territorio, acumula el gobierno central, los municipios, el sector privado y la sociedad civil. Ponderándose el plan plurianual de desarrollo del sector público, promovido por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD).
Este plan tendrá seguimiento, rastreo y búsqueda. Vinculará lo inmediato y lo mediato. El corto con el mediano plazo. Asegurará una línea base y un observatorio denominado “Salud 2030”. Herramienta que ayudará a monitorear la implantación y ejecución de los proyectos estratégicos.
Finalmente, este plan enunciará un proceso. Se orientará en el sentido de asegurar relación con las dinámicas de articulación de actores, recolección de información, formulación, aprobación, comunicación, implantación y ejecución, garantizando su revisión y evaluación periódica.
Desde la perspectiva del ministerio, el doctor Daniel Rivera como ministro ha planteado, 7 puntos críticos, distribuidos en cuatros pilares del Plan Estratégico Nacional de Salud y en estos principos, “sobre los cuales debemos concertar diagnósticos, proyectos estratégicos y victorias rápidas. Primero, relanzar la estrategia de atención primaria en todos los niveles del sistema de salud, es tarea inmediata. Este abordaje fue abandonado por las gestiones precedentes, sin embargo en la Pandemia, fue robustecido con la masiva campaña de vacunación, las medidas de protección específica de mascarillas, equipos de cuidado personal, sana distancia y lavado de las manos”.
Corresponde fortalecer las más de 1,700 unidades de primer nivel existentes. Recuperarlas con presupuesto y racionalidad económica, para que los programas de salud colectiva, estén bajo su mando. Desde el programa ampliado de inmunizaciones, la lucha contra las enfermedades vectoriales, salud reproductiva, el control de enfermedades zoonóticas y la calidad de alimentos y productos de consumo, entre otros, deben estar bajo la gestión de las direcciones provinciales de salud.
La atención primaria más que una puerta de entrada, es el espacio socio-institucional, que nos debe llevar como país, a movilizarnos en la calle, para detectar diversos signos de alerta de las enfermedades prevalentes. En especial de sobre peso, obesidad, diabetes, presión arterial elevada y enfermedad coronaria, que son las patologías que generan más mortalidad y mas años de capacidad perdida. Esa es la lógica de la Ruta de la Salud que impulsamos, cambiar el modo de vida.
Segundo, en la pandemia se evidenció la necesidad de tener recursos humanos y materiales con capacidad y calidad, para impulsar acciones de impacto. Por ejemplo, distribuir geográficamente, las vacunas se convirtió en un programa logístico aportado por el sector privado, para el cual el sector público no tenía las capacidades acumuladas. Un eje de este PLANDES es dotar República de proyectos que logren una distribución equitativa de los 38,304 recursos humanos que tenemos contratados en el sector.
Tercero, todas las tendencias epidemiológicas asociadas al cambio climático, indican que en esta tercera década del siglo XXI, tendremos más eventos precipitantes de desastres naturales y nuevas pandemias. El PLANDES debiera tomar esto en cuenta. Considerar iniciativas que mejoren la capacidad de compra en emergencias y eleven la preparación de cada municipio y ciudad, para los riesgos de inundaciones, deslizamientos, terremotos o brotes epidemiológicos. Incluso se impone descentralizar los hospitales de campaña, para tenerlos ubicados en sitios próximos a potenciales eventos.
Cuarto, la economía de la salud, es un ejercicio vital para el PLANDES. En la pandemia se colocó en nuestro ministerio, sólo para el Covid prácticamente el 1% del PBI. Se movilizaron hacia el sector, 42 mil millones de pesos dominicanos para financiar la respuesta rápida a la pandemia. Se añadieron 74 mil, 651 millones de pesos dominicanos provenientes de bonos y otros 17 mil 695 millones derivados de préstamos al FMI.
Logramos una de menores tasa de mortalidad y letalidad del mundo, poniendo en operación la vacunación de tercera dosis. Sabemos que vamos a invertir más en el sector salud, pero también tenemos la tarea de contabilizar mejor la calidad de lo invertido y valorar su impacto en la vida de la gente.
Quinto, debemos subrayar que en la concertación del proceso de reformas en el Consejo Económico Social (CES), el gobierno presentó 9 puntos críticos cuyas soluciones debieran ser incluidas en el PLANDES. Puntos sensibles cuyas soluciones planteadas como proyectos, serán el mejor ejercicio de gobernabilidad y economía del sector salud. Entre estas: el impulso del Convenio Marco de Gestión, entre Ministerio de Salud y el Servicio Nacional de Salud. El SNS es un órgano cuya junta directiva presidimos, con un eficiente director ejecutivo, que igual que nosotros, está interesado en fortalecer la función rectora del sector salud.
El PLANDES debiera plantear proyectos para delimitar el alcance de los programas de Salud Colectiva y el Servicio Nacional Salud (SNS). Asimismo la mejora de los mecanismos de financiamiento y asignación.
Sexto, hay un punto clave en el PLANDES al problema de las enfermedades de alto costo. Estamos invirtiendo en 1,303 pacientes afectados por más de 100 enfermedades complejas el equivalente de más de 5 mil millones de pesos. Este monto no es cubierto por las ARS y el Ministerio debe asumirlo directamente. Creemos pertinente que el seguro familiar de salud contemple el manejo de estas enfermedades. Es nuestra consideración que el Ministerio de Salud debe impulsar las acciones para prevenir estas enfermedades, pero que la labor de las ARS sea asegurar estas enfermedades complejas.
Finalmente, la iniciativa siete que se considera pertinente en este PLANDES sobre todo en gobernabilidad, se refiere a la transformación del modelo organizativo del ministerio de salud y el sector. Estamos articulando y haciendo más eficiente la coordinación en los distintos procesos administrativos y financieros, reduciendo la duplicidad de funciones y recursos de instituciones y organizaciones dentro y fuera del sector salud.