En la industria cultural, muy acertadamente llamada ahora Industria Creativa, es más que ventajoso ser una persona creativa, sin embargo, en otras actividades ser “creativo” en los días de hoy es frustrante si no se tiene un enorme y pesado título universitario que catalogue a uno como acto para la mentada “competitividad”

Sí, frustrante. Apenas vea este acontecimiento en la vida de una mujer que nunca tuvo algún curso universitario y menos aún asistió a cursos gerenciales. Miguelina (nombre supuesto) trabaja en una conocida red de supermercados. Descubrió que en las envolturas plásticas que empaquetaban pollo refrigerado se quedaba mucha agua, y en el proceso de recibimiento, durante el pesaje, este hecho pasaba desapercibido y el supermercado (sin saber) se perjudicaba hasta en un 7% en el producto comprado. Con el descubrimiento la observadora Miguelina les está ahorrando a sus patrones cerca de nueve millones de pesos, en toda la red.

La historia es bonita. Pero se debe estar preguntando si descubrir agua en el pollo es creatividad, y qué ganó nuestra atenta Miguelina con su acertada observación. ¡La recompensaron con un aumento! ¡Nada de eso! Los dueños, los gerentes, los compañeros de trabajo le dieron las gracias y un fuerte abrazo, la elogiaron con una compra de cinco mil pesos y le aceptaron algunos privilegios como llegar cinco minutos pasados a la hora de entrar a su trabajo o dejar de ir algún que otro día por asuntos familiares. Sin embargo, nada de eso hubiese sucedido si Miguelina, como buena observadora, no viera lo que nadie había visto.

Desde hace mucho, usted se depara con la frase “la necesidad es la madre de la inventiva”. Pues es una verdad como un templo. La creatividad es un don que se adquiere naturalmente, conviviendo con problemas y descubriendo soluciones, creatividad no envuelve característica social, edad, raza o credo, ella es una cualidad de las personas curiosas y osadas, que procuran hacer cosas nuevas, sorprendentes y que puedan traer beneficios para el ambiente colectivo.

La creatividad no la da un título universitario, sin embargo los departamentos de recursos humanos es eso lo primero que ven. La sociedad en su conjunto está sometida a un estrés con la mentada competitividad y globalización en todo. Quienes tienen que decidir sobre quién debe ocupar tal puesto, son los responsables de los constantes fracasos en todos los niveles de la vida nacional. ¿Se acuerdan quién descubrió la penicilina? No fue un médico, fue Alexander Fleming, un acucioso bacteriólogo observador, curioso, atrevido, y lo hizo por accidente, pero observó y anotó lo que fue determinante para la humanidad. Un pequeño detalle… vio lo que nadie había visto antes.

Por supuesto, ningún empresario anda contratando fracasados, pero pocos recuerdan que Edison fracasó cientos de veces antes de encontrar el proceso que trajo luz a la humanidad. Un hombre que fue rechazado por los profesores y nunca fue a la escuela.

Cuando se rechaza a alguien, es posible que estemos perdiendo todos por una mala decisión de no emplear a una persona porque se crea que no es apta.

Independientemente de la jerarquía, cargo o salario, las ideas y soluciones que pueden resultar en lucro y economía de gastos no pueden ser ignorados en ninguna hipótesis. Una empresa es como una sociedad que, si gobernada o dirigida por incompetentes, desperdicia oportunidades de crecimiento y progreso cuando no crea integración social, cuando no apoya el desarrollo humano e intelectual, cuando no se crean condiciones favorables para que las personas aporten ideas.

Vivimos en un ambiente de acciones gubernamentales económicamente inestables y el cerebro humano de quienes vivimos en este país es la única llave que abre las puertas del futuro.

Avanzamos, sí, pero avanzamos en exportar nuestros cerebros y emigra la gente que quiere hacer alguna cosa buena en este mundo.