En esta tercera entrega, analizamos cómo el Movimiento Scout, es reconocido mundialmente como un sistema de educación no formal, que por más de 117 años ha desempeñado un papel crucial en la formación integral de millones jóvenes, en más de 175 países, complementando la educación formal proporcionada por las escuelas, colegios, así como también la educación recibida de las familias, las iglesias y las comunidades.  Este movimiento, a través de su enfoque característico y sus actividades dinámicas, atractivas y mayormente al aire libre, se convierte en un vehículo poderoso para el desarrollo de todas las potencialidades de los muchachos y muchachas que participan en él.

En el primer artículo de esta serie publicada por Acento.com.do titulado Por mi honor prometo… comentamos el texto de la Promesa Scout, un compromiso asumido voluntariamente por cada miembro de los Scouts Dominicanos.  En el segundo artículo, titulado Por mi honor prometo… (2) cumplir la Ley Scout comentamos el contenido de la Ley Scout, refiriéndonos a cada uno de los diez artículos que toda persona se compromete voluntariamente a cumplir fielmente.

El Enfoque del Movimiento Scout

Educación No Formal

La educación no formal, como la proporcionada por el Movimiento Scout, se caracteriza por su flexibilidad y su capacidad para adaptarse a las necesidades individuales de los jóvenes.  A diferencia de la educación formal, que sigue un currículo riguroso y estandarizado, la educación no formal se centra en el aprendizaje experiencial y en el desarrollo de habilidades prácticas y sociales.

Desde su origen en el año 1907, Baden-Powell fundador del Movimiento Scout Mundial importantizó el desarrollo individual de los muchachos y muchachas que participan del Programa Scout, estimulando a que “cada uno reme su propia canoa”, no creó un movimiento que pretendiera formar individuos en serie, sino que por el contrario, destacó la importancia de estimular el desarrollo de las potencialidades de cada individuo.  Incluyó el apoyo y participación de los Dirigentes Adultos, pero con un rol estimulante y no interferente.

En esta serie, nos queremos basar en el aporte de la Promesa y la Ley Scout, como parte de los fundamentos del Movimiento Scout y por eso continuaremos analizando el aporte que estos hacen a la Educación, a la familia y a la comunidad local, nacional e internacional.

 

La Promesa Scout

La Promesa Scout es el núcleo del compromiso ético y moral de los Scouts:

Por mi honor: Este compromiso fomenta la honestidad y la integridad, valores fundamentales que fortalecen el carácter de los jóvenes y los preparan para enfrentar desafíos éticos en su vida diaria.

Prometo hacer cuanto de mí dependa para amar a Dios: Este aspecto de la promesa promueve el respeto por la espiritualidad y la reflexión sobre la trascendencia, integrando valores que complementan la educación moral y religiosa que puedan recibir en sus familias o comunidades de fe.

Servir a mi país: Cultiva el patriotismo y la responsabilidad cívica, enseñando a los jóvenes la importancia de contribuir activamente al bienestar de su comunidad y nación.

Trabajar por la paz: Impulsa el respeto y la cooperación, fundamentales para construir una sociedad más armoniosa y justa.  Trabajar por la paz incluye también buscarla también con cada servicio que ofrecen los Scouts y cada Buena Acción Diaria con el que contribuimos a hacer el mundo más justo y así contribuimos a un clima de paz.

Cumplir la Ley Scout: Refuerza la adhesión a un código de conducta basado en valores éticos, que guían a los Scouts en sus acciones y decisiones diarias.

La Ley Scout y su Aplicación Práctica:

  1. El Scout es una persona digna de confianza.

La confianza es esencial para construir relaciones sólidas y respetuosas. En la educación formal, esta cualidad se traduce en un ambiente de aprendizaje seguro y colaborativo, donde los estudiantes pueden prosperar académica y socialmente.

  1. El Scout es leal.

La lealtad, cultivada en el Movimiento Scout, se refleja en la capacidad de los jóvenes para ser constantes y fieles en sus compromisos, tanto en sus estudios como en sus relaciones interpersonales.

  1. El Scout es útil y ayuda a los demás sin pensar en recompensas.

Este principio fomenta el altruismo y el servicio comunitario. En el contexto escolar, se traduce en estudiantes dispuestos a colaborar y ayudar a sus compañeros, creando un entorno de aprendizaje cooperativo.

  1. El Scout es amigo de todos y hermano de todo Scout sin distinción.

La inclusividad y la fraternidad son fundamentales para promover un ambiente escolar diverso y acogedor, donde todos los estudiantes se sientan valorados y respetados.

  1. El Scout es amable.

La amabilidad mejora el clima escolar, facilitando interacciones positivas entre estudiantes y profesores, y promoviendo una cultura de respeto y empatía.

  1. El Scout protege la vida y la naturaleza.

Este valor fomenta la conciencia ambiental y la responsabilidad ecológica, complementando la educación científica y promoviendo prácticas sostenibles dentro y fuera del aula.

  1. El Scout es responsable, organizado y hace las cosas en orden y completas.

La responsabilidad y la organización son habilidades cruciales para el éxito académico. Los Scouts aprenden a gestionar su tiempo y recursos de manera efectiva, lo que se traduce en un mejor rendimiento escolar.

  1. El Scout enfrenta la vida con alegría.

El optimismo y la alegría contribuyen a una actitud positiva hacia el aprendizaje, mejorando la motivación y el bienestar emocional de los estudiantes.

  1. El Scout es económico, trabajador y cuidadoso de los bienes, propios y ajenos.

La frugalidad y el trabajo duro son principios que preparan a los jóvenes para ser ciudadanos responsables y conscientes del valor de los recursos.

  1. El Scout es limpio y sano; puro en pensamientos, palabras y acciones.

La higiene y la pureza son esenciales para un entorno escolar saludable, promoviendo tanto la salud física como la moral de los estudiantes.

El Movimiento Scout, a través de su programa de actividades atractivas, entretenidas, variadas y divertidas, no busca simplemente entretener a los jóvenes, sino influir profundamente en su desarrollo integral.  Complementa la educación formal al proporcionar un entorno donde los jóvenes pueden desarrollar habilidades prácticas, valores éticos y sociales, y actitudes positivas que los preparan para ser individuos íntegros y ciudadanos responsables.  A manera de resumen podemos decir que el Movimiento Scout es como un jarabe medicinal que, aunque disfrutable, tiene como objetivo principal fortalecer y enriquecer el desarrollo de los jóvenes en todos los aspectos de su vida.

El Ministerio de Educación ha hecho bien al impulsar la creación de Grupos Scouts en las Escuelas Públicas y bien podría estudiarse su inserción en la Tanda Extendida y el Programa de Escuelas Abiertas.