No es lo mismo hacer campaña política por calles y avenidas, bajo un intenso sol para conquistar el voto de los electores, que realizar esa misma labor proselitista desde un podio bajo techo, tranquilo, fresco y sosegado.
Estamos entrando a una nueva era de hacer política, sin necesidad de invertir millones de pesos en gastos de movilización de masas en períodos de campañas electorales.
Las agotadoras caminatas, la movilización de millares de vehículos motorizados por calles, avenidas de la capital y el interior del país, están llamadas a desaparecer por lo costoso que resulta este tipo de actividad política tercermundista.
Desde 1987, en los Estados Unidos se organizan debates presidenciales y vicepresidenciales, a cargo de la Comisión de Debates, organización apolítica que no recibe fondos federales ni de ningún partido. Las elecciones están fijadas para el 5 de noviembre de este año.
Pero antes, deberán celebrase tres debates presidenciales: el primero el 16 de septiembre en Austin, Texas; el segundo en Petersburg, Virginia, y el tercero en Salt Lake City, Utah, el 9 el octubre. Mientras que el debate vicepresidencial será el 25 de septiembre en Easton, Pensilvania.
En República Dominicana, los miles de millones de pesos que se invierten en cada período electoral presidencial, congresual y municipal los aporta el gobierno a través de la Junta Central Electoral. La alta suma a invertir sale del presupuesto nacional, (5%) que bien sirve para invertirlo en aéreas productivas para el bien de la población y desarrollo del país.
Hoy en día, diversos sectores e importantes medios de comunicación se han unido para llevar a cabo la realización de debates políticos de alto nivel, bien organizados y con una cobertura publicitaria a nivel nacional e internacional.
Los partidos políticos han comenzado a aceptar esta nueva modalidad, reconociendo que es mucho más fácil llevar un mensaje, una propuesta a millones de hogares en apenas unas horas, que intentar llegar a ellos de forma personal y directa.
Tuvimos la oportunidad de ver un primer debate entre los aspirantes a cargos municipales y a la senaduría por el Distrito Nacional.
El pasado miércoles disfrutamos de la primera parte del debate entre los aspirantes presidenciales de los partidos minoritarios o alternativos, Fulgencio Severino, del Partido Patria para Todos; María Teresa Cabrera, del Frente Amplio; Virginia Antares, de Opción Democrática y Carlos Peña, del Partido Generación de Servidores.
La conducción estuvo a cargo de los veteranos comunicadores Ricardo Nieves, Ivonne Ferreras y Ricardo Ripoll.
Entidades como Grupo de Medios Panorama, Somos Pueblo Media y VTV Canal 32, pusieron su empeño para hacer posible que los candidatos minoritarios tuvieran una oportunidad de presentarse al público, de la misma forma en que lo harán en pocos días los candidatos presidenciales de los partidos mayoritarios.
Una red nacional de medios interactivos y emisoras de radio de gran audiencia amplificaron el debate, para beneficio de la población.
Cada candidato expuso sus consideraciones, planes y proyectos de gobierno que ejecutarían en caso de ser elegido por el voto popular a la Presidencia de la República el próximo 19 de mayo.
Todos pudieron desarrollar con claridad y precisión sus conceptos sobre temas tan candentes y preocupantes para la sociedad dominicana, como la corrupción administrativa, el aborto y sus tres causales, seguridad ciudadana, educación, migración haitiana, y preferencia sexual.
Participaron en el debate porque entendieron que era una excelente oportunidad de proyección pública a nivel nacional e internacional y la mejor forma de llegar a cada hogar.
Nos toca ver el próximo 24 de abril el esperado debate presidencial entre los aspirantes presidenciales de los partidos mayoritarios, que son Luis Abinader por el PRM; Leonel Fernández por la FP, y Abel Martínez por el PLD.
En ese grupo se encuentra el candidato presidencial Miguel Vargas Maldonado, del PRD, que aunque ha pasado a ser un partido minoritario no es alternativo.
Las caravanas y caminatas implican muchos gastos. Y los dirigentes de los partidos lo saben. Eso debe cambiar, por la salud económica del país.