En las primeras semanas del año 2025 se convocará nuevamente al Consejo Nacional de la Magistratura para seleccionar no solo al Procurador General de la República sino también para evaluar y seleccionar a jueces de la Suprema Corte de Justicia. En paralelo, el Senado de la República elegirá a los integrantes de la Cámara de Cuentas, en base a las ternas que le presente la Cámara de Diputados, que tendrá la responsabilidad de realizar el primer filtro y evaluación de los candidatos, lo que probablemente ocurra en el 2025. En ese sentido, el primer trimestre del próximo año se enviará un mensaje fundamental respecto al futuro de la institucionalidad en los próximos años.

La evaluación y selección de esas posiciones es un proceso de extremada relevancia para la estabilidad, y el constante fortalecimiento de nuestra institucionalidad como país, lo cual incide en toda nuestra sociedad, pero especialmente en las inversiones que se puedan realizar en el país, midiendo el riesgo que tenemos ante situaciones adversas que reduzcan el Estado Social y Democrático de Derecho. Por eso, los actores claves en dicho proceso de evaluación y selección deben ponderar activamente cuales deben ser los perfiles idóneos al momento de considerar a los postulantes o candidatos.

No cabe dudas que los servidores públicos deben contar con una serie de cualidades y competencias que garanticen una gestión eficiente y ética en el desempeño de sus funciones para beneficio de la sociedad. La formación académica adecuada es obvia, ya que por lo general suele ser un requisito reglado. Lo otro que siempre se establece, aunque no siempre se pondera efectivamente es la ética profesional, que al menos debe implicar imparcialidad, transparencia y responsabilidad en las decisiones y trayectoria de la vida pública y privada de quienes sean candidatos.

El Consejo Nacional de la Magistratura ni el Senado de la República deben dejar influenciar el proceso de evaluación y selección por las presiones mediáticas, populistas o políticas partidarias (para beneficiar a partidos políticos). Espero que no sucumban a voces que buscan beneficiarse en perjuicio y debilitando la institucionalidad. Por eso, deben tener bien claro y estar consciente, de cuáles son los perfiles que deben buscar para que su selección sea efectiva para beneficio de la sociedad.

Dentro de los aspectos que consideraría evaluar y ponderar al momento de la próxima selección de posiciones relevantes para la institucionalidad del país, en adición a la adecuada formación profesional, conocimiento técnico y experiencia, se encuentran las siguientes: a) compromiso con la integridad y valores éticos tanto en la vida pública como privada; b) actitud transparente en su vida pública y privada. Esto incluye la adecuada declaración de bienes y revelación de posibles conflictos de interés; c) ecuanimidad; d) compromiso con la rendición de cuentas, que implica estar dispuestos a explicar y justificar sus decisiones a toda la sociedad cuando sea necesario; e) compromiso con el respeto y garantía de los derechos fundamentales, en especial la dignidad humana; f) capacidad de trabajo en equipo, empatía y compromiso social; por mencionar algunos aspectos a evaluar que considero fundamentales.

Ojalá, este humilde listado pueda serle útil a quienes tienen la responsabilidad de seleccionar a esos altos perfiles. No es una tarea fácil. Hay muchos intereses de por medio. Pero es necesario que la elección sea lo más idónea posible para beneficio de la sociedad y estabilidad de nuestro país. Analizar el comportamiento público y privado de los candidatos puede proveer informaciones valiosas que ayuden a los honorables Consejeros del Consejo Nacional de la Magistratura y Senadores a realizar una selección idónea.

Me parece que la ética e integridad debe ser uno de los principales motivadores que guíe las decisiones y acciones de un servidor público. Los candidatos seleccionados deben estar conscientes de la importancia de su rol en la preservación del bien común y evitar cualquier tipo de conflicto de intereses que pueda poner en riesgo la integridad de su servicio. En las posiciones a seleccionar, siempre habrá presiones de diversos sectores, sea público o privado. El arte es saber administrarlas y gestionarlas, adoptando las decisiones, en base a su mejor criterio técnico, objetivo, imparcial, íntegro y ético. Aquí radica la relevancia del perfil idóneo.

Los perfiles idóneos contienen aspectos multidimensionales, donde muchas veces las habilidades interpersonales, adquieren un valor incluso más relevante que las habilidades técnicas, principalmente cuando se está en posiciones de poder público y coercitivo, como es especialmente el caso del Procurador General de la República. Esa posición en particular tiene un gran desafío. Debe ser una persona con una firmeza en respetar y garantizar los derechos fundamentales, en especial la dignidad humana, en los procesos judiciales, pero al mismo tiempo estar comprometido con la transparencia y lucha contra la corrupción, investigando técnicamente los actos de corrupción en todos los niveles del Gobierno y sector privado, sin que se le pueda acusar de parcialidad o impulsividad. La ecuanimidad y templanza emocional me parece ser imprescindibles para el futuro de la próxima máxima autoridad del Ministerio Público.

Las personas seleccionadas deben contar con la suficiente legitimidad ante la sociedad, con respaldo amplio de los principales actores de la institución pública donde sea seleccionado. Esta legitimidad que insisto debe ser pública y privada, es importante para que las decisiones que pueda adoptar en el ejercicio de su función sean respetadas y aceptadas, aun cuando puedan existir (y de seguro que las habrá) diferencias de criterios.

Aspiro a que de este nuevo proceso que se avoca conocer el Consejo Nacional de la Magistratura y los Senadores se seleccionen a los candidatos con los perfiles más idóneos para la correspondiente posición, y que los seleccionados estén conscientes de la importancia de su rol en el fortalecimiento de la institucionalidad del país; en la constante construcción de una sociedad más justa; en el  fortalecimiento del Estado Social y Democrático de Derecho, todo lo cual se debe traducir en una mejora de la calidad de vida de todos los dominicanos. En definitiva, el seleccionado no sólo debe ser competente técnica y éticamente, sino que también debe parecerlo y tener una percepción pública y privada… Estoy seguro de que dentro de los candidatos existen perfiles idóneos. Solo falta que sean los afortunados en ser seleccionados.