En estos días de año nuevo en que nos juntamos con amigos y a sabiendas de que en el 2023 cumpliré 85 años, varios me han preguntado por qué nunca he participado en política. Y es cierto. Tan solo me inscribí una vez y fue en el Partido Dominicano, al cumplir los 18 años porque de lo contrario no obtendría pasaporte para ir a estudiar al extranjero, pero pronto rompí “la palmita” un par de meses después de desaparecida la dictadura de Trujillo.
Y es que en política siempre he estado viendo los varios lados de un problema. Max Weber dijo: “La política es un lento taladrar en una dura madera”. Nunca acepté que en el Holocausto murieran solo judíos, sino también gitanos (romas) y otras “razas inferiores”. Me encantaban las odas y poesías de Pablo Neruda hasta que supe que le había escrito una oda a Stalin, responsable de la muerte de diez millones de sus conciudadanos. También me encantaban las de Rafael Alberti hasta que leí su poema dedicado a Stalin. Más cerca de nosotros Fidel Castro fue un Stalin con sol. En curioso que en contraste tenemos a Joaquín Balaguer quien escribió varios libros y tratados justificando la dictadura de Trujillo, pero al caer el régimen se jactó de no haber elogiado a Trujillo en su poesía. Pero no por eso me ha gustado su poema “Tebaida lirica”. Tampoco agregué mi nombre a pronunciamientos públicos excepto cuando fueron iniciativas mías. Ahora, si es verdad que no me interesa participar en un partido político pues carecen de ideologías. Otra cosa fue cuando “el buey que más jala” y el “jacho prendío” de un PRD vinculado a la Internacional Socialista europea y un PLD cuyo líder, Juan Bosch, escribió a favor de una dictadura con apoyo popular después de haber visitado a la China de Mao. Hoy día tal vez por esa ausencia de doctrinas políticas un 65% de los encuestados dice que son independientes, es decir que no pertenecen o simpatizan con partido alguno cuando en 1981, al yo comenzar a hacer encuestas en el país, esa proporción apenas llegaba a un 7%. Consecuentemente, me imagino que hoy día en la decisión del electorado pesará la pregunta sobre en cuál gobierno se robó menos.
¿Llegaremos algún día en Santo Domingo a un socialismo democrático que busque mejorar la distribución del ingreso dentro de democracia a la europea? No creo que lo vea.
También me preguntan por qué nunca contesto a los que me critican y es que la mayoría de ellos no son personas de ideas, sino de ocurrencias.
Asimismo, me preguntan cuál de mis 71 libros publicados es mi favorito y les contesto que es el que todavía no he escrito citándoles a George Steiner, el crítico anglosajón de literatura: “Un libro no escrito es algo más que un vacío que acompaña la obra que uno ha hecho, como una sombra, irónica y triste; es un registro de las vidas que podríamos haber vivido; uno de los viajes que nunca emprendimos… el libro que nunca hemos escrito es precisamente el que podría haber establecido la diferencia. El que podría haber permitido fracasar mejor, o tal vez no”.
Perdonen la lata de estos banales y personales comentarios típicos de los días de fin de año cuando hacemos inventarios de nuestras vidas.