1

Pasajero soy tras nuevas estaciones, viajo sin rastros del retorno en el incumplido tiempo hacia un mundo insospechado.

Llega el estío, con el alma enamorada de cosechas juntamos el fuego y nos contamos la crónica de la primavera.

Como desahogos de potencias misteriosas en nuestros adentros del mar se oyen cristalinas voces en los atardeceres.

Voy de apuesta en apuesta sin inquietarme de cuánto he ganado o perdido, puesto que jugar — como vivir — es la mejor ganancia.

Recibimos más que lo que damos; cosechamos más que lo que sembramos. ¿Cuántos trabajan para mí cada día y cuánto yo para ellos?

2

No doy pena, pero, por si diera —¿quién está exento de un contratiempo? — he previsto vestirme con mi mejor traje : una sonrisa.

Superficialmente en las noticias el mundo es muerte y desolación; en el corazón humano es hálito de vida y alegría.

Un rasero para cada vida. Rasarnos a todos por el mismo cajón es como tratar de contener las olas aplastando el océano. No hay razón que nos iguale.

Sentía que me aplaudían; luego, se hizo el silencio. Entendí que no era mí a quien celebraban sino al cargo que me sustituía.

¡Ah!, funcionarios o dueños que juzgan el honor del empleado cuando el suyo solo se lo deben a su posición.

3

Déjame ser como tú, universal elemento—roca, piedra, suelo, tierra —que en tu intemporal firmeza y extensión te regodeas.

No hay mala conciencia capaz de deshacer el nudo gordiano del obrar mal a propósito.

De desengaño en desengaño la gente se aburre del Estado bienhechor, de sus beneficios y mercedes, pero aún le queda su mejor recurso: confianza en sí mismo.

Estos versos de nuestro himno nacional han guiado mi historia personal en las más difíciles circunstancias:

Mas Quisqueya la indómita y brava

Siempre altiva la frente alzará;

Que si fuere mil veces esclava

Otras tantas ser libre sabrá.

Como el escudo de la ciudad de París es también Sto.Dgo: Fluctuat nec mergitur, es batida por las olas, pero no hundida.

4

Fluye en nosotros la figura del yo en cada instante; pero de un yo trunco e imposible; carente de acción, sentido y perspectiva sin el yo de los demás.

Cuando pretendo ser lo que no soy, distante y cada vez más extraña es la semejanza de mí conmigo mismo hasta el extremo de desconocerme no pocas veces.

Ya al alba, ya al anochecer, anoto la crónica de mi ser en un diario de logros y fracasos cada día, en mi sentir, pensar y hacer.

Cuando el despachurramiento del hastío se asoma y me cae encima me renuevo como elástico   salvavidas,  me restrinjo y expando liberando mis frustraciones y llenándome de nuevos bríos.

Cada uno tiene derecho a disfrutar de su chin de gloria efímera, porque de qué sirven tantos afanes e ingratitudes sin nombres.

5

La demasiada lectura en algunos ES PERJUDICIAL; el cúmulo de citas y plagios no les permite un pensamiento adaptado ni propio.

Leer no es una panacea sino qué, cómo y para qué. “Quien no razona no lee”: Hostos.

Hay lectores libres y lectores esclavos; lectores que liberan o esclavizan.

Hay también reconocidos "gurús" de la lectura que no leen —comprobado— las tesis ni las obras que se les someten a su escrutinio.

!Oh! generosas claridades del entendimiento fiel, cuán agradecido estoy de guiar mis dudas y oscuridades en la vida y el saber.