Conocer la disposición del gobierno del presidente Luis Abinader de iniciar un amplio plan de desarrollo turístico en Pedernales-Cabo Rojo es de gran alegría para quienes conocemos la pobreza y abandono que siempre ha reinado en estas regiones limítrofes con la República de Haití.
La provincia de Pedernales está ubicada a 335 kilómetros al suroeste de la ciudad de Santo Domingo, capital de la República Dominicana.
Es indudable que la construcción de dos complejos hoteleros, con un monto inicial de $240 millones de dólares, incrementará paulatinamente el empleo que tanta falta hace en la región.
De acuerdo con lo informado, el plan general de inversión turística es de unos $2,245 millones de dólares durante los próximos 10 años, fiscalizados bajo el Fideicomiso Pro-Pedernales y la Dirección General de Alianzas Público-Privadas (Dgapp).
Las obras para ejecutar incluyen nueve hoteles, un aeropuerto Internacional, centros comerciales, acueductos, plantas de tratamiento de aguas residuales, sistema de redistribución eléctrica y nuevas carreteras.
En la actualidad, se avanza en la construcción de un nuevo aeropuerto en Cabo Rojo a un costo de más de $1,200 millones de pesos.
La apertura reciente de vuelos domésticos desde el Aeropuerto Internacional La Isabela (El Higüero) hacia el aeródromo de Cabo Rojo, es parte de las iniciativas emprendedoras para el arranque de estos proyectos turísticos.
Si todo esto se materializa, la pobreza en Pedernales quedará eliminada con el renacer de la bonanza económica en la zona.
Pero no solo eso. El presidente inauguró además una escuela técnico vocacional, a un costo de $68 millones de pesos, y la remodelación de un polideportivo que estuvo abandonado por más de 16 años en los periodos de gobierno de Leonel Fernández y Danilo Medina.
La escuela técnica servirá para que cientos de jóvenes se capaciten y especialicen en diferentes aéreas laborales para ocupar las múltiples plazas de trabajos que vendrán al término de estos proyectos.
Entre las especialidades a ofrecer se citan ebanistería, desabolladora y pintura, mecánica automotriz, corte y confección, cocina básica, auxiliar de belleza, electricidad residencial, plomería, barbería, hotelería y turismo, entre otras.
Un plan de desarrollo fronterizo que se inicia con Pedernales y que debería seguir con las demás zonas fronterizas con Haití, como son las provincias Independencia, Elías Piña, Dajabón y Montecristi.
Recuerdo la época en la que militares y policías lloraban para que no fueran trasladados a la frontera tras cometer indisciplina y faltas graves a los reglamentos internos de sus instituciones, porque allí solo había hambre y miseria.
Hoy en día, muchos quisieran ser trasladados a cumplir años de castigo en esas regiones por los beneficios económicos que genera el tráfico de ciudadanos haitianos y otras nacionalidades, contrabando de mercancías, armas y drogas narcóticas.
El presidente Abinader quiere que sus adversarios políticos se sumen al éxito de las obras gubernamentales en ejecución y no apuesten al fracaso.
Él sabe que los politiqueros de siempre nunca lo harán, su estrategia es hacer oposición radical, criticar y boicotear directa e indirectamente cualquier iniciativa positiva que se haga a favor de la población para su desarrollo y progreso.
El auge del turismo genera empleos, y estas obras de infraestructura y educacionales repercutirán a corto y mediano plazos en una mejor calidad de vida de los jóvenes y adultos de Pedernales que ya habían perdido las esperanzas de un mejor porvenir.