No se puede hablar de la banda inglesa sin mencionar “Dark side of the moon”, su álbum más conocido. Las diez canciones que integran el disco giran en torno al ser humano y la sociedad capitalista que lo deshumaniza desintegrándolo hasta la locura (Brain Damage).

Cualquier línea, estrofa, o coro de la discografía, serviría como acicate para evaluar su contenido, desde el prisma de cualquier campo filosófico, entre ellos: La ética, la epistemología, la estética, la metafísica y la lógica. Pero, por cuestiones de “tiempo” solo haremos referencia a los que entendemos, son los mensajes con mayor trasfondo social de la cuarta canción del álbum, “Time”.

Para entrar en ambiente, como preludio, la banda utiliza el traqueteo rítmico que imita el tic tac de un reloj y el sonido de una alarma estruendosa, mientras que, al mismo tiempo, se escuchan en el fondo los latidos de un corazón, creando una sensación extraña entre suspenso, claustrofobia, y estrés, permitiéndonos adelantarnos a lo que viene.

Después de una larga introducción instrumental, empiezan las primeras estrofas: “Ticking away the moments that make up a dull day, fritter and waste the hours in an offhand way, kicking around on a piece of ground in your hometown, waiting for someone or something to show you the way; tired of lying in the sunshine staying home to watch the rain, you are young and life is long, and there is time to kill today and then one day you find ten years have got behind you, no one told you when to run, you missed the starting gun”.

El planteamiento es claro: El paso del tiempo agobia la mente, como la falta de cumplimento de expectativas; la vida pasa rápido, y se va en un abrir y cerrar de ojos. La frustración causada por la incapacidad para “aprovechar el día” o “ponerse al día” con el tiempo, nos desbordan.

Aristóteles dedico al concepto -tiempo-, profundos análisis que anticipan en realidad algunas nociones que se desarrollarán y harán celebres más adelante. Entonces, sin rodeos, para el filósofo ¿Qué era el tiempo? El fundador del Liceo trata de resolver el misterio en función de dos puntos de referencia: el movimiento y el alma; asentando que, si se prescinde de uno u otro, se nos escapa la naturaleza del tiempo.

El tiempo no es movimiento ni mutación, pero los implica esencialmente: “(…) la existencia de tiempo (…) no es posible sin la del cambio; cuando no se experimenta ningún cambio dentro del ánimo del ser, ni se advierte que cambia algo, nos parece que el tiempo no ha transcurrido” (Giovanni Reale. I.A). Y, puesto que el tiempo implica tan estrictamente el movimiento, podemos considerarlo como una modalidad o propiedad del mismo, caracterizado por un antes y un después.

Dicho de otra forma, al haberse determinado el tiempo, como movimiento, mediante la distinción del antes y el después, decimos que el tiempo efectúa su recorrido, cuando hemos percibido en el antes y el después el movimiento, pudiendo ser esta distinción posible por el ánima del ser. De aquí se deriva la célebre definición de: “El tiempo es el número del movimiento según el antes y el después” (Fís.IV).

Luego de la desesperanza, ansiedad e impotencia expuesta en la primera parte de la canción, la problemática es atizada, cuando para rematar, con algún dejo, se escucha: “Home, home again, I like to be here when, I can and when I come home cold and tired, it’s good to warm my bones beside the fire”.

En ese verso, al hacer mención a lo gratificante que es estar en casa resguardado, sin hacer nada más que descansar, parece sugerirse -dada la historia y el contexto de la canción- que es necesario un equilibrio entre la ambición, la productividad y el ocio, dejando en un plano inferior la búsqueda indiscriminada por acaparar.

A juicio de Aristóteles, no es plausible: “La vida (…) dedicada al comercio, pues va contra la naturaleza, siendo evidente que la riqueza no es el bien que buscamos; tal cosa solo vale en vistas al beneficio que se obtiene y es un medio para alcanzar algo distinto” (Ética Nicómaco). El deber ser, es encontrar los placeres y los honores por sí mismos, por virtud o añadidura, al igual que las riquezas; pues, la vida dedicada a amasar fortuna es la más absurda y la más inauténtica, porque equivale a buscar cosas que -como máximo- tienen valor de medios, pero nunca de fines.

De manera somera, hemos repasado la vigencia y necesidad de la filosofía en nuestros tiempos, la ansiedad que genera la paradoja de poder elegir, la importancia del arte al permitirnos realizar descargas de emotividad que de alguna forma nos libera, lo absurdo que puede llegar a ser perseguir riquezas para obtener libertad a costa de bienes indispensables para la vida, como la salud, y que para Pink Floyd más que psicodelia, es filosofía.