Confirmada la visita del presidente Luis Abinader a Pedernales el 26 de mayo próximo para dejar iniciados los trabajos de readecuación del muelle de Cabo Rojo y la construcción de los primeros hoteles del proyecto de desarrollo turístico, le dejaré a él un par de ideas que representan un eterno anhelo de la comunidad pedernalense, y podría disponer solución ese mismo día.

Con su voluntad, son factibles, baratas, ejecutables en el corto plazo y representarían un gran aporte gubernamental al afán coletivo de poner la casa en orden.

A saber: 1. Un plan de titulación de tierras urbanas y agrícolas. Y 2. Un plan de incentivos para emprendedores de negocios turísticos de la comarca y el reordenamiento del sistema de hoteles y otros negocios de servicios de la provincia.

Con la propiedad de las tierras, Pedernales ha sufrido un mal crónico, agravado ahora con el activismo de las mafias tras los asomos del Proyecto de Desarrollo Turístico.

En el proceso de conformación de Pedernales para consolidar la frontera con la república de Haití, iniciado en 1927 con la llegada de las primeras 32 familias de colonos a sabana Juan López, el gobierno de Horacio Vásquez les asignó parcelas y solares como parte de un paquete de incentivos para la sobrevivencia.

Casi un siglo después, la mayoría de esas familias y otras que llegaron antes y después del 27 carece de documentos definitivos de la propiedad de sus bienes. El Gobierno ha sido indolente. Así de sencillo.

Tal debilidad ha sido identificada y aprovechada por facinerosos del poder que manejan al dedillo la metodología de la corrupción.

Durante años, éstas han usado un testaferrato para ocupar predios ajenos hace décadas, y, bajo la sombra, expedirles títulos para negociarlos con terceros.

Así, familias originarias de Pedernales se ven, de un día para otro, despojadas de lo suyo y sin nadie que escuche siquiera su clamor.

Otro ingrediente fundamental no menos importante: por la falta de títulos definitivos, esas familias no pueden negociar con los bancos, y, ante alguna emergencia económica, son presas fáciles de los usureros que ofrecen centavos por parcelas, solares y viviendas.

La otra idea que el mandatario podría poner en marcha el mismo día de su visita es el incentivo para quienes quieran emprender negocios de servicios turísticos (restaurantes, hoteles, apartahoteles, centros de entretenimiento, atractivos para turismo comunitario). Igual para las pequeñas empresas ya establecidas, siempre bajo el condicionamiento de alinearse con la calidad total en el servicio.

La economía de Pedernales urge de una inyección de emergencia en lo que el anunciado gran turismo entra en calor.

El desempleo aterra (sobre 70%) y se entroniza la búsqueda afanosa de dinero fácil por vías non sanctas.

En su próximo viaje al municipio cabecera, el presidente Abinader podría insuflar aire nuevo con las dos acciones sugeridas y, al mismo tiempo, frenar un poco el derrotero peligroso que comienza coger el pueblo con el reinado de las mafias y la “pesca” de drogas.

¡Sorpréndanos, señor!