Del profesor JR Albaine Pons, Acento publicó en diciembre del 2021 un artículo sobre la importancia de la investigación de la IA sobre las proteínas, hoy día convertido en Premio Nobel por la Academia Sueca del Nobel. Repetimos el artículo:

En nuestra Republica Dominicana cuando un nuevo partido político llega al poder, los amigos de los militantes de ese partido – entre sonrisas maliciosas- se cuentan unos a otros, “por fin, fulano comerá con grasa”.

Es nuestra mala escuela y pésima educación, por supuesto. Deberían decir, “por fin comerá proteínas”, pues son estas las que constituyen la estructura de nuestro cuerpo, nuestros tejidos, nuestras células y hasta nuestra mente.

Dos gigantes de la Biología del siglo XX, como lo son (aún viven, aunque ya están viejitos) James Watson, el codescubridor de la estructura del ADN y coganador del Nobel de Medicina por ello en 1962 y Edward O. Wilson, el gran mirmecólogo (zoólogo especialista en hormigas), con dos premios Pulitzer y reconocido ecólogo y ecologista de nivel mundial (hasta aquí en R.D. el Presidente le dio una Orden de algo) parecería por lo que dicen uno del otro-Wilson:  "Watson es el Calígula de la Biología” y Watson: “Los sistemáticos (y naturalistas) no son mas que coleccionistas de sellos”- que son enemigos a muerte. Pero no lo son: el trabajo de ambos, gigantescos trabajos, debiera decirse, se complementan como anillo y dedo. ¡Hoy día no se reconoce una nueva especie de ser viviente hasta no comprobarse que su ADN es distinto a todos los demás!

Y aunque el que ha visitado nuestro país y ha sido condecorado por nuestro gobierno es E. O. Wilson, hablaremos en este escrito, y si me han seguido leyendo hasta aquí, de J. Watson.

El gran James Watson, un personaje pintoresco y controversial, pero el premio Nobel no se quita. Insiste en que sí, que hay razas humanas distintas, biológicamente diferentes y por supuesto lo han expulsado de todos los trabajos y le han retirado varios Doctorados Honoris Causa y no se cansan de decirle que las Naciones Unidas declaró en 1947 (creo fue ese año) que las razas son una ideación cultural y no biológica y él no se cansa de responder, que quien sabe de genética es él y no las Naciones Unidas. Bueno, pero él fue de los descubridores del ADN y hoy casi todo el mundo sabe lo que es eso, por las pruebas que nos hacemos para saber si tenemos la COVID- la mortal para muchos pandemia- que tiene al mundo hoy día de cabeza y que hoy nos preocupa a todos, ¡pues nadie sabe si es de las personas que morirían si los atrapa la COVID!

Pero si preguntamos ¿y qué es lo que hace el ADN?, quizás no tantas personas sepan responder a esa pregunta.

De manera general pudiéramos decir que el ADN es el código para que todas las células de este planeta (y las bacterias también) puedan sintetizar proteínas. Eso, proteínas que a su vez son los sitios activos de todas las membranas celulares e intercelulares, los “ladrillos” de construcción de todo lo vivo, y además son enzimas y muchas también hormonas y neurotransmisores- los que llevan información de una célula nerviosa a otra- en nuestros cerebros y en los cerebros y sistemas nerviosos de todos los animales conocidos. Las proteínas están construidas de unas moléculas llamadas aminoácidos, de las cuales hay 20 y 10 de ellas son llamadas esenciales, porque no podemos construirlas, debemos buscarlas en nuestra dieta.

Los humanos, y muchos otros animales, somos omnívoros, esto es, nos alimentamos de carne y de plantas y esto se reduce a tres grandes grupos de compuestos: azúcares, de donde producimos energía instantánea, grasas, que se guardan para cuando haga falta energía y de proteínas, las cuales descomponemos en sus aminoácidos para que así nuestras células puedan hacer las proteínas que nos forman, a cada uno de nosotros, a cada animal, a cada individuo, siguiendo las instrucciones de nuestros ADN.

Ya creemos tener muchos saberes de los azúcares y grasas de nuestro cuerpo. Y hasta mucho sabemos del ADN, en especial después que un microbiólogo español, Francisco Juan Martínez  Mojica -le dicen Francis Mojica-, investigador de bacterias en las lagunas saladas que se forman a orillas de muchos mares, descubriera el mecanismo de bacterias para cortar y eliminar trozos de ADN de virus u otras bacterias que las invadieron, que llamó con el acrónimo CRISPR, y de aquí surgió la técnica de manipulación de ADN con precisión en cualquier organismo, las ya famosas “tijeras genéticas” que cortan y pegan pedazos de ADN según nos interese. Y otorgó premio Nobel en Química a dos investigadoras, una americana y otra francesa que hicieron la tijera final, la CRISPR-Cas9, en el 2020. Muchos pensaron que fue injusto, o un desliz, que la Academia Sueca dejara al español fuera del premio, ya que fue éste quien por años investigó las bacterias de marismas y quien encontró el mecanismo. Nada, que parece que España sigue  considerada la cola de Europa; aunque los ingleses, ah los anglosajones de siempre, con tanta experiencia acumulada en diplomacia se lo hicieron saber a la Academia Sueca, pues luego de nunca colocar un artículo científico español en la portada de su revista Nature, la principal y más antigua revista científica del mundo, en este 2021 ha colocado nada menos que tres y si eso no es una fina y educada protesta de su error, no se me ocurre una mejor.

Y así volvemos a las proteínas, que son los productos de las funciones del ADN, el dolor de cabeza por años de la biología, pues era muy difícil conocer su forma final o como dicen los bioquímicos la estructura terciaria de ellas; el método más usado era la difracción de rayos x (técnica con la que se descubrió la forma exacta del propio ADN), solo que se utilizan los rayos x en proteínas cristalizadas por congelación y se obtenían variadas formas según cristalizara y no había seguridad de cuál de ellas era la funcional.

Y apareció la Inteligencia Artificial, y con su programa de “Deep Learning” o Aprendizaje Profundo, y en especial el código AlfaFold, que ya había derrotado al campeón mundial del juego GO, juego de tablero chino de dos participantes ( y de paso, haciendo famoso este juego de estrategias), una compañía de Google, y resolvió el enigma logrando resultados rápidos y sorprendentes, con casi una eficacia de 90%, disolviendo un problema que desde los años 50 del pasado siglo no había encontrado solución.

Ya se está usando en múltiples áreas de las ciencias, incluyendo las proteínas de las espigas del virus de la COVID, problemas de climatología, en matemática y múltiples vías en medicina. Ya sabemos, por fin, exactamente cómo fabricar un compuesto químico o un medicamento para que active o desactive una proteína, sabemos cómo son las proteínas. Considerado por la revista Science uno de los 10 grandes descubrimientos del presente año 2021, y sin lugar a duda el más importante desde que se descubrió la estructura del ADN en 1953 para las ciencias biológicas, uno se queda pensando… y ahora, ¿le darán un Nobel a una compañía por acciones de las redes sociales?