En este momento soy testigo. En Villa Mella, Santo Domingo, desde hace varios días un grupo denominado “Movimiento código patria y Wendy…” convocó una “manifestación patriótica” contra la organización de la sociedad civil MOSCTHA. En este momento, una mujer vestida (literalmente), con una bandera dominicana amenaza con su voz amplificada por un micrófono y una bocina “…entonces tomaremos las decisiones de lugar que será por la bala, los dominicanos que estén dentro, que sepan, cuáles son los del organismo, pueden venir a recibir la carta, les vamos a dar cinco minutos para que se asomen a la puerta y nos reciban el comunicado. NO QUEREMOS HAITIANO”, la mujer grita, arenga a un grupo, minúsculo pero amenazante de hombres con banderas, otra señora está con un niño cargado, mientras las compañeras y compañeros en MOSCTHA están dentro del edificio en estado de sitio.
Soy testigo del odio y la violencia de este y otros grupos fascistas, racistas, xenófobos y violentos, grupos de ultraderecha que se encuentran aterrorizando al país. Es doloroso verlo. El terrorismo se ha convertido en política migratoria o por lo menos una herramienta que apoya y acompaña la política migratoria ante el ¿desinterés? o ¿inacción interesada? de las autoridades.
Este grupo se siente muy envalentonado para proferir amenazas y ofrecer “balas” a las personas que se encuentran en una organización de la sociedad civil cuya función es aportar solidaridad y defender los derechos humanos, una organización que se dedica a ofrecer servicios médicos a bajo costo a la población de escasos recursos; sin embargo, estas mismas organizaciones no son tan proclives a manifestarse frente a las oficinas de los dueños de cañaverales, los dueños de hoteles, de constructoras… que explotan la mano de obra haitiana, tampoco son nada proclives a manifestarse y ofrecer “bala” a todas las autoridades de migración en la frontera del país que se enriquecen a base de la trata de personas haitiana y la extorsión, porque ¿qué pasaría si esta señora y su grupito van y ofrecen “bala” a los sectores de poder antes mencionado? Por supuesto, en ese caso sería una terrible violencia a los derechos y estas personas serían apresadas de inmediato.
En República Dominicana, si eres ciudadana o ciudadano común, si trabajas en organizaciones de derechos humanos o tienes cualquier idea “distinta” al status quo imperante, de inmediato pierdes tus derechos y puedes ser sujeto de amenazas, acoso, discriminación y violencia de cualquier tipo, estos grupos lo saben y por eso cada día su violencia es más abierta, más pública, más rotunda…
Los terroristas, grupos paramilitares y la ultraderecha fascista dominicana atacan muy cómodamente a las personas desposeídas, que por no tener no tienen ni un solo derecho y ya lo estamos viendo en vivo y directo, el Consejo de Seguridad Nacional dio la orden definitiva: deportaciones masivas y esa orden entraña un permiso, una “carta blanca” para el odio, la violencia extrema, el racismo, fascismo y xenofobia. Pero no se engañen pueblo dominicano, no crean que solo las personas haitianas o dominico-haitianas sufrirán las consecuencias de esto, porque cuando estos son los valores de la PATRIA y del ESTADO, nadie queda impune, muchas personas creen que su piel clara “india” y sus cabellos desrizados los salvarán, ¡Ya veremos!