Es notoria la tendencia a una visión pesimista o negativa de nuestra realidad. Realmente siempre hay razones para preocuparse, aunque debemos reconocer que mantenernos ansiosos no solamente no aporta nada, sino que limita nuestra capacidad de respuesta a los retos que la vida nos presenta. Es inevitable que muchas vivencias que experimentemos nos atormenten, como también es posible que en algún momento perdamos nuestro equilibrio y hasta caigamos, pero nuestra actitud debe ser siempre levantarnos de nuevo.
En el siglo XXI tenemos más facilidades que hace varios siglos y hemos controlado muchas de las amenazas que teníamos hace varios milenios, pero hemos desarrollado una mayor tendencia a quejarnos, entre otras cosas, porque nos estamos acostumbrando al camino fácil y este nos debilita. Lamentablemente solemos querer cosechar sin haber sembrado, lo que afecta nuestro desarrollo personal.
Podríamos asumir una actitud indiferente o ingenua frente a eventos como las últimas guerras que se han presentado en el mundo, pero las personas con cierto grado de conciencia realmente se muestran apenadas y preocupadas. Algunos presentan una tendencia a mantenerse anclados en los aspectos negativos, los cuales siguen con mucho entusiasmo y son quienes utilizarán frases como: “te lo dije”, “sabía que pasaría”, “se están cumpliendo las profecías “, “esto no tiene solución”, etc. Estas personas se sienten muy orgullosas de la cantidad de cosas negativas que conocen y tienden a mostrarse entusiasmadas cuando consideran que sus nefastas predicciones se cumplen, pero rara vez aportan soluciones reales.
¿Por qué disfrutan siendo portavoces de desgracias? La razón de todo lo que hacemos está en nuestro interior. Quien no encuentra justificaciones existenciales para ser feliz se siente frustrado, incapaz de apreciar lo que tiene y resentido con la sociedad, necesita encontrar fuera de sí justificaciones para su amargura. Es más fácil culpar al clima de mi malhumor que enfrentar las razones que me perturban.
Si estás leyendo estas líneas, perteneces a los Homo sapiens, la especie hegemónica del planeta, obviamente sabes leer y tienes intereses culturales. Tu nivel económico te permite no morir de hambre, tienes la capacidad de dialogar (ya sea mediante tus ideas propias o compartiendo las de otros). Te interesa la humanidad y todavía tienes esperanzas, porque si así no fuera, no hubieras seguido leyendo.
Ciertamente en el mundo ha habido siempre: violencia, falsedades, traiciones, pobreza, enfermedades, catástrofes, esclavitud, plagas, guerras, genocidios, tiranías, etc., pero en medio de todo eso, también ha habido: personas felices, bondad, amor, amistad, humildad, sinceridad, movimientos humanitarios, heroísmo, nobleza, etc. Pero ¿sabes qué? Algunos sólo pudieron descubrir lo negativo, mientras otros lograron encontrar tesoros ocultos incluso en la basura, cambiar las tinieblas por luz e inspirar a otros a ser mejores.
Desde la pobreza, en situaciones adversas, con evidentes desventajas, ha habido personas que han desarrollado grandes fortunas. Con baja formación académica se han hecho aportes trascendentes a la Sociedad. Entre los grupos humanos más deplorables han aparecido increíbles ejemplos de grandeza. No es fácil, pero tampoco imposible.
Analiza de qué sueles hablar. Evidentemente en algún momento podrías comunicar malas noticias, amenazas, quejas, críticas, temores, rechazos, reproches, etc., pero calcula si es lo que hablas la mayor parte del día. Todos llevamos luces y sombras en nuestro interior, pero si intercambiar ideas contigo supone sólo cargarse de negatividad, no sería extraño que los demás eviten estar a tu lado.
Incluso si crees que el fin está próximo, que se cumplirán profecías terribles y que la maldad finalmente se impondrá, tú debieras ser una fuente de luz, paz, consuelo, esperanza y amor, porque ya el mundo está lleno de gente anunciando desgracias. Si te molesta ver felices a los demás, examínate; debes comprender que probablemente en tu interior hay heridas que no han dejado de sangrar y si notas que no puedes aportar nada positivo, habla menos y escucha más.
Aunque el sol siga saliendo diariamente, siempre habrá días totalmente nublados. Nuestros períodos más sombríos, suelen preceder a los avances más trascendentales de nuestra civilización. Lamentablemente, a veces tenemos que tocar fondo, para poder empujarnos hacia la superficie.
La historia muestra que cada vez somos mejores. Por más agresivo que veas a tu vecino, no se compara al hombre de las cavernas. Cada vez se tolera menos el genocidio, hace miles de años hasta en la Biblia se aceptaba el exterminar poblaciones enteras, lo vemos cuando antes de una guerra declaraban anatema o herem a un pueblo “que tenía otros dioses” y luego procedían a un exterminio total de todos los seres vivientes que encontraran (hombres, mujeres, niños, animales), hoy en día poquísimos seres humanos aceptarían eso.
En verdad hay mucho dolor, corrupción y destrucción, pero es preciso procurar ser feliz y descubrir lo positivo; siempre será mejor que mantenerse mirando hacia el infierno. Hasta en medio de una crisis terrible, quien pudiera recordar momentos mejores, apreciar un paisaje, jugar con su hijo o acariciar su pareja, estaría en mejores condiciones que quien solo logre pensar en su desgracia.