Introducción

En un escenario global donde la tecnología acelera a un ritmo sin precedentes, la República Dominicana intenta no quedarse atrás en la búsqueda de integración tecnológica en su economía.

El informe "Panorama Laboral 2023″ de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ofrece una visión detallada sobre la situación actual y las perspectivas futuras del sector tecnológico en la República Dominicana y otras economías de América Latina y el Caribe.

El documento incluye un análisis detallado de la situación económica y las perspectivas para la República Dominicana y otras economías de América Latina y el Caribe en 2023. El siguiente resumen presenta las principales perspectivas económicas del país en el sector de tecnologías de la información, proporcionando una evaluación de medio año para avanzar hacia los futuros desarrollos.

Crecimiento económico

La República Dominicana ha mostrado un crecimiento económico notable en comparación con otros países de la región. En 2023, se proyecta una tasa de crecimiento del PIB del 4.3% según la CEPAL, lo que indica una economía robusta y resiliente.

Empleo

La tasa de ocupación ha tenido una recuperación incompleta en comparación con 2019. Existe una tendencia positiva en la recuperación del empleo, especialmente entre las mujeres. La tasa de informalidad laboral ha disminuido ligeramente, pero sigue siendo una preocupación significativa. La informalidad laboral para el segundo trimestre de 2023 se mantuvo alta.

A pesar de los avances, la economía dominicana enfrenta desafíos como la necesidad de reducir la informalidad laboral y mejorar la inclusión económica. Además, las políticas monetarias y fiscales deberán ajustarse para mantener la estabilidad económica en un entorno global incierto.

El documento proporcionado menciona varios aspectos relevantes sobre el impacto de la tecnología en la República Dominicana y otras economías de América Latina y el Caribe.

Impacto de las tecnologías en el mercado laboral

La incorporación de nuevas tecnologías en los mercados laborales de América Latina y el Caribe ha sido desigual y más lenta en comparación con los países de altos ingresos. Esto se debe a la heterogeneidad y desigualdad dentro de la estructura productiva de la región.

Se anticipa una cuarta ola tecnológica relacionada con la automatización y la revolución industrial 4.0, que incluye la digitalización de los procesos productivos, el aumento de los datos y el uso de tecnologías avanzadas para la toma de decisiones.

El índice de preparación tecnológica (Readiness Index), desarrollado por la UNCTAD, evalúa las capacidades de los países para utilizar y adoptar tecnologías. Aunque la región está rezagada en la generación de nuevas tecnologías, existe consenso en la necesidad de preparación para aprovechar estas tendencias.

El índice de Mipymes empleadoras formales, publicado por la Oficina Nacional de Estadística, muestra que, en las secciones y divisiones de actividades económicas relacionadas con programación y transmisión, servicios de información, programación informática, consultoría de informática y actividades conexas, solo existen en el país unas 1,512 empresas con dichas características. Según el mismo índice, solo 36 empresas medianas califican en esta categoría. Este panorama limita las oportunidades de empleo para los nuevos profesionales que no emigran o no pueden incorporarse a las grandes empresas, afectando el tejido de empleabilidad en el sector tecnológico.

Sector tecnológico: oportunidades y desafíos

La adopción tecnológica ha penetrado de manera desigual en la región, afectando principalmente a los trabajadores que realizan tareas rutinarias. A pesar de los avances en la digitalización, aún persisten desafíos significativos. La pandemia de COVID-19 intensificó la digitalización y el uso del teletrabajo en la región. No obstante, es necesario asegurar que estas formas de trabajo constituyan fuentes genuinas de empleo decente.

Para mejorar su competitividad tecnológica, la República Dominicana debe enfocarse en fortalecer las habilidades digitales y las capacidades de investigación y desarrollo (I+D). Estas acciones son cruciales para enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías.

Recordemos que en 2023, la República Dominicana obtuvo una puntuación general de 22,4 sobre 100 puntos en el Índice de Innovación Global (GII), ocupando el puesto 94 de un total de 132 países. Esta es la misma puntuación que el año anterior y la peor puntuación de innovación que el país ha recibido desde al menos 2012.

Otra cara de la innovación la reporta Techcrunch, que indica que el año pasado se registraron más de 3,200 nuevas empresas tecnológicas (startups) con sede en Centroamérica y el Caribe, siendo la República Dominicana el cuatro país con 259, detrás de Costa Rica, Puerto Rico y Panamá. Pero no nos presenta un panorama de impacto para el país, faltan las cifras en la narrativa emprendedora.

Las tecnologías avanzadas tienen el potencial de impactar positivamente en la productividad y en la organización de la producción y el comercio en las distintas cadenas de suministro. Esto representa tanto una oportunidad como un desafío para la región.

Un paso hacia el futuro

La República Dominicana, al igual que otros países de la región, enfrenta el desafío de incorporar de manera equitativa y eficiente las nuevas tecnologías para mejorar la productividad y competitividad en el mercado global, una necesidad cada vez más evidente en la narrativa multisectorial de 2024.

A pesar de los avances comunicados, es crucial seguir invirtiendo en habilidades digitales y capacidades de investigación y desarrollo para asegurar un crecimiento sostenido y equitativo en el futuro. La adopción de tecnologías avanzadas no solo mejorará la competitividad del país, sino que también contribuirá a la creación de empleo decente y al fortalecimiento de su economía en el escenario global.

Pese a lo que puedan reflejar los índices de competitividad e innovación, recordemos que dichas cifras deben contrastarse con otros indicadores del mercado, como la generación de empleo y la inversión para la adopción tecnológica en las empresas.

Este enfoque permitirá a la República Dominicana crear cimientos sólidos para enfrentar los desafíos del siglo XXI y posicionarse como un actor relevante en el ámbito tecnológico internacional. La clave estará en la capacidad del país para adaptarse y evolucionar, pasando de la narrativa social a resultados cuantificables en un mundo cada vez más digitalizado y globalizado.