Los resultados del recién finalizado operativo conciencia por la vida de navidad, con sus números de muertes y heridos por accidentes vehiculares y riñas, nos indican que las intervenciones frente a futuras fiestas o retiros tendrán que ser enteramente preventivas, orientadoras y sancionadoras.
Jornadas preventivas que contemplen desarrollar contenidos educativos dirigidos a la población. Apoyadas en los medios de comunicación con el objetivo de llamar a la prudencia y el comedimiento durante el período en cuestión.
No solo anunciar el inicio de una actividad en la que se ofrezcan detalles del número de personas que estarán en las calles, o cantidad de ambulancias, equipos y personal médico. Se necesita de un plan de prevención que haga frente a las eventualidades que estadísticamente están provocan muertes y lesionados.
Un plan estratégico que nos permita identificar, evaluar y controlar los riesgos a que se expone la ciudadanía durante determinados feriados. Por ejemplo, los accidentes de tránsito, pleitos callejeros e intoxicaciones por ingesta de alcohol.
Evaluar el feriado de navidad con el fin de pensar acciones formativas y de orientación que vayan de la mano con sanciones como las implementadas por la Policía Nacional y otras entidades. Un plan acompañado de orientación que observen el desplazamiento de las personas, las prohibiciones explícitas de alcohol al aire libre, entre otras medidas. El libertinaje no debe estar por encima del orden y la ley.
La convivencia en fraternidad con los demás, el tolerar las diferencias, entender que las cosas materiales no pueden estar por encima de la vida humana, podrían ser algunos de los contenidos a desarrollarse desde los distintos medios convencionales y modernos como redes sociales.
Con la participación de comunicadores que también sean invitados a bajar el tono agresivo de sus palabras al momento de interactuar entre ellos mismos y con la población.
Las comunidades son lo que consumen; si se incita a la bebida alegre y libertinaje como algo normal, nunca serán efectivos los operativos. El plan deberá tener regulaciones radiofónicas y audiovisuales.
Si desde algunos medios se vocifera y estimula a la alegría sin control incluyendo la promiscuidad, muchas veces insultantes entre quienes deben ser portadores de una conducta moral y éticamente correcta, entonces estamos transfiriendo y enseñándole a la población a que sea agresiva.
Pensemos seriamente en un plan operativo estratégico que vaya más allá de un simple enunciado de cantidades, entidades y equipos. Toquemos las puertas de los hogares con orientaciones claras y precisas promotoras de una sana convivencia en esos momentos especiales y siempre.
Posiblemente, algunas personas reaccionen desaprobando estas ideas que escribo. Pero no importa, para los que trabajamos en emergencias lo que interesa son las vidas de las personas, y en esa dirección, se deberá diseñar un plan con mensajes de paz, amor, convivencia pacífica, fraternidad, sanción y orden.
Que desde una simple entrega de ayuda se presenten contenidos orientadores. Las muertes y heridos hay que disminuirlas en esos días que deberían ser de armonía familiar y social.