El año se inicia con buenas noticias para el país. La exitosa participación dominicana en la feria turística celebrada en Madrid, Fitur, donde la República Dominicana se lució, no sólo por el excelente montaje que allí desplegó,  sino por la activa participación del Presidente de la República, en actividades de diversa índole, especialmente en aquellas relacionadas con  nuevas inversiones en el sector turístico y contactos con empresarios e inversionistas que dejaron muy bien posicionado al país  como destino atractivo y seguro para sus proyectos.

La presentación del Plan Maestro para Pedernales y zonas aledañas fue todo un éxito, se espera que este año se inicien la construcción de infraestructuras y facilidades hoteleras, inversiones que cambiarán positivamente al  abandonado "Sur Profundo".

Aunque la variante ómicrom ha provocado un importante aumento de los casos de COVID, los expertos vaticinan que es muy posible que estemos cerca del control de la pandemia a nivel mundial;  de ser esto cierto, veremos cómo los ya crecientes flujos de turistas se incrementan de manera notable, crecimiento que trasmitiría sus influjos positivos a la economía.

Ahora bien, no todo es miel sobre hojuelas, aunque las perspectivas para este año parecen ser buenas, el gobierno se enfrenta a importantes retos y ya se escuchan voces que cuestionan decisiones y auguran momentos muy difíciles.

Uno de los problemas más peliagudos de enfrentar es el de las presiones inflacionarias que en estos momentos afectan a casi todos los países y que aquí han comenzado a manifestarse con un incremento de precios que impacta negativamente el bolsillo de los consumidores, los cuales se quejan de que ya el dinero no les alcanza. Al ser éste un fenómeno importado es poco lo que pueden hacer las autoridades para controlarlo.

Dentro de este mismo ámbito se encuentran los precios de los combustibles, hoy el del petróleo supera los noventa dólares el barril, pronosticándose que podría llegar a los cien dólares, si esto sucediera, las consecuencias para la República Dominicana serían muy negativas y afectarían toda la programación financiera del gobierno. Esto, unido a la terminación del programa de ayudas a los ciudadanos del gobierno norteamericano, que provocaría una disminución de las remesas, y un aumento de las tasas de interés por las medidas que se deben tomar para controlar la inflación, son temas que moderan el optimismo, y provocan que se pongan los pies en la tierra.

Una decisión que está provocando encendidos debates, críticas y controversias, es la  creación del Fideicomiso Público de Punta Catalina; sobre este asunto hemos escuchado disparates de todo tipo y sesudas reflexiones, creemos que el gobierno falló al no explicar de manera simple de que se trata esto, ahora ha comenzado a hacerlo. Para los no familiarizados con esta figura, no es tema fácil de entender, pero ésta es de amplio uso  en la práctica privada, mediante los fideicomisos se entregan bienes o derechos a una entidad para crear un patrimonio separado.

El gobierno está utilizando frecuentemente la figura del fideicomiso, lo acaba de hacer para el programa de la reforma policial, decisión que entiendo no era necesaria. En cuanto al de Punta Catalina, creemos que está plenamente justificado tanto para preservar el activo, como para despolitizar su manejo.

Las críticas y acusaciones que culpan al gobierno de entregar esta generadora al sector privado mediante el mencionado Fideicomiso no tienen ninguna justificación, con una simple lectura del documento queda claro quién es y quién será el único propietario de este bien, el Estado.

Coincido con Bernardo Vega, en que la operación de esta unidad generadora debe estar a cargo de una reconocida, capaz y responsable empresa del ramo, que podría ser seleccionada mediante licitación convocada por el  Comité Técnico existente.