Pol Pot y los Jremeres Rojos mostraron trágicamente que demasiado al este se llega al oeste.

Henry Kissinger es buen ejemplo de que hay gente con mucha suerte y con especial talento para salir honorablemente libres después de toda una vida cometiendo crímenes en masa.

Váyase a los libros de Historia reciente o, más fácil, pídale a Google que le hable un poco de Camboya, un país del sudeste de Asia. Seguramente tendrá la desagradable oportunidad de que le muestren fotos de pirámides de calaveras con leyendas al pie en las que más o menos se leerá: Estas terribles imágenes corresponden a las matanzas perpetradas en el período de terror dirigidas por los llamados Jemeres Rojos, bajo la dirección del ya fallecido Pol Pot.

Puesto que los muertos no hablan y en cambio los medios hablan demasiado, a uno no le queda de otra que poner la cara de asco y exclamar: ¡malditos asesinos!

Hasta donde sé, lo de malditos asesinos le cabe perfectamente a Pol Pot y su proyecto “revolucionario”. Porque, aun suponiendo en verdad hubo en ellos algo de auténtico esfuerzo emancipatorio, llegaron sin embargo a extremar sus actos hasta un paroxismo tal que hoy llena de vergüenza a quienes de veras se empeñan en liberar al mundo de todo opresión.

Pero hablar de hechos infames y sobrecogedores ocurridos en Camboya limitándose a los actos de los Jremeres Rojos y ocultando que ese país fue blanco de una cantidad de bombardeos solo comparable a la recibida, en la misma época, por el invadido Vietnam, sería una manera absolutamente irresponsable de apañar los omnipresentes invasores de Estados Unidos. ¿Cuántos pueblos y aldeas fueron arrasados por los aviones de guerra norteamericanos? ¿Cuántas de las calaveras exhibidas hoy en Camboya corresponden a aquellos guerreros extremistas dirigidos por Pol Pot y otros y cuántos a los bombardeos despiadados y masivos ordenados por la Casa Blanca de Richard M. Nixon y por el Departamento de Estado de Henry Kissinger?

“La noche del 18 de marzo de 1969, en el apogeo de la guerra de Vietnam, 60 bombarderos B-52 estadounidenses descargaron una lluvia de explosivos sobre Camboya. En el momento, un funcionario estadounidense dijo: “Nos habían dicho… que esos bombardeos de saturación de los B-52 serían tan devastadores que nada podría sobrevivir.

“Así empezó la primera campaña estadounidense de bombardeo de saturación desde el aire. La llamaron “Operación Menú” y por 14 meses los aviones B-52 y F-111 descargaron 98.723 toneladas de explosivos en 3800 vuelos sobre ese país del sur de Asia que es menos de la mitad del tamaño del estado de California. Camboya (y Laos) comparten fronteras con Vietnam, y el sendero Hồ Chí Minh (…) que suministraba a las fuerzas de liberación vietnamitas atravesaba Camboya. Esta ruta militar y logística sumamente efectiva, y las bases vietnamitas a lo largo del sendero, fueron el objetivo del bombardeo. Pero no fueron “ataques quirúrgicos”. Destruyeron por completo vastas zonas del campo exuberante y todo lo que se movía”. https://revcom.us/es/a/532/crimen-yanqui-caso-47-el-bombardeo-de-camboya-de-1969-a-1973-es.html

Sí, es verdad lo de que el Jremeres Rojo fue demencial, terrible, impropio de cualquier proyecto que se atreva a proclamarse defensor de alguna causa justa. Una pena que se tome el nombre el comunismo en vano o, mejor dicho, para la atrocidad. Pero hay también otras manos ensangrentadas, las de siempre, las de costumbre, las que van a otros pueblos a matar a nombre la libertad, de su “seguridad nacional” (“amenazada” por un pueblo situado a 20 mil kilómetros).

El señor Kissinger acaba de arribar al primer centenario de su vida (100 años cargados de invasiones, golpes de Estado  por aquí y por allá, genocidios). Cuando cumpla el segundo, dependiendo de qué haya ocurrido entonces con la memoria de la humanidad, tal vez se recuerde aquel hombre suertudo que se dedicó al mal sin consecuencias para él. Por cierto, no es el único, ni mucho menos. No sé si tanta suerte personal pueda replicarse por mucho tiempo más a escala del poder que estos señores representan. No lo creo. Y ya no parece…