A finales del siglo XX y durante los primeros años del siglo XXI un banco dominicano utilizó como eslogan la aseveración: “Todas las posibilidades”. Esa era una frase pegajosa, contundente y, sobre todo, que proveía un espacio inmenso para la esperanza, ese estado de ánimo que es positivo en el presente y proyecta hacia el futuro el mantenimiento –y en ocasiones hasta la mejoría– de un óptimo estado de las cosas.

Tal y como se desarrollaron después los hechos, dentro de todas las posibilidades que podían presentársele a esa institución, la que se concretizó fue una de las peores para muchos de los involucrados. Eso nos llevó a pensar en cuáles serían las medidas necesarias para que la esperanza se sustentara en bases fuertes y que nuestras acciones realmente conllevaran un mantenimiento o mejoría de la situación. Para el sistema financiero en su conjunto esto significó un refuerzo de las normativas internas y externas, de manera que no hubiese que esperar a un desenlace catastrófico antes de empezar a tratar de detener el alud.

Probablemente se trató de una situación donde la esperanza se confundió con la ilusión, cuyo significado literal nos advierte la cualidad engañosa de este sentimiento. Etimológicamente, ilusión viene de “in” y “ludere”, o lo que es lo mismo, “jugar en contra de”. Por eso se dice “ilusión óptica” cuando queremos hablar de una falsa percepción, por eso se les llama “ilusionistas” a las personas dedicadas a hacer trucos que alteran nuestra capacidad de evaluación.

Esta situación de confundir esperanza con ilusión puede darse de manera voluntaria e involuntaria y por ello, en ocasiones, cuando las cosas no marchan como quisiéramos, solemos atribuir los fracasos a “la maldad” de los otros. Sin embargo, lo útil no es determinar si existe alevosía detrás del trastoque (después de todo, a veces los engaños son auto engaños y nadie se miente a sí mismo de manera consciente).

Lo verdaderamente importante es lograr desarrollar las capacidades para que podamos trabajar por nuestros ideales, sueños y esperanzas de una manera constructiva, lograr hacerlos realidad. Ahí, lo útil del concepto de innovación puesto que ella conlleva dedicación, reflexión, perseverancia, voluntad y, sí, también algo de disfrute y de búsqueda de satisfacción.  A veces con simplemente cumplir con lo requerido se obtienen buenos resultados. Podemos estar frente a un tal desorden que, con simplemente poner atención, mejoran las cosas.  Otras veces, se requiere mayor esfuerzo y para mejorar se necesita variar de alguna manera para tener una incidencia mayor. Solo que la variación más eficaz no es la que llega en abstracto, por un simple deseo de cambio, sino la que el resultado de la observación, el análisis y la ponderación.

Nota: La ilustración que acompaña esta pieza se llama “Escapando de la crítica” y es probablemente el cuadro más famoso de Pere Borrell del Caso, pintor muy dedicado a los efectos ópticos. Para hacer un trabajo de este calibre se necesitó tiempo, dedicación e imaginación.