Lo que quiere el gobierno de Rusia ¿cómo no nos habíamos dado cuenta? es ampliar su cada vez más el precario territorio de apenas diecisiete millones de kilómetros cuadrados.
Una miseria territorial en el que no cabrían unas cuantas cabras aunque sí algunos cabrones con ínfulas de gobernantes infatuados, crecidos, arrogados.
Ahora lo que hace su gobernante es imitar el mismo trabajo que hacían sus odiados enemigos cuando lo espiaban. (Imagínense que es tan estrecha la Rusia como el espacio de la luna que, si la vemos bien desde la tierra, lo que parece es una pastilla para antes de dormir. Lo mismo ocurre con China cuyos ocho millones de kilómetros cuadrados aproximados no les daban para apenas bostezar. Siempre habrá riesgos de que te parezcas a tu peor rival.
Supieron de unos individuos que no eran seres espirituales, nada bélicos que se ponían en unos montes elevados a meditar por y para la paz en el mundo. Aquello no se podía permitir. Y se fueron hace unas décadas al Tíbet a atacar con fuego-matando a muchos de ellos sin respuesta más que el exilio de los sobrevivientes, unos monjes budistas que ni piedras tenían para lanzarles a los invasores, y un lama o líder espiritual pacifista que simplemente tiene un sistema de creencias inaceptable porque que no coincide con el rendimiento, la rentabilidad, las ganancias, la codicia y los planes expansivos de los ojos rasgados que ahora son potencia. Después, la gente, el mundo cree, termina creyendo que estamos gobernados por gente racional, plenamente decente, que no se mete con nada y que hasta ama a los demás. No menos increíbles resultan los estadounidenses que ya antes, potencia indiscutible, bombardeaban, invadían, se apropiaban de territorio con absoluta libertad, habitados por gente vulnerable, hambrienta, llena de miserias de invasiones anteriores. Así que cuando no se tiene dónde operar eficazmente por falta de espacio, hay que bombardear hospitales, residencias, zonas densamente habitadas y todo aquello que sea un blanco fácil de atacar.
Después la gente sale repitiendo la gran mentira con falso contenido científico de que somos la especie- el Homo sapiens, el animal dizque sabio-, mejor dotada, la criatura más inteligente de la cual Neruda diría, hablando de algunos de sus gobernantes, que son “chacales que el chacal rechazaría” cuando lo cierto es que deberíamos sentir una honda, profunda y descarnada vergüenza de pertenecer a ella, lejos de sentirnos orgullosos de tal pertenencia absurda y falseada.
Definitivamente, el mundo se dirige hacia un autoritarismo que sin la conciencia del mundo no lo ataja a tiempo puede llevarlo a colapsar lo que no se sabe su haría más bien que mal vista esta realidad de vulnerabilidades cada vez más expuestas al poder abusivos de unos cuantos endiosados, narcisistas, indolentes, psicópatas, orgullosos, peligrosos, delirantes, autoritarios, y hasta mal nacidos para que no les falte nada.