Que el crimen organizado se escuda en los esquemas de corrupción e impunidad es indiscutible. En los últimos años, la corrupción se ha convertido en el fenómeno criminal de mayor incidencia. No es que ahora se cometa más, sino que es un delito investigado y perseguido, y en muchos casos hay un vínculo (directo o indirecto) con el crimen organizado.

Esto tiene una serie de implicaciones que pueden ser graves desde el punto de vista social. Una de las principales razones detrás de la percepción de que la democracia no ha podido resolver los problemas de la gente es que la delincuencia organizada, en todas sus manifestaciones, ha deteriorado las instituciones democráticas, dando cabida a que los discursos populistas ganen terreno.

Las políticas de mano dura son reflejo de lo anterior, volcadas sobre quienes en realidad son las principales víctimas del sistema. No es casual que la prisión preventiva en el país sea mayor al 65% y que recaiga sobre el delincuente pobre.

Veamos algunas de las predicciones que hacía Insight Crime[1] en 2020, las que se han ido concretizando:
  1. Los grupos criminales seguirán promoviendo y beneficiándose del caos y la impunidad en la región. No han visto más que oportunidades en las crisis políticas de países como Brasil, Bolivia, Ecuador, Haití, Nicaragua y Venezuela. Este caos distrae a los Estados de la lucha contra el crimen y amplía el margen de maniobra de dichos grupos.
  2. La cooperación regional e internacional se reducirá cada vez más. EE.UU. ya no tiene la misma participación en Latinoamérica y el Caribe, recortando su ayuda financiera. No es prioridad dar una respuesta hemisférica al tráfico de drogas.
  3. La criminalidad transnacional cobrará una dimensión más global y cooperativa. Se están forjando nuevas alianzas y acuerdos en todo el mundo, lo que así exige un panorama criminal fragmentado en el que redes de menor tamaño asumen el mercado al desaparecer estructuras con jerarquías verticales.
  4. Habrá una mayor diversificación de mercados. El principal motor sigue siendo la cocaína, pero las drogas sintéticas[2] exhibirán mayor producción y demanda en la región.
  5. El oro se mantendrá como campeón criminal, superado solo por los narcóticos. Por ejemplo, desde hace tiempo hay una afluencia importante de recursos para los grupos armados en Colombia, quienes cobran impuestos de la minería ilegal en sus zonas de control. En Brasil, Bolivia, Ecuador y Perú, se observa una rápida evolución de mafias mineras que explotan los depósitos de oro, dejando un paisaje desolador y envenenado con mercurio.

Pero no nos han servido de advertencia. Los mercados ilícitos continúan permeando nuestras frágiles economías, erosionando las democracias, y debilitando las capacidades de neutralización.

 

[1] Leer completo: https://es.insightcrime.org/noticias/analisis/gamechangers-2019-10-predicciones-sobre-el-crimen-organizado-en-2020/

 

[2] https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-51117195