El gobierno de Luis Abinader ha convertido las obras de infraestructura en un espectáculo de anuncios rimbombantes, fechas incumplidas y promesas recicladas, y como evidencia incontratable de esta afirmación está el Metro de Los Alcarrizos, que podría considerarse como el hecho más alarmante de esta estrategia, o mejor dicho, como el más grande monumento a la deficiencia del gobierno del Partido Revolucionario Moderno.
El Metro de Los Alcarrizos no solo ha sido objeto de múltiples retrasos, sino que reportajes recientes revelan que su nivel de construcción y abandono hacen imposible su terminación y entrega en el segundo trimestre del 2025, como lo han anunciado las autoridades. Mientras tanto, lo que debería ser una obra de impacto positivo para más de un millón de personas, y que hoy debería ser un escándalo de proporciones gigantescas, parecería que a todos nos han impuesto un silencio cómplice.
Según informaciones que han trascendido por lo bajo, la obra presenta graves vicios de construcción, al punto de que se está demoliendo casi en su totalidad la parte de la ingeniería para corregir fallas estructurales, y lo más grave aún, se dice que la empresa contratada para proveer los vagones se niega a instalarlos debido a estas deficiencias. A pesar de la magnitud del problema y la millonada que se ha malgastado, el tema parece estar siendo silenciado deliberadamente por el gobierno para evitar un escándalo mayor.
El silencio oficial ante el desastre
Lo que debería ser un escándalo nacional, con consecuencias políticas y administrativas inmediatas y de proporciones imprevisibles, ha sido manejado con un hermetismo que debería alarmar hasta el más incauto de los ciudadanos dominicanos. Ni el Ministerio de Obras Públicas ni el gobierno central han ofrecido explicaciones claras sobre el estado real del proyecto ni sobre el destino de los fondos invertidos. En lugar de transparencia, se han limitado a emitir infundadas y vagas declaraciones optimistas que contrastan con la cruda realidad.
En un país donde la impunidad es la norma, la falta de respuestas oficiales refuerza la sospecha de que detrás de esta obra inconclusa es un ejemplo evidente de una historia de mala planificación, sobrecostos y corrupción. La ciudadanía tiene derecho a saber quiénes son los responsables de esta debacle y qué medidas se tomarán para corregir el desastre, que no de taparse o justificarse con la destitución del Ministro de Obras Públicas, ingeniero Deligne Asención.
La construcción del Metro… ¿Cuándo terminan la línea 2C?
El Ministerio de Obras Públicas anunció recientemente que había terminado el empalme del viaducto del Metro hacia Los Alcarrizos. Sin embargo, es ese mismo ministerio que había informado en el verano del 2023 los trabajos estaban muy avanzados, y que para el segundo trimestre del 2024 la extensión 2C estaría concluida y entregada. ¿Va un poco lejos ya esa promesa, ¿verdad?
Si algo debe tener pendiente el gobierno, y específicamente el nuevo Ministerio de Obras Públicas, es la cantidad de trabajos que comienzan simultáneamente sin terminar otros. El Metro de Los Alcarrizos está supuesto a beneficiar a más de un millón de personas, pero su conclusión parece alejarse cada vez más. Quizás sería prudente terminar con lo que se comienza antes de dar rienda suelta a diferentes proyectos que se extienden en el tiempo como si fueran eternos.
Ojalá en esta ocasión, cuando se dice que el avance está en un 95%, finalmente cumplan con la meta que se supone se han vuelto a trazar. La paciencia tiene un límite, y la ciudadanía no puede seguir siendo víctima de una estrategia gubernamental que prioriza el anuncio sobre la ejecución, por un engañoso impacto de opinión pública, que en la mayoría de los casos se vuelve sal y agua.