I.- El hecho de querer la libertad

1.- Los seres humanos se preocupan por disfrutar de la facultad de accionar, obrar de una manera o de otra, como también de no actuar.

2.- Es normal que cualquier individuo desee sentirse liberado, sin comprometer su voluntad para comportarse emancipado. Es una aspiración que sale del alma ser libre por entero, nada de truncado.

3.- Al igual que una mujer o un hombre quiere la libertad de manera individual, ocurre lo mismo cuando está formando parte del conjunto de personas unidas por costumbres, lengua y culturas comunes, o sea al convertirse en parte del pueblo.

4.- Particularmente yo, en la vida, he tratado de actuar partiendo de convicciones, de la certeza que tengo al accionar. Me formo la idea por un yo lo vi, y no por un millón de me dijeron.

5.- Procuro aceptar como verdadero lo que el individuo hace y es posible demostrar. No me llevo de lo que me impresiona, de lo que parece y no es. Solo a lo creíble le doy crédito.

II.- No basta con predicar la defensa de la libertad

6.- Es común en nuestro medio escuchar a mujeres y hombres que se manifiestan con mucho fervor y gran pasión por la libertad. Por sus ardientes expresiones se supone que son defensores denodados de todo lo que significa libertad.

7.- La dinámica de la vida de hoy hace posible que los seres humanos se vean en la obligación de demostrar en la práctica lo que dicen ser. La materialidad aclara de qué sustancia está hecha una persona.

8.- Un ente social auténtico es aquel que enseña su calidad de ser siempre el mismo, verdadero, fidedigno, nada de un simulador cualquiera.

9.- No basta con fulano de tal decir que es adalid; el líder; el guía y mentor de la libertad de expresión y difusión del pensamiento. Que sirve como orientador y modelo en el ejercicio de la libertad de prensa.

10.- Precisamente, justamente ahora; sin ninguna duda; exactamente estamos en un momento adecuado; como si fuera un hecho mandado expresamente para poner a prueba a los que dicen defender la libertad.

III.- Oportunidad para honrar la libertad

11.- Ni más, ni menos. Si usted cree en la libertad y en su ejercicio, tiene ahora un buen momento. Es la ocasión que esperaba para demostrar ser coherente, defendiendo el derecho de todo ser humano a ser libre de decir la verdad.

12.- Entonces, mueva su lengua, ejercite su garganta, ponga su pluma al servicio de una causa justa, pruebe ser una mujer o un hombre libre por entero.

13.- No es cuestión del otro mundo, ni de pedirle permiso a nada celestial. Basta que usted, porque le sale del alma y porque es sensible, defiende la libertad suya y de los otros.

14.- En consecuencia, escriba diciendo que reclama liberar, excarcelar, poner en libertad, ahora, ya, a Julián Assange.

15.- En los últimos años, son tantas las veces que en mi país he escuchado hablar de la libertad de expresión, que creo, ahora debe faltar espacio en los medios de comunicación para enaltecerla.

16.- Todo aquel que ha predicado de manera reiterada que cree en la libertad, le basta con ser coherente solicitando que se respete la libertad de Julián Assange.