-Porque: El juramento Hipocrático se ha convertido en una blasfemia.

-El ser capaz en un área de poco sirve si la práctica de esta carece de sentimientos y moral.

 

Estaba yo pobremente pensando en el cómo han cambiado las cosas en esta era, donde todo lo plástico reina y donde, cual tsunami, se ha llevado por delante principios, comportamientos y aptitudes que otrora eran consideradas de gran valor, pero que hoy, lo mercurial ha ocupado la principalía de cualquier accionar.

Son notorios, aunque nadie habla de ellos, donde ya se han convertido en parte de nuestro diario vivir y, en esta oportunidad, solo hablemos de los médicos en general. Me duele la cabeza y acudo al consultorio: Dr. Me duele la cabeza desde hace tres días y no se me quita, he tomado tal o cual cosa, pero continuo igual. Estas serían las primeras palabras de mi desgracia. En tanto hablaba el médico tenía el recetario y bolígrafo en manos escribiendo lo que sería mi supuesta sanación.

  • Tomarás esto cada , horas durante x días; (2) Tomarás esto para aliviar el malestar de la primera cada x horas por x días; (3) De esto tomaras dos pastillas para evitar que las dos anteriores te suban o bajen la presión y, así te va rellenando dos o tres páginas del recetario con la recomendación de verte la semana entrante.

Al final, sales del consultorio y pasas por donde la secretaria quien te agenda la próxima visita y te dice que son 5000 pesos la consulta ya que el resto -unos dos mil- los cubrió el seguro. Al final llegas a tu casa con una cantidad de medicamentos que de inmediato comienzan cada uno a hacer su trabajo, es decir, joderte la vida.

Pasada la semana regresas al negocio y le comunicas al médico que se te quitó el dolor de cabeza pero que estas sufriendo de estreñimiento y diarrea alternándose la una con la otra. Que, además, no estas durmiendo, sufres taquicardia y vahídos, todo esto, después del tratamiento. El Dr. como buen negociante vuelve a tomar su recetario quitándote el tratamiento anterior por otro que supuestamente es más efectivo, además, en otra receta te recomienda ir al gastro; hacerte una sonografía del estómago; una tomografía de la cabeza y, donde el cardiólogo para hacerte un Mapeo del corazón, después de esto, se repite la visita a la secretaria, vuelves y pagas y regresas a tu casa con otro cargamento de medicinas que ya para la semana entrante te tiene en las puertas del Cementerio.

Ya agobiado, lanzas al canasto de la basura todas las medicinas, mandas al carajo al mercader y decides, como buen cristiano, encomendarte al judío y dejas de tomar medicina, ya resignado a lo que sea. Pasados dos o tres días, comienzas a sentirte más animado, con más fuerza y aquellos dolores o padecimiento se hacen cosa del pasado. En conclusión, aquel medico familiar, aquel que de todo sabia un poco y no era tan capacitado como los cerebritos de ahora, simplemente desapareció, siendo suplantado por otro tipo de negocio, donde dejó de ser paciente para convertirse en un cliente. Y, de lo que este médico reporta al fisco, lo mejor es ni hablar, ya que no consta en ninguna parte los 10 mil pesos que te cobró por envenenarte. Pero de esta situación nadie dice nada, porque este tipo de “asociación” solo hace negociaciones de embudo, es decir, la parte bien ancha para ellos y la otra que apenas llega a gotero, para los pendejos, que somos la gran mayoría.

Jodidos por la sapiencia en general, así de infelices estamos viviendo, donde los presos ya no lo son y han pasado a ser “internos” y nosotros a ser presos de todo lo plástico, lo mercurial y la desconsideración, donde solo una parte de la ciudadanía se libra de esta agonía, es decir, la clase política, esa que sin lugar a dudas es la principal culpable de todo lo malo, comenzando por hacer leyes mostrencas, donde solo los intereses particulares o de una clase que puede pagar, es eximida de los padecimientos del resto de la sociedad. Se podrá disfrazar de cualquier cosa la situación a que nos referimos, pero, aunque de mona la vistan, mona se queda. ¨Sí señor!